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El Balenciaga más singular y “atípico” regresa a Getaria

El Gobierno vasco y el museo presentan la cesión de 82 piezas propiedad del Ejecutivo Los trajes, creados entre los años cuarenta y sesenta, nunca fueron vendidos

Una empleada del Museo Balenciaga presenta uno de los trajes que se han sumado a su colección.
Una empleada del Museo Balenciaga presenta uno de los trajes que se han sumado a su colección.javier hernández

Un total de 82 nuevos trajes se suman a los fondos del Museo Balenciaga. Son 82 nuevos vestidos o joyas porque las piezas, cedidas por el Gobierno vasco, encierran una serie de singularidades que las han convertido para el museo en “un regalo excelente”, según recalca su director, Javier González de Durana.

Los trajes, creados durante la etapa “más prolífica del modisto”, entre los años cuarenta y sesenta, nunca fueron vendidos y sólo fueron vestidos por las modelos para su exposición en el taller de París del diseñador. “Aparece en esta colección lo extraño, lo atípico, lo único”, ha descrito González de Durana esta mañana durante la presentación de la cesión, acompañado por el viceconsejero de Cultura en funciones, Antonio Rivera, y la diputada de Gipuzkoa del ramo, Ikerne Badiola.

Rarezas “imposibles de encontrar en el mercado” y que de las manos de Balenciaga pasaron a las de su compañero y ayudante Ramón Esparza, y de ahí, directamente al Ejecutivo autonómico. Cristóbal Balenciaga jugó en aquella época con la volumetría, las formas y los tejidos, experimentaciones, como ha puntualizado el responsable del museo de Getaria, que se pueden observar en las piezas cedidas, y valoradas en un total de 380.000 euros.

Son 10 abrigos, una treintena de conjuntos de día, cinco vestidos de cóctel, una decena de vestidos de noche, nueve blusas, cuatro chaquetas y boleros y capas, entre los que destacan un vestido bordado con piedras y lentejuelas de 1962 y otro en crepe negro con un tirante al hombro de 1967.

Las piezas, la mayoría de ellas ya expuestas en retrospectivas en Madrid, San Sebastián, Bilbao o San Francisco, se irán mostrando al público en sucesivas exposiciones y ayudarán también, según González de Durana, a rellenar los “vacíos” que hasta ahora presentaba la colección del museo en su discurso narrativo. “Son vestidos muy hermosos”, ha añadido el director, con cuya cesión además se viene a cerrar la época oscura del centro.

De hecho, las piezas, guardadas hasta ahora en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, ya fueron cedidas a la Fundación Balenciaga, pero retiradas por su propietario cuando se destaparon una serie de irregularidades en la gestión del centro. Ahora, según el contrato firmado, los trajes permanecerán en el Museo Balenciaga seis años, un periodo de tiempo, según Rivera, que se puede traducir fácilmente por una cesión perpetua de los fondos. “Están en el lugar en el que tienen que estar”, ha añadido el viceconsejero.

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La colección ha sido sometida a un riguroso inventario, ya que los listados que hasta hace tres años manejaba el Gobierno vasco no eran fiables, con lo que los rumores que apuntaban a que algunas de las piezas se habían podo extraviar no se han confirmado. “Se ha dado carpetazo definitivo a un episodio desgraciado que empañó los orígenes del museo”, ha concluido Badiola.

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