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Cortylandia, aliado inesperado de los desahuciados

Los acampados en la plaza de Celenque siguen en su lucha con el apoyo de las familias que visitan el ‘show’ navideño

Papá Noel reparte globos frente a los acampados de Bankia.
Papá Noel reparte globos frente a los acampados de Bankia.SAMUEL SÁNCHEZ

Hora de la merienda en la plaza de Celenque. Cinco de los acampados arrimados al brasero de ascuas sacan de un par de bolsas de plástico una tableta de turrón, unos bollos y unas cuantas piezas de fruta. Mientras José María coloca un cazo de leche a calentar en el rescoldo, Marga reparte los dulces. La tarde noche se aventura fría y estos dos voluntarios pretenden permanecer el mayor tiempo posible con los desahuciados que desde el pasado 22 de octubre se instalaron frente a la histórica sede de Bankia con el objetivo de que la entidad paralizase sus desahucios, les garantizase un alquiler social y les condonase la deuda que contrajeron con el banco para la adquisición de sus viviendas.

A su lado, cuatro compañeros recogen las firmas de todos los viandantes que se acercan a las mesas para apoyar la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que impulsó la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) el pasado mes de abril para modificar la ley hipotecaria. De música de fondo se escucha: “Cortylandia, Cortylandia, vamos todos a cantar alegría en estas fiestas porque ya es Navidad”.

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Desde primeros de mes, los desahuciados comparten espacio con los muñecos animados que cada año por estas fechas cubren la fachada de los grandes almacenes de la calle del Maestro Victoria. Si en un primer momento los acampados vieron con recelo la instalación del espectáculo navideño, en cuanto empezó a multiplicarse el número de firmas de padres y madres que aprovechaban el paso por la céntrica calle para solidarizarse con la causa, Cortylandia se convirtió en su mejor aliado.

“La música nos aburre pero tenemos que reconocer que atrae a mucha gente. Hay días en los que no damos abasto con la recogida de firmas”, explica Dominique Campbel, un estudiante de auxiliar de vuelo involucrado en el 15-M. A primeros de octubre, la PAH contabilizó un total de 400.000 firmas para la ILP. Dos meses después, se han recogido más de 700.000 rúbricas en toda España.

Aunque el medio centenar de desahuciados de Celenque se muestra muy satisfecho por estar contribuyendo con esta causa, recuerdan que su principal objetivo es negociar su situación con Bankia. Lamentablemente, este escollo es más difícil de conseguir. Rafa Mayoral, uno de los abogados de la PAH, asegura que después de dos meses de acampada, las negociaciones con el banco están “bastante bloqueadas”.

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A pesar de todo, desahuciados y voluntarios desarrollan su rutina cobijados bajo las cuatro carpas de plástico con la mayor normalidad posible. Mientras María José González, de 66 años, invita con vehemencia a los transeúntes a que firmen la ILP, Judith Castro, una de las afectadas, de 44 años, ordena los trastos que se acumulan en los escasos metros de acera que ocupan los acampados: decenas de carteles en los que se pueden leer emblemas contra banqueros y políticos, colchas apiladas sobre las sillas, cajas de comida…

Atraída por los carteles, Patricia Cuevas, de 31 años, decide acercarse a una de las mesas para dejar su rúbrica. “No tenía información sobre esta iniciativa pero estoy de acuerdo con ellos: hay que parar esta locura”, explica esta trabajadora social en paro. A diferencia de ella, Demetria Marcos, de 68 años, sí que había visto por televisión la acampada de Celenque. En cuanto se ha recuperado de una operación de ojos, se ha trasladado desde el municipio de Torrelodones para apoyar a los desahuciados. A su lado, sus dos nietos esperan con expectación que los muñecos de Cortylandia empiecen la función.

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