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“No han comercializado con juguetes sino con vidas”

El vecino de Huelva que descubrió que fue un bebe robado indagó por “curiosidad”

“Siento que me han engañado. No mis padres, sino las personas implicadas en ese proceso porque no han comercializado con juguetes sino con vidas”. Éste ha sido uno de los testimonios del relato de un onubense de 47 años, que prefiere ser identificado como Quique y que fue robado al nacer en 1965 en un hospital del norte de España y entregado en adopción en Huelva. Ahora conoce sus verdaderos orígenes porque una prueba de ADN le ha posibilitado encontrar a su madre biológica.

Quique afirmó que sus padres adoptivos nunca le ocultaron que era adoptado, pero que siempre creyeron que fue legal. Un día quiso ir más allá. “Uno siente la curiosidad de averiguar quiénes son sus padres biológicos, pero después, empieza a profundizar y descubre que hay cosas irregulares”. Quique comentó que su partida de nacimiento contenía datos confusos e incluso “contradictorios”. “Por un lado dice que fui abandonado y, por otro, que no”, precisó.

Quique se puso en contacto con la Asociación SOS Bebés Robados de Huelva, porque pensaba en lo difícil que sería la situación para su madre biológica si confirmaba sus sospechas.

Ahora, tras hallarla, se ha topado con una historia cruel: “He podido conocer esta dura realidad”. Quique afirmó que su madre ha vivido estos 47 años sumida en una depresión, “llorando y rezando para que lo que ha ocurrido se produjera”. Quique animó a sus padres adoptivos a hablar y a los biológicos a “hacerse pruebas de ADN”.

La investigación ha durado dos años, aunque no fue hasta hace dos semanas, después de la confirmación de las pruebas de ADN, cuando Quique se decidió a destapar toda la verdad.

“Fue muy bonito porque mis padres vivían con la certeza de que no nos íbamos a ver nunca. Esto se aceleró de un día para otro. Cogí un avión y me fui a conocerlos”, relató. El reencuentro ha supuesto un “cúmulo de emociones” para todos. Ha descubierto que tiene una hermana de 42 años. Todavía estamos haciéndonos a la idea de lo ocurrido”, remarcó este onubense que no ha querido dar datos de sus padres biológicos ni de la ciudad de nacimiento para preservar su anonimato.

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El relato de Quique encierra una realidad oscura y “dura” para las madres a las que les arrebataron sus hijos nada más nacer. “Mi madre me ha contado que ella, que era madre soltera, estaba en una habitación con otras siete u ocho mujeres más y que las monjas no les dejaban ver a los bebés, nada más que para amamantarlos”. Su madre solicitó a las religiosas que gestionaban el centro sanitario “salir a ver a su novio”, quien es el padre biológico de Quique, y éstas la obligaron a firmar un documento. Cuando su madre quiso regresar para ver al pequeño, una de ellas se lo denegó: “Esto no es un centro de venta de rosquillas para pedir bebés”, le espetó. Quique subrayó que su historia certifica lo “tremendo” de lo ocurrido. Y por ello mostró su colaboración para ayudar al esclarecimiento de otros casos.

Por su parte, la presidenta de la Asociación SOS Bebés Robados de Huelva, Esperanza Ordeno, destacó que la historia de Quique “demuestra que el robo de bebés existió” y les alentó a seguir luchando pese al varapalo judicial recibido por la Audiencia Provincial de Huelva que les ha cerrado la vía penal al considerar que los delitos en los que pudieran sustentarse esos casos han prescrito. El colectivo anunció que elevará el caso al Tribunal Constitucional por si se les abriera otra puerta.

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