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Feijóo avisa ahora de que Galicia no empezará a crecer hasta 2015

El presidente consagra la austeridad y pide caminar hacia el déficit cero

 El presidente de la Xunta en funciones, Alberto Núñez Feijóo, (c) junto al delegado del Gobierno, Samuel Juárez, el senador José Manuel Barreiro, el presidente de la diputación de A Coruña, Diego Calvo, y los presidentes del PP de Ourense, José Manuel Baltar y Pontevedra, Rafael Louzán
El presidente de la Xunta en funciones, Alberto Núñez Feijóo, (c) junto al delegado del Gobierno, Samuel Juárez, el senador José Manuel Barreiro, el presidente de la diputación de A Coruña, Diego Calvo, y los presidentes del PP de Ourense, José Manuel Baltar y Pontevedra, Rafael Louzán lavandeira (EFE)

Casi a la misma hora que la OCDE pronosticaba para 2013 una caída del PIB que triplica las previsiones del Gobierno, seis millones de parados para el el año próximo y el siguiente, y advertía de que el camino no pasa por más recortes, Alberto Núñez Feijóo, candidato del PP y alumno aventajado de la austeridad, seguía recetando desde la tribuna del parlamento gallego más de lo mismo para los próximos cuatro años. Feijóo -que el sábado será investido presidente por segunda vez- no solo ratificó su compromiso con el rigor presupuestario y el cumplimiento del techo de gasto fijado por el Gobierno. Prometió que Galicia caminará “hacia el déficit cero” en la legislatura que ahora comienza.

Ese es el plan que, según el aún candidato del PP, encarrilará a Galicia en la senda del crecimiento. “Los gallegos podrán vivir de lo que producen sin endeudar a los gallegos de mañana y dedicar el 100% de los recursos a políticas que estimulen el crecimiento y el bienestar”. Según esa hoja de ruta, la legislatura del crecimiento que los populares anunciaron en los mítines y el programa electoral hace unas semanas quedará partida a la mitad. Empezará en 2015, tras “dos años de transición hacia ese objetivo”. Y todo, según dijo entre grandes aplausos de la bancada popular, porque Galicia es una comunidad “solvente” y a la vez “la más preparada para salir de la crisis”. Junto a la contención del gasto que inició ya en 2009, anunció rebajas selectivas de impuestos para futuros emprendedores y su “austeridad bien entendida” anticipa recortes en las subvenciones de los sindicatos, partidos políticos y la patronal, así como en el número de diputados autonómicos, que bajará de 75 a 61. El presidente en funciones no aclaró si intentará pactar la nueva configuración de la Cámara con el resto de partidos o si pretende aplicar el tijeretazo a los escaños primando los territorios que tradicionalmente votan más al PP, tal y como amagó con hacer antes del adelanto electoral.

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 Su hora y media de discurso tuvo presente al expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero, a quien responsabilizó sin citarlo por su nombre de la crisis económica pero también puso deberes al Gobierno amigo: pedirá a Rajoy que compense los fondos europeos que autonomías como Galicia perderán a partir de 2014 y un nuevo modelo de financiación que prime la dispersión y el envejecimiento de la población.

Del castillo kafkiano a la torre Eiffel

Se había esmerado el presidente en pedir al resto de partidos con escaño que tomen ejemplo de la sociedad y afronten la legislatura con templanza porque “la mayor división de la oposición no debe traducirse en mayor confrontación”. Como si Feijóo temiese lo que se le venía encima. Aunque la respuesta de sus adversarios en el hemiciclo se demorará hasta el jueves, la oposición ya le adelantó ayer, con los micrófonos de por medio, que no comparte la visión de Galicia del presidente en funciones.

Desde el BNG, su portavoz parlamentario, Francisco Jorquera criticó “el discurso de un candidato carente de la más mínima sensibilidade social” y también sin “ambición nacional”. El líder de la coalición Alternativa Galega de Esquerdas, Xosé Manuel Beiras, fue aún más duro y dudó incluso de que su formación sea “capaz” de plantar cara a la derecha gallega. Si no pueden solos los partidos de la coalición, llamarán a la “rebelión cívica para que los echen del castillo kafkiano”. Tampoco el portavoz del PSdeG, Abel Losada, escatimó críticas a Feijóo. Aseguró que las políticas del déficit cero y el recorte selectivo de impuestos “abocan a este país a la pobreza”. Como está convencido de que el presidente en funciones reincide en esta segunda legislatura, el dirigente socialista lo comparó con “el mayor estafador del mundo, Victor Lusting, que intentó vender dos veces la torre Eiffel”.

Sin llamar por su nombre a los recortes, explicó que “las decisiones, por complejas que pueden resultar, tienen una razón de ser y un fin que es el social”. Tras advertir que el cuidado de los servicios públicos no depende “del nombre de un partido” sino de la eficacia de la gestión, lanzó un compromiso para primar a las personas desahuciadas en la adjudicación de viviendas de protección oficial, sin extenderse en los detalles. Su guión de 49 folios ofertó pactos sobre el territorio, el crecimiento, los fondos europeos, el mapa municipal y los servicios públicos. Y reservó unos párrafos para que Feijóo admitiese por primera vez “la incertidumbre” que pesa sobre Novagalicia Banco.

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Un grupo de ganaderos que estos días arrojan su producción de leche como protesta contra los bajos precios habían interrumpido antes la solemne sesión con reproches a Feijóo. Fueron desalojados por los servicios de seguridad antes incluso de que lo ordenase la presidenta, Pilar Rojo.

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