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El historiador que se hizo político

Oriol Junqueras cogió las riendas de ERC hace un año y quiere convertirse en segunda fuerza

Andreu Dalmau (EFE)

Oriol Junqueras (Barcelona, 1969) no es un político convencional. De hecho, todavía está forjando su faceta política, pero sin olvidar su carrera de historiador y sus dotes académicas. Las dos acostumbran a darse cita en sus actos públicos y en sus mítines, que aderezados con su afinado sentido del humor, consigue que su público, ya entregado, se rinda a sus pies, y de paso, se marche de buen humor. 

El candidato de ERC estudió en el Liceo Italiano de Barcelona, es licenciado en Historia Moderna y Contemporánea y doctor en Historia del Pensamiento Económico. Durante años combinó su carrera como profesor agregado en la Universitat Autónoma de Barcelona (UAB) con colaboraciones en varios medios de comunicación.

Su vinculación con el mundo de la política y con ERC se fraguó en Sant Vicenç dels Horts (Baix Llobregat), donde empezó siendo concejal, para hacerse con la alcaldía hace un año y medio, gracias a un acuerdo con CiU e ICV. Junqueras también ha sido eurodiputado de 2009 a 2011 en la coalición Alianza Libre Europea.

Hace poco más de un año sorprendió a todos al aceptar el reto de presentarse como candidato a dirigir el partido, en un momento en que el barco republicano viajaba a la deriva después de dos tropiezos sonados consecutivos en las urnas: las autonómicas de 2010 (en las que perdieron 11 escaños, pasando de 21 a 10) y las municipales de mayo de 2011 (en la que perdió la representatividad en las grandes ciudades menos en Barcelona). Después de este último batacazo, la dirección que encabezaba Joan Puigcercós dimitió en bloque.

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En octubre de ese mismo año se inició la nueva era Junqueras, que con su carácter conciliador, consiguió acabar con las luchas internas de ERC y, con su tono épico, consiguió insuflar renovadas ilusiones a un partido que no dejaba de lamerse las heridas infligidas durante el tripartito. Un mes después de hacerse con el liderato del partido, Junqueras tuvo que afrontar unas elecciones generales, en las que consiguió mantener el tipo y evitar una nueva derrota electoral. Este domingo suponen la prueba de fuego para Junqueras, que debe demostrar hasta qué punto se ha dado carpetazo a esta reciente etapa gris.

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Su actitud dialogante puede ser clave el 26 de noviembre, cuando se empiecen a cocer los primeros acuerdos. Junqueras, que siempre ha tendido la mano a CiU (incluso cuando se convocaron las elecciones propuso hacer coalición con el partido de Artur Mas), puede acabar con el tradicional desencuentro que ha habido entre los líderes de CiU y ERC. Junqueras espera que esta condescendencia se vea recompensada con una alianza para convocar el referéndum soberanista y abrir la puerta hacia la independencia.

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