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Así entró la mafia china en el IVAM

El abogado que asesoró a Gao Ping en la venta de obras al museo es hermano del crítico de la muestra que las exhibió

Ferran Bono
El presunto cabecilla de la mafia china Gao Ping, la directora del IVAM, Consuelo Ciscar, y el comisario  Rafael Sierra, en el IVAM en 2008.
El presunto cabecilla de la mafia china Gao Ping, la directora del IVAM, Consuelo Ciscar, y el comisario Rafael Sierra, en el IVAM en 2008.TANIA CASTRO

El crítico de arte Rafael Sierra ofreció al IVAM organizar una exposición de arte chino. El museo valenciano aceptó la propuesta de este colaborador habitual de su directora, Consuelo Ciscar y, además, compró 61 fotografías en 2008 antes de que se exhibieran. Pagó 440.280 euros a Gao Ping, que ejercía entonces de galerista y ahora está detenido por ser el supuesto jefe de la mafia china de blanqueo de dinero. Ping vendió las obras al museo con el asesoramiento del abogado Alberto Sierra Villaécija, hermano del comisario de la muestra y administrador solidario entre 2007 y 2009 de Espacio Tao, sociedad madrileña dedicada al arte creada por el presunto delincuente chino.

Esta compra de obras y la organización de dos exposiciones en Valencia y Pekín con el presunto cabecilla mafioso ahondan en el entramado de relaciones, vínculos familiares e intereses cruzados en torno a Ciscar y al IVAM, cuyo objeto no parece ser la búsqueda de la excelencia artística.

“Efectivamente, formé parte de Espacio Tao, pero por unas desavenencias en la forma de llevar la sociedad me desvinculé. No mantengo ninguna relación con Gao Ping salvo alguna cosa puntual, como fue el asesoramiento en una venta de obras de arte”, reconoció esta semana el abogado madrileño Alberto Sierra a este periódico. ¿En la venta de 61 obras al IVAM? “Sí, pero no recuerdo bien el número”, añadió Sierra.

Rafael Sierra pertenece al pequeño grupo de críticos, al margen

El hermano de Alberto, Rafael Sierra, fue el comisario, junto con Ciscar, de las exposiciones 55 días en Valencia que organizó el IVAM en 2008 en colaboración con el Iberia Center Of Contemporary Art, presidido por Gao Ping, y también de la muestra del museo Plusmarca, que se exhibió en Pekín. Rafael Sierra pertenece al pequeño grupo de críticos, al margen de los conservadores del museo, que colabora con Ciscar, si bien su relación va más allá de la mera selección de exposiciones.

Antes de conocer el asesoramiento de su hermano, este periódico se puso en contacto con Rafael Sierra. A la pregunta sobre si él había sido el introductor de Gao Ping en el IVAM, respondió: “Eh… Vamos a ver. Yo propuse una exposición de arte chino. Me pasaron mucho material e hice una exposición”. Sobre si podía hacer una valoración de las obras adquiridas al ser el comisario de la muestra que las exhibió, contestó: “En primer lugar, no estoy en el comité de compras. No tengo nada que ver con la compra”. Sobre si el precio pagado es elevado, como han señalado algunos expertos, dijo: “No lo puedo decir. Lo desconozco. No sé la valoración que tenían. Se puede ver a través de los seguros. Las cosas en el mundo de arte cuestan lo que el mercado está dispuesto a pagar por ellas. Desconozco el precio de las cosas. Las fijó un galerista o un centro”.

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Rafael Sierra admitió que había conocido previamente a Gao Ping, que “tenía todos los parabienes del Gobierno chino” y que le fue presentado por “el embajador de China y el agregado cultural”. Incidió en que hace unos años nadie sospechaba nada de él, que fue objeto incluso de una entrevista en este periódico, apostilló. Comparó el caso con el de Mario Conde, que recibió honoris causa hasta que estalló el escándalo. Su hermano Alberto Sierra también indicó que no había presenciado “ninguna irregularidad” en el tiempo que colaboró con Gao Ping, “un hombre aparentemente normal, con muy buenas relaciones”.

En el mismo sentido se expresó Consuelo Ciscar. Sorprendió además al declarar que cuando compra en una galería, no sabe “si el galerista es traficante”, del mismo modo que no sabe cuando va a una carnicería si un carnicero “en vez de matar animales, mata personas”.

Sierra ha sido comisario de exposiciones de Rablaci, el nombre artístico de Rafael Blasco Ciscar,

La directora más longeva del IVAM aseguró que la compra de obras chinas fue “correctísima administrativamente” y que Gao Ping se relacionaba también con otros museos y centros como las Naves del Matadero. Un portavoz de este centro cultural madrileño aclaró a este periódico que ni compra ni tiene obra porque no es museo y que sólo se limitó a ser sede de la exposición Beijing Time en 2010. La comisaria española de la misma Menene Grasz apuntó que sólo pidió a la fundación de Gao tres instalaciones del “interesante” artista Jin Shi.

Este creador no aparece en el catálogo de la 55 días en Valencia, que comisarió Rafael Sierra, cuya vinculación con Valencia se remonta a los años en que Consuelo Ciscar desempeñaba la secretaría autonómica de Cultura, antes de coger las riendas del IVAM en 2004. El crítico fue comisario de una exposición en la Bienal de Valencia y ha sido responsable de numerosas muestras en el museo.

Además, es el director de la revista Descubrir el arte, con la que el instituto firmó un convenio por varios centenares de miles de euros para que Cuadernos del IVAM se distribuyera conjuntamente con la publicación de Unidad Editorial, editora de los diarios El Mundo y Marca, que también colaboró en la exposición Plusmarca. Descubrir el arte premió en 2011 a Gao y Ciscar, entre otros, con una escultura del artista Alberto Bañuelos, que en 2009 expuso en el IVAM, con el comisariado de Sierra.

Éste es también el comisario de exposiciones en varios continentes de Rablaci, el nombre artístico de Rafael Blasco Ciscar, hijo de Consuelo Ciscar y Rafael Blasco, exconsejero y diputado autonómico del PP, imputado por el presunto saqueo de fondos públicos destinados a países en desarrollo.

Sierra compartió, por ejemplo, el comisariado de una exposición por distintas ciudades chinas de Rablaci (cuando aún era estudiante de Bellas Artes) con María Cruz Alonso, compañera de Miguel Sazatornil, la persona a la que el IVAM pagó 71.000 euros al año desde 2008 para ejercer de intermediario en “la gestión de espacios expositivos en Asia-Pacífico”. En el catálogo de la muestra de Rablaci aparece el logotipo de Shanghai International Culture Association (SICA), organismo con el que ha colaborado el IVAM en varias exposiciones. Ciscar siempre ha negado cualquier vínculo entre el museo y su hijo.

Pero el entramado de relaciones

Pero el entramado de relaciones e intereses en el IVAM tiene muchas ramificaciones. Rablaci coincidió con su madre y con Julio Quaresma en la Trienal del Caribe de Santo Domingo en 2010. Quaresma es un arquitecto y artista portugués mimado por Ciscar. Participó en la muestra del museo en Pekin con Gao Ping, entre otras. En 2007, el IVAM le organizó una exposición por varias ciudades brasileñas, ante el asombro de algunos profesionales que se preguntaban por el sentido de que el instituto valenciano promocione en Brasil a un artista portugués que no es precisamente una figura internacional, aunque le haya comprado obra.

Quaresma es un puente con Portugal. Allí, en Cascais, el IVAM firmó un acuerdo con su Centro Cultural para exhibir obra. Allí expuso Rablaci en una muestra colectiva; y aquí, en el IVAM, la hija del entonces alcalde de Cascais, Mónica Capucho, mostró sus aptitudes.

También la hija del arquitecto José María Lozano, miembro del consejo rector del museo y acompañante de Ciscar en su visita de apoyo al ex presidente de la Generalitat Francisco Camps durante su juicio, tuvo la oportunidad de exhibir su trabajo en el proyecto del IVAM para la Bienal de Dakar. Hasta en el Fin del Mundo, nombre de la Bienal de la ciudad argentina de Ushuaia, coincidieron Lozano y Sierra como comisarios y Quaresma como artista bajo el manto del comisariado general de Consuelo Ciscar.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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