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La irrupción de AGE en Galicia crea un referente para toda la izquierda

Los recortes extenderán el modelo a otras autonomías, según sus promotores

 Xosé Manuel Beiras tras conocer los resultados
Xosé Manuel Beiras tras conocer los resultados Cabalar (EFE)

La irrupción de Alternativa Galega de Esquerda (AGE) en el mapa político gallego no tiene precedentes en la historia democrática española, habida cuenta de las circunstancias en que se ha producido, esto es, las prisas con que se formalizó la coalición y la convergencia de dos formaciones, la nacionalista Anova y Esquerda Unida, de cultura política y proyección diferentes más allá de su inicial coincidencia en el espacio de la izquierda. Representa una respuesta puntual a la política de recortes y, por eso mismo, sus promotores están convencidos no solo de su perduración —todo anuncia que los recortes se acentuarán—, sino también de que el modelo se extenderá a otras autonomías y tendrá efectos sobre la propia configuración del Estado.

En el calendario de AGE, el prólogo arranca hace tres años en Izquierda Unida (IU) con sus planteamientos sobre la necesidad de refundar la izquierda para combatir las agresiones que se derivan de la crisis económica y que van laminando las prestaciones sociales. “El debate fue intenso, con muchas reticencias de quienes pensaban que los interesados en la refundación debían sumarse a IU sin más”, señala Yolanda Díaz, coordinadora de la formación en Galicia y flamante diputada. No obstante, añade, la tesis de la confluencia se impuso, fue claramente aceptada por las cinco familias de IU y uno de sus efectos es el de Izquierda Plural en el Congreso, configurado por 13 organizaciones distintas.

En paralelo, en febrero, Xosé Manuel Beiras, escindió su partido, Encontro Irmandiño, del BNG para fundar Anova desde la base, con procesos asamblearios por toda Galicia. El 25 de Julio lanzó su propuesta frentista y Díaz, en sintonía con la dirección federal de IU, se apresuró a coger el guante. La coalición quedó formada en septiembre y el adelanto de las elecciones al 21 de octubre, que el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, decidió contrariando sus propios planes, por indicación de Mariano Rajoy para hacerlas coincidir con las del País Vasco, aceleró todos los procesos en la futura AGE, que adoptó in extremis esa denominación. De hecho, el nombre no ha terminado de cuajar; se le ha llamado indistintamente Alternativa, AGE, “lo de Beiras” o “el de Beiras y Yolanda”, pareja de hecho en la lista de A Coruña y en los principales mítines de una campaña que complementó la falta de recursos económicos con un extraordinario despliegue de voluntarismo de sus simpatizantes, en muchos casos espontáneos. Lo que no hacían las furgonetas que no tenían, se hacía en bicicleta, no es chiste.

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Anova sigue sin tener una oficina propia, aunque dispone de una potente estructura de cuadros repartidos por toda Galicia. EU sí tiene oficinas en las ciudades y sólida implantación en las comarcas de Ferrol y Vigo, pero ninguna en las del interior de Galicia. Pero todos, de una organización y otra, trabajaron “con ostensible cariño”, explica el beirista Martiño Noriega, “y la suma multiplicó”. Con Beiras como gran catalizador de afluencias y emociones en los mítines. Los votos perdidos por PP, PSOE y BNG suman medio millón con respecto a las elecciones de 2009. AGE logró 200.101, el 14%, que creció hasta el 18,3% en las ciudades, donde a piques estuvo de arrebatarle la segunda plaza al PSOE. Los nueve diputados le salieron a razón de 22.233 votos cada uno. El PP, por contraste, aunque fortaleció su mayoría, recibió 135.494 votos menos que en 2009 (17% menos) y le bastó con 15.949 votos de promedio por cada uno de sus 41 diputados. Son datos que realzan la irrupción de AGE, no solo electoral. “El grupo (cinco diputados de EU y cuatro de Anova), cumplirá el programa, no será un matrimonio de conveniencia”, asegura Noriega. “No vamos a defraudar, entrará más gente”.

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