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La última campanada de Aguirre

La presidenta se va en el mejor momento electoral del PP en Madrid y con una indisimulada divergencia con la dirección nacional del partido

Guiomar del Ser
SCIAMMARELLA

Esperanza Aguirre (Madrid, 1952) se apea de la política al comienzo de su tercera legislatura como presidenta de la Comunidad de Madrid, tras obtener el mejor resultado del PP en unas elecciones autonómicas en la región (dobló en votos y escaños al PSM). Una vez más, también para irse, ha sido ella quien ha marcado el paso no solo al equipo de Gobierno madrileño, perfectamente engrasado alrededor de su liderazgo, sino a la dirección de Génova, habituada ya a los desmarques de una de sus dirigentes más populares.

Cuando hace año y medio anunció que padecía cáncer de mama, el rumor sobre una inminente retirada a las puertas de las elecciones autonómicas abrió múltiples escenarios de sucesión en los que ya emergía como probable relevo su mano derecha, el vicepresidente Ignacio González. Pero Aguirre regresó tras una breve convalecencia, revalidó con nota su hegemonía electoral en Madrid y afrontó con un gobierno reducido una primera oleada de recortes que en varios aspectos (particularmente en la función pública) marcó la pauta de los acometidos después por el Gobierno de Mariano Rajoy.

Quienes entonces auguraron el fin de ciclo de la presidenta se toparon con un aguirrismo emergente y fortalecido que se permitió también poner voz al ala dura dentro de su propio partido. No solo, más recientemente, con el caso Bolinaga, sino durante la pasada campaña electoral. Fue ella quien, abrazada al liberalismo del que nunca ha dejado de hacer gala, abrió el melón del copago sanitario, ahora implantado en casi toda España.

Sonadas apariciones

La historia política de Esperanza Aguirre está jalonada de episodios llamativos que han contribuido a la formación de su imagen pública como líder de proyección nacional.

La semana pasada, en el que ya es su último debate sobre el estado de la región, Aguirre ejecutaba otra de las medidas ideológicas que enarboló durante la campaña: la retirada de subvenciones a sindicatos y asociaciones empresariales para dedicarlo a bonificaciones para emprendedores.

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Y abrió el camino de otra de sus cruzadas recientes: la devolución de una parte de las competencias en Justicia como símbolo de la revisión "a fondo" del estado de las autonomías que propugna sin ambages. También queda en su lista de logros la elección de Madrid como sede del macrocomplejo de casinos y hoteles de Eurovegas, un legado que sus sucesores habrán de manejar en el medio y largo plazo. 

Pese a todo, el comienzo del curso político trajo de vuelta a Madrid a una presidenta menos jovial y más crispada ante la prensa que además tuvo que lidiar con el peor incendio que la región ha sufrido en décadas.

Fue precisamente durante su visita no anunciada a las zonas afectadas cuando, sin saber que estaba siendo grabada, Aguirre pidió explicaciones a los periodistas que la esperaban y a su propio equipo de comunicación. Quizá por ello, hoy ha proclamado ufana su satisfacción porque “no se ha filtrado nada” de su adiós, tras 30 años de actividad.

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Sobre la firma

Guiomar del Ser
Es redactora jefa de Producto Editorial y del LAB, el área que se dedica a explorar y aplicar mejoras en la forma de contar historias en la web de EL PAÍS. Lleva enredada en lo digital desde que los periódicos empezaron a navegarse, aunque también se maneja (y desayuna) con la versión impresa. Se entretiene arreglando cosas, también en la redacción

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