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Primera parada de un otoño caliente

Los sindicatos de TMB anuncian huelgas en la Mercè y en la inauguración de la red de buses La huelga se salda con algunos retrasos en Rodalies

Protesta de trabajadores del metro en Barcelona.
Protesta de trabajadores del metro en Barcelona.MARCEL.LÍ SÀENZ

Aún no ha comenzado el otoño y la temporada ya se esboza caliente en lo que se refiere al conflicto laboral entre los trabajadores de autobús y metro y Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB). Ayer, durante la jornada de huelga en el transporte público, que también incluyó a los empleados de Renfe y Adif, los trabajadores del suburbano ratificaron que pararán de nuevo el día 24, en plena fiesta de la Mercè. Los sindicatos de autobuses, por su parte, proponen interrumpir el servicio el primero de octubre, día que se pone en marcha la nueva red de buses de la ciudad.

Las diferencias entre TMB y los trabajadores son prácticamente insalvables. Los empleados se oponen a la aplicación del decreto ley que recorta los salarios de los empleados públicos y que les deja sin el equivalente a la paga extra de Navidad. Desde la empresa sostienen que no se puede negociar una orden que viene impuesta de Madrid. “El problema es que el alcalde, Xavier Trias (CiU), tiene el cinismo de decir que tiene el dinero para pagar nuestras nóminas completas pero no le dejan hacerlo”, explica Miguel Ángel Arias, de la sección sindical de UGT en autobuses. La situación la agrava el déficit de 500 millones de euros que tiene TMB —el Estado ha reducido las aportaciones que hace al contrato programa que financia el transporte— y que el pasado febrero se llegó a un acuerdo con ambas plantillas para cumplir los convenios colectivos. El acuerdo evitó el parón durante los días que se celebraba el congreso mundial de móviles.

Los trabajadores rechazan que se les quite el equivalente a la paga de Navidad

El problema en Renfe y Adif es más amplio. Además del recorte salarial, el Ministerio de Fomento pretende escindir las empresas, según explican los trabajadores. “Lo que Mariano Rajoy pretende es liberalizar Renfe y desdoblar Adif, separando el negocio de la alta velocidad del resto”, explicó José Bravo, secretario general de ferrocarriles de UGT.

La jornada de protesta comenzó ayer temprano. En las cocheras de Zona Franca, desde las 4.30 de la madrugada, los autobuses salieron con normalidad para cumplir los servicios mínimos, pese a la presencia de piquetes formados por unas 50 personas, informa Anthony Coyle. La Generalitat decretó el 33% del servicio en el conjunto del día. De las 6.30 a las 9.30 y de las 16.00 a las 20.00 el servicio de bus y metro funcionó al 50%. En el resto de las horas fue del 25%. En el suburbano, los convoyes fueron más llenos de lo normal, mientras que en los trenes de Rodalies se produjeron retrasos de 45 minutos en la R-16, de 20 minutos en la R-4 y de 25 en la R-2. La situación fue especialmente complicada a primera hora en la línea de Terrassa (Vallès Occidental). “Al menos avisan con tiempo y te lo puedes montar mejor”, explicó Jordi Calvó, uno de los pasajeros que esperaba en los andenes de la estación de Sants.

La mayor muestra de descontento se produjo en la masiva manifestación por las calles de Barcelona. Unos 2.000 trabajadores de TMB, Adif y Renfe paralizaron el centro cuatro horas, según cálculos de la Guardia Urbana. Los organizadores cifran la participación en 2.500 personas.

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Las cifras de la jornada

Los servicios mínimos decretados por la Generalitat para la jornada de ayer fueron equivalentes al 33% del servicio en el conjunto del día.

El volumen de circulación en Barcelona se incrementó en el 3,8% en hora punta respecto a un día normal, explicó el primer teniente de alcalde, Joaquim Forn (CiU). El también gerente de TMB se felicitó por la normalidad de la jornada.

El seguimiento de la huelga en Renfe ha sido del 80%, según Comisiones Obreras. La empresa solo ha dado una cifra global de todo el Estado, el 22%. CC OO cuantificó el seguimiento en Adif en el 60%, mientras que CGT la ha cuantificado en el 95%.

En la manifestación de trabajadores de TMB, Renfe y Adif por el centro de Barcelona participaron unas 2.000 personas, según la Guardia Urbana. CGT contabilizó 2.500.

TMB reportó 15 actos vandálicos durante la jornada. Algunos piquetes dañaron autobuses y rompieron ventanas y retrovisores de los vehículos.

El 24 de septiembre y el 1 de octubre son las fechas previstas para las próximas jornadas de protesta de metro y autobús de Barcelona, respectivamente.

El primer bloque, conformado por los trabajadores de Adif y Renfe, salió de Sants. Al llegar a la calle de Tarragona se encontró con los grupos de autobuses y metro. Había trabajadores de Barcelona Serveis Municipals, también afectados por el decreto ley. Desde allí y al grito de “por un transporte público y social” y “soy busero y quiero mi dinero”, tomaron la Gran Via hasta Pau Claris, para girar por Via Laietana y llegar a la plaza de Sant Jaume. En el recorrido, la manifestación perdió fuelle, pero casi la mitad llegó frente a las sedes del Ayuntamiento de Barcelona y el Palau de la Generalitat. A su paso, se provocaron atascos continuos.

El delegado del sindicato Actub, Faustino Mondragón, explicó que los empleados de autobús plantean convocar una huelga el próximo 1 de octubre, el día que comienza a funcionar la nueva red de autobuses. Jordi Ortiz, secretario de la plataforma sindical de TMB, también señaló ese día como la fecha de otro paro.

Los únicos incidentes fueron 15 actos vandálicos contra autobuses y el intento frustrado de trabajadores de Adif y Renfe de bloquear la circulación de un tren de Rodalies y un tren AVE, que se retrasó 15 minutos. Tuvieron que intervenir los Mossos.

En Girona, los servicios mínimos en la línea que une Barcelona con Portbou se cubrieron con 12 trenes de los 23 que realizan el trayecto en cada sentido durante un día normal, informa Antía Castedo. Los usuarios madrugaron para llegar a la hora al trabajo y a clase. “Me he levantado muy temprano para llegar a tiempo”, explicó Laura Llopis, que vive en Sant Celoni y trabaja en Girona. “He tenido que venir en un Rodalies, que tarda más, aunque pago mi tarjeta mensual para los trenes de media distancia”, protestó.

En la estación de Tarragona la huelga provocó en determinados momentos del día aglomeraciones de pasajeros, sobre todo turistas, quienes desconocían de antemano la protesta, informa Mercè Pérez. A primera hora de la mañana una decena de trabajadores se concentraron frente a la estación para denunciar los recortes bajo el lema Si privatizamos el ferrocarril, todos perdemos el tren. Tras los servicios mínimos pactados, la mayoría de trenes sufrieron alteraciones horarias o cancelaciones. Se vieron afectados los desplazamientos desde Tarragona hasta el parque de atracciones Port Aventura, Alicante y Reus.

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