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El doble copago llega a la botica

La subida del precio de los fármacos ligada a la renta se suma al euro por receta en Cataluña Los compradores, preocupados por que se conozcan sus ingresos

Una farmacéutica atiende a dos clientes en una farmacia de la calle Aragó de Barcelona
Una farmacéutica atiende a dos clientes en una farmacia de la calle Aragó de BarcelonaENRICO BARAZZONI

Soledad López, de 58 años, sale de una farmacia de la calle de Aragó, rebusca en la bolsa y mira su tique. “¿Cómo sabe el farmacéutico lo que cobro?”, se pregunta. Acaba de comprar dos medicamentos, uno hormonal y un tranquilizante, y otros tres productos sin receta. Desde el 23 de junio paga, como todos los catalanes, un euro por receta. Desde ayer, está sujeta también al copago, que incrementa el porcentaje que desembolsar por medicamento en función de la renta. En el resto de España se aplica desde julio.

“Es un abuso, ya estamos pagando bastante con lo que nos quitan de las nóminas”, se queja la mujer. Sobre todo le angustian dos cosas: sus padres, que son mayores y tienen medicación crónica, y su privacidad. “¿Todos deben saber lo que cobro?”, insiste. Las farmacias utilizan un sistema informático, basado en la renta de 2010, que les indica el porcentaje de incremento. En octubre, posiblemente se actualice según la declaración de 2011, explicó el presidente del Consejo de Colegios de Farmacéuticos de Cataluña, Jordi de Dalmases, en Europa Press.

Las farmacias estaban ayer preparadas. Después de la experiencia de la convulsa aplicación del euro por receta el pasado 23 de junio, cuando se cayó el sistema informático, el copago de ayer fue un paseo. “Muchas personas ya lo sabían”, dice Marta Llauradó, de 28 años, que trabaja en una farmacia del centro de Barcelona. Hasta el momento, solo se ha encontrado con el caso de dos enfermos crónicos, habituales de la farmacia, que se han quejado. “Tenían que pagar 2,16 euros y con todos los copagos les ha salido por más de cuatro euros”, explica.

Aunque sin duda la cuestión más peliaguda ayer fue el salario. “Les preocupa mucho que sepamos su renta mensual. Piensan que lo hacemos nosotros, pero va en el tique”, aclaró Llauradó. Los farmacéuticos no tienen acceso a lo que cobran las personas, pero sí saben en qué porcentaje aumenta el precio de los medicamentos para cada cliente.

El copago se aplica por umbrales. Las rentas anuales inferiores a 18.000 euros seguirán sufragando como hasta ahora un 40% del precio del medicamento, que era el tanto por ciento habitual para todos los trabajadores. Quien cobre más de esa cantidad, se hará cargo del 50%. Las personas que ganen más de 100.000 euros, verán incrementado su porcentaje en un 60%. Los pensionistas con rentas no contributivas, que no pagaban nada, deberán abonar el 10%. En cada caso, con un tope mensual máximo.

“Está claro que no sabemos cuánto cobra cada cliente, pero si me sale en el sistema que pasa del 40% al 60%, no cabe duda de que cobra más de 100.000 euros”, explica I. N. M., de 34 años. El licenciado confiesa, casi entre dientes, que teme que los clientes habituales dejen de ir a la farmacia para evitar que sepan su sueldo. “Ya ha habido un señor que me ha dicho que no irá más a la sanidad pública, que prefiere pagar el medicamento entero”, dice. Eso le hace sospechar que está por encima de los 100.000.

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Un tique de una pensionista que debe pagar el euro por receta.
Un tique de una pensionista que debe pagar el euro por receta.E.B.

“¿Y tengo que pagar?”, se queja Montserrat Comelles, de 80 años. “¿Nos lo devolverán?”, sigue. Ella y su hermana han comprado dos medicamentos, y han tenido que pagar los dos euros del pago por receta. “Estoy muy enfadada con el señor [Artur] Mas”, se lamenta Comelles. Y más va a estarlo a partir de octubre, cuando los pensionistas tengan que pagar el 10% del precio de los fármacos, que se sumará al euro por receta.

Octubre es el mes que más preocupa al sector. “Hoy [por ayer] no hemos tenido ninguna incidencia. En la mayoría de los casos, o no les ha subido el porcentaje o es muy poco significativo”, explica Ana Salvador, de 42 años, que regenta una farmacia en la calle de Aragó de Barcelona. Pero cuando tengan que pagar los pensionistas, será otro cantar. “A ellos sí les va a afectar de verdad y le supondrá un problema”, augura. Con ella coincide Esther Morera, de 56 años, que despacha en una farmacia, también en el centro de la ciudad. Morera no se encontró ayer ni un solo caso de nadie que se viese afectado por el copago.

“Le toca pagar un 50% por su renta”, le dice Llauradó a un cliente. Eso se traduce en 0,23 euros de más por el medicamento, más el euro por receta. Francesc Canet, de 48 años y economista, abona inmutable su medicamento. “Ya lo sabía, así que lo pago. No tengo otro remedio”, cuenta. Le “enfada”, explica, pero se resigna. Y eso que es un enfermo crónico. “Creo que [Mariano] Rajoy y [Artur] Mas están haciendo lo que pueden. Me molesta más lo que hicieron los anteriores”, añade. Por ahora, no ha querido ni hacer el cálculo de por cuánto le saldrá el gravamen.

El cobro se está aplicando “con normalidad” y ayer solo se produjeron “pequeñas incidencias” que son las corrientes en la implantación de un nuevo sistema, confirmó el gerente de Atención Farmacéutica y Prestaciones Complementarias del Servicio Catalán de la Salud (CatSalut), Antoni Gilabert.

Pero el Consejo de Colegios de Farmacéuticos de Cataluña (CCFC) volvió a criticar la falta de información proporcionada por la Generalitat en la introducción de los impuestos. “Una vez más, gran parte de la información y la pedagogía la están asumiendo los farmacéuticos, que deben desempeñar una tarea laboriosa para informar adecuadamente de los cambios que se están produciendo”, lamentó, en declaraciones a Efe, su secretaria, Pilar Gascón.

“Ni un solo problema”, fue la frase más repetida en las farmacias visitadas por este diario. Aunque sí se repitieron los lamentos por la situación económica generalizada, que castiga a la población. “Todo el mundo se queja con estas reformas”, indicó otra farmacéutica, que prefirió no dar su nombre. Su compañera se sumó a la crítica: “Están hartos”.

También fue un alivio que la cantidad que los catalanes adeudan al Estado por aplicar un mes mas tarde el copago se haya atrasado hasta septiembre. “Pensábamos que iba a ser hoy”, dijo Llauradó. El martes su farmacia se llenó. Ayer hubo poca gente. “Yo creo que la gente está esperando a cobrar para venir”, aventuró.

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