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El PSC invita a Maragall a dejar el escaño por dignidad y ética

El partido reprocha al diputado el giro "copernicano" que ha hecho El exconsejero de la Generalitat insiste en que no se irá y echa un pulso al partido

Ernest Maragall.
Ernest Maragall.CARLES RIBAS

El PSC ha pedido al diputado socialista y exconsejero de Educación Ernest Maragall que reflexione sobre si debe entregar el acta de diputado tras haber roto la disciplina de voto de voto del grupo parlamentario el pasado día 25 y votar a favor de la hacienda propia para Cataluña, mientras que el resto del grupo parlamentario se abstuvo.

Es una invitación en toda regla a que abandone el escaño que ocupa en el Parlament, algo que Ernest Maragall ya ha anunciado que no piensa hacer. Así las cosas, habrá que ver como evoluciona el pulso que acaba de empezar entre el diputado y el PSC.

El secretario de organización, Daniel Fernández remitió ayer una carta a Maragall en la que le pide que se vaya por “coherencia personal, dignidad política y ética democrática”, y le recuerda la “evolución copernicana” que ha tenido, con relación a la época en que era consejero y reclamaba que las opiniones personales quedaran en segundo plano.

La dirección del partido aprobó ayer de manera unánime abrir la puerta a Maragall para que abandone el Parlament. Y todo ello, al margen de la sanción que le pueda imponer la dirección del grupo parlamentario por votar diferente en el pacto fiscal. Ya lo había hecho semanas atrás votando en contra del proyecto Eurovegas y eso le valió una multa de 120 euros.

El primer secretario del PSC, Pere Navarro, fue quien propuso ayer invitar a Maragall a que deje su escaño y la dirección del partido lo apoyó a pies juntillas, aunque en la rueda de prensa posterior no se precisó el alcance de la decisión. Pero en la tarde de ayer, el diputado recibió una carta del secretario de organización del PSC, Daniel Fernández en la se dice: “Por coherencia personal, dignidad política y ética democrática deberías reflexionar sobre la oportunidad de renunciar al escaño que ocupas”. El número dos del PSC considera que la actuación de Maragall “es incompatible con tu pertenencia al grupo parlamentario socialista”, dada “la importancia del tema, las especiales circunstancias del caso y tus manifestaciones públicas”.

El PSC recuerda a Maragall que la postura sobre el pacto fiscal que él rompió en la votación se adoptó en una reunión del grupo parlamentario celebrada la víspera del plena. En ella participó el propio Navarro y tras un amplio debate se acordó que los socialistas se abstendrían en tres puntos de la resolución que se iba a votar: la reclamación de una hacienda propia, la plena capacidad para ejercer sus funciones y la aportación catalana al Estado por el coste de las transferencias y la cooperación interterritorial.

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En esas tres votaciones se produjeron 25 abstenciones de los 26 diputados socialistas asistentes. Faltaron Celestino Corbacho y Manuela de Madre. De esa manera, el PSC interpretó que Maragall votó a favor en los tres casos en que su grupo se abstuvo y que, por tanto, rompió otras tantas veces la disciplina de voto. Se lo recuerda Daniel Fernández en la carta enviada ayer, cuando le dice: “Tú decidiste en tres votaciones no atender la indicación del sentido de voto de nuestro grupo por parte del portavoz”.

Sin embargo, fuentes cercanas a Maragall lo negaron ayer y dijeron que solo se desmarcó en el tema de la hacienda propia y que en las otras dos votó igual que sus compañeros, si bien los números no cuadran. Las mismas fuentes explicaron que Maragall no aireó su disidencia, sino que se conoció por Twitter al reproducirse una imagen del panel de la votación del Parlament.

En otro momento, Fernández advierte a Maragall: “No es esta carta el lugar ni el momento de reflexionar sobre tu visión de los deberes y obligaciones de un parlamentario socialista”, pero sí le dice: “Has evolucionado copérnicamente respecto a lo que defendías cuando tenías responsabilidades de Gobierno”. La dirección del PSC evoca ahora que algunos diputados socialistas votaron contra su conciencia la Ley de Educación de Cataluña que impulsó Maragall siendo consejero y que votó CiU.

Según la dirección del PSC, Maragall defendía entonces que los posicionamientos personales debían quedar en segundo plano ante la acción política colectiva y los socialistas recuerdan ahora que les costó apoyar, por ejemplo, que pudiera haber conciertos con escuelas privadas.

El divorcio definitivo entre Maragall y el PSC que supone esta invitación llega después de un largo periodo de desencuentros que se inició siendo consejero, cuando calificó de “artefacto” el Gobierno al que pertenecía. Hace unos días, Maragall presentó su propio foro de opinión, Plaça 21, con la intención, entre otras, de cuestionar los planteamientos clásicos de la socialdemocracia. Las medidas disciplinarias que el PSC pueda adoptar contra él si no entrega el acta de diputado y acaba en el grupo mixto acabarán siendo un banderín de enganche del sector más catalanista del PSC, muy crítico con la dirección actual y que ya se está organizando, aunque de manera dispersa, para la batalla interna que se avecina: las elecciones primarias para elegir el candidato socialista a la presidencia de la Generalitat.

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