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Los fuegos del Empordà siguen activos tras arrasar miles de hectáreas

Mueren tres personas, una de ellas por un infarto, y dos al lanzarse por un acantilado en Portbou Interior eleva a 24 los heridos, de los cuales 15 se hallan en estado de gravedad "Todo apunta a que ha habido imprudencias manifiestas", apunta el presidente Artur Mas Restablecidas las principales conexiones con Francia por tren y carretera

Incendio forestal cerca de Llers (Girona)
Incendio forestal cerca de Llers (Girona)PERE DURAN (EL PAÍS)

La comarca del Alt Empordà, en Girona, ha vivido una noche de angustia ante el avance del fuego sin control. La zona vive desde el domingo por la tarde una situación límite, con uno de los dos fuegos —el que se inició en La Jonquera— ardiendo sin control, el cielo cubierto de una gigantesca nube de cenizas, la tramontana soplando con rachas de 90 kilómetros por hora y los equipos de emergencias desbordados, sin “capacidad de reacción, contención y extinción” ante la inmensidad de las bolas de fuego que se les venían encima, según informó ayer el consejero del Interior catalán, Felip Puig.

Las consecuencias se dibujan en una dramática sucesión de cifras: tres muertos; al menos 24 heridos (15 de ellos graves); 140.000 vecinos —toda la comarca de Alt Empordà— confinados en sus casas durante toda la noche, 13.000 hectáreas afectadas por las llamas, y muchas las vías de comunicación cortadas. La carretera N-260 volvió a permitir el tráfico durante la madrugada y la AP-7 fue reabierta en sentido norte a las 6.30, pero sigue cortada la N-II entre los kilómetros 736 y 779 de La Jonquera, la carretera GI-500 entre los kilómetros 0 y 3 y la G-501 a su paso por Agullana, la GI-504 entre los municipios de Terrades y Agullana y la GI-610 a su paso por Vilajuïga, según la Generalitat. Los Bomberos de la Generalitat concentran esta mañana sus esfuerzos en el flanco derecho del fuego, ya que las previsiones meteorológicas indican que se producirá un cambio en la dirección del norte, que podría hacer aumentar el perímetro afectado por el fuego en esta dirección.

La circulación de trenes AVE, incluyendo la de servicios internacionales, se interrumpió ayer y su restablecimiento no está previsto, "como pronto" hasta este lunes al mediodía, según Renfe, aunque la Generalitat ha informado de que la línea Portbou-Figueres-Barcelona "reúne las condiciones de seguridad para ser reabierta". Los trenes entre Girona y Figueres volvieron a funcionar a las once de la noche del domingo.

Figueres ha recibido a unas 400 personas en su centro de acogida, y medio millar de personas han pasado la noche en dos pabellones de Llancà. En Colera, 300 personas se han refugiado en las instalaciones del pabellón, mientras que en Figueres ha sido un centenar y en Roses, unas 40. Unas 1.700 viviendas se quedaron sin línea telefónica en varios municipios del Empordà, y un total de 3.200 residencias, sin luz.

Las escenas más dantescas del incendio se han vivido en la angosta carretera, colgada sobre el mar, que transita desde Portbou hacia la frontera con Francia. Unos cincuenta vehículos se vieron rodeados por las llamas. Sus ocupantes huyeron a pie a través de la montaña. Casi todos lograron llegar al pueblo, pero una familia francesa de cuatro miembros quedó atrapada entre las llamas y un imponente acantilado. Saltaron. Dos de ellos, el padre y una hija, de 60 y 15 años, respectivamente, murieron ahogados tras sufrir múltiples fracturas en la caída por los golpes contra las rocas. La mujer y otros dos hijos de la pareja, heridos, sobrevivieron.

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Otro hombre, de 75 años, falleció de un infarto cuando vio que las llamas rodeaban el jardín de su casa. De los 24 heridos, nueve resultaron afectados por el fuego de La Jonquera, entre ellos un ciudadano francés de 64 años que quedó atrapado por las llamas en una carretera local y sufrió quemaduras en el 80% del cuerpo. Otra de las heridas es una niña de 8 años, en estado grave por politraumatismos.

El fuego de Portbou, iniciado sobre las siete de la tarde del domingo, entró en fase de control tres horas más tarde, tras arrasar unas 50 hectáreas y obligar a cortar la carretera C-16. Todo lo contrario que el iniciado sobre la una de la tarde al norte de La Jonquera, justo en el límite entre Francia y España. Las llamas, empujadas por el fuerte viento, crecieron con fuerza hacia el sur, hacia Figueres. Este fuego ardía a las once de la noche sin control tras haber arrasado buena parte de un perímetro de unas 13.000 hectáreas.

“El incendio está totalmente fuera de control”, admitió la tarde del domingo el consejero de Interior catalán, Felip Puig, que agregó: “La catástrofe desborda las capacidades de reacción de los bomberos”. Por ello, estaba prevista la llegada de 200 bomberos procedentes de la base de Zaragoza, 150 de Valencia y 50 de Madrid, además de 400 efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) del Ejército.

Las previsiones meteorológicas indican que el fuerte viento, que impidió actuar a los efectivos aéreos, seguirá soplando hasta el lunes al mediodía. El peor temor de la Generalitat es que las llamas se extiendan hacia la comarca de la Alta Garrotxa, una zona boscosa y montañosa, en la que 25.000 hectáreas estarían en riesgo. Los incendios son los más graves que se han registrado en la zona desde 1986, ha reconocido Puig.

Como hipótesis del origen tanto del fuego iniciado en La Jonquera como el de Portbou, el presidente de la Generalitat, Artur Mas -que se desplazó a la zona afectada- ha mencionado conductas "absolutamente imprudentes" de conductores que lanzaron colillas por la ventana de sus vehículos. En ambos incendios las llamas han surgido a pie de carretera.

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El fuego de La Jonquera empezó sobre la una de la tarde muy cerca de la frontera y se expandió con rapidez hacia el sur espoleado por el viento. Obligó a confinar en sus domicilios a los habitantes de nueve localidades, una recomendación que la Generalitat extendió a las nueve de la noche a todos los habitantes del Alt Empordà, a los que recomendó tener a mano un kit de emergencia por si debían ser desalojados.

Los Mossos d’Esquadra desalojaron una casa de colonias, de donde 74 niños y 17 adultos fueron evacuados, y a los trabajadores de una empresa de la AP-7. En el lado francés de la frontera, el fuego quemó 10 hectáreas y obligó a cortar las autopistas A-9 y D-900.

Las escenas de pánico fueron constantes en la zona durante toda la tarde. “Hay mucho humo, no se ve nada”, decía Josep, responsable del restaurante El Corral de Llers, en Llers. “El fuego viene hacia el sur y los mossos nos dicen que tenemos que salir, supongo que hacia Figueres”, explicó el hostelero sobre las siete de la tarde.

Núria Peitaví, que reside en una masía a 500 metros del núcleo urbano de Capmany, apuntaba el domingo que “entre los vecinos” habían decidido quedarse en casa antes de que lo recomendara Interior. “Mis padres han regado los alrededores de la finca, y mi padre está fuera, vigilando”, relató por la tarde antes de que la situación se agravara y que toda su familia, excepto ella y su hijo de cuatro meses, fueran al pueblo a ayudar a extinguir las llamas. A esa misma hora, Marc Mates, de Agullana, trataba de llegar, sin éxito, a su masía en coche. “¡Está todo cerrado, me dicen que no puedo llegar!”, exclamó. Casi todas las carreteras locales y caminos quedaron cortados o colapsados.

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