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La maraña dinástica del baltarismo

Al calor de Esgos, el pueblo en el que nació el exbarón del PP, se ha forjado el poder local de otras familias

INFOGRAFÍA EL PAÍS

Las dinastías familiares vinculadas al PP que forman el entramado laboral de la Diputación de Ourense tienen su paradigma en el Inorde (el Instituto ourensano de desarrollo económico dependiente de esta institución). Y también en Esgos, esencia del baltarismo y principio y fin del exbarón: lugar de nacimiento y en el que ordenó construirse un panteón. En su municipio natal quedó inmortalizado ya en el año 1997 cuando el entonces alcalde, Manuel Ángel Rodríguez, decidió vincularlo al pueblo para siempre y le puso su nombre y apellidos a la piscina y al polideportivo, subvencionados ambos por la Diputación que el homenajeado presidía. Después lo elevó aún a la categoría de hijo predilecto.

 El histórico excalde de Esgos rindió culto al poderoso vecino —cuando éste era presidente provincial de su partido y de la Diputación— mientras creaba su propia estirpe política en el municipio más baltarista de la provincia y, por ende, en la institución provincial.

Manuel Ángel Rodríguez consiguió ver empleados a sus tres hijos en la Diputación, a una sobrina en el Ayuntamiento de Nogueira de Ramuín —el otro municipio fetiche del baltarismo en donde el fundador de la dinastía nació como alcalde a la política y desde donde dio el salto a la institución provincial en la que se ha perpetuado ahora a través de su vástago—, a un sobrino, José Manuel Rodríguez González, en la gerencia del Inorde y a otro más, Mario Rodríguez González, en la misma alcaldía de Esgos que él ostentó. La hija del gerente del Inorde encontró empleo fuera del ámbito de Esgos pero vinculado igualmente a la Diputación: es gerente del centro empresarial transfronterizo de Barbadás, el Ayuntamiento del que es alcalde José Manuel Freire Couto, presidente del Inorde y jefe, por tanto, del progenitor de la técnico empresarial.

La piscina y el polideportivo del pueblo llevan el nombre del exbarón

Entre los dos parientes Rodríguez regidores del Ayuntamiento de Esgos hubo un lapso de siete años. La alcaldía quedó entonces en manos de la familia Baltar: Manuel Blanco Pérez, el cuñado del exbarón y tío del actual presidente de la Diputación y del PP, José Manuel Baltar Blanco, la mantuvo entre 2003 y 2010. Su sobrino lo custodió desde la tenencia de alcaldía —entre idas y venidas al Parlamento gallego que compatibilizaba con la labor municipal— a través de un escaño que le permitió obtener acta de diputado provincial (suplente) y, en última instancia, y tras una cadena de renuncias de sus compañeros de grupo, alcanzar por aclamación de su partido la presidencia de la Diputación en la que sucedió a su padre.

En su pueblo natal de Esgos José Luis Baltar es aún mucho más de lo que ha sido en la provincia de Ourense. En alguno de los númerosos mítines electorales que el “cacique bueno” celebró en su municipio adiestraba a sus vecinos en la práctica de la petición política de favores. Los arengaba desde el estrado instándolos a que, si tenían a algún paciente en lista de espera en el hospital público, acudieran a su despacho a pedir un enchufe. "¡Y si no os recibo, dais una patada en la puerta!", los exhortó en una ocasión a abordarlo por las bravas para la consecución de una prebenda.

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El fundador del baltarismo sigue vinculado a Esgos. Ahí se ha construido un panteón, un chalé y el afecto del vecindario que le regala cerradas mayorías absolutas y que el pasado 25 de junio se congregó en la Plaza da Souteira para rendirle el enémiso homenaje tras su jubilación y el traspaso consumado de todos sus poderes a su hijo. Ante los 400 vecinos que acudieron a honrarlo, el alcalde actual —el sobrino de quien inmortalizó al exbarón bautizando las obras públicas con su nombre— glosó las virtudes del fundador del baltarismo con un fervor escueto: “Es una persona muy querida por todos, al margen de ideologías”.

Baltar exhortaba a sus paisanos en los mítines a que le pidieran favores

Mario Rodríguez llegó a la alcaldía de Esgos en las elecciones de 2011. En plena crisis, con Feijóo enarbolando el eslogan de la austeridad, el regidor no se puso sueldo. Cobra de la mancomunidad de la Ribeira Sacra, subvencionada íntegramente por el Inorde que gestiona su hermano José Manuel. Desempeña un trabajo de técnico por el que cobra del Inorde (este es el único organismo del que se nutre la mancomunidad) aunque los alcaldes consultados por este diario aseguran que carece de actividad y que está abocada al cierre.

La única noticia que ha trascendido en los últimos años de este ente supramunicipal ha sido la del respaldo que el presidente, el teniente de alcalde de Pereiro de Aguiar, Manuel Doval, hizo público a la ampliación del aprovechamiento hidroeléctrico de bombeo de Santa Cristina, —el proyecto más ambicioso de Iberdrola para esta zona declarada Lugar de Interés Comunitario (LIC) e integrada en la Red Natura y que implicaba horadar la montaña para ampliar de nuevo el embalse de Santo Estevo y construir una nueva instalación hidroeléctrica— amparándolo en la creación “de gran número de empleos” para algunos de los ayuntamientos de la mancomunidad.

Un consorcio muerto

Inactividad

El Instituto Ourensano de Desarrollo Económico (Inorde) destinó 30.000 euros en noviembre de 2011 a la mancomunidad de la Ribeira Sacra. La finalidad de la partida era el “programa de desarrollo agroforestal 2010-2015”, aunque los alcaldes consultados por este diario de los municipios que integran este ente supramunicipal, desconocen el desarrollo de esta actividad.

El técnico de la mancomunidad y alcalde de Esgos, Mario Rodríguez, reconoce la inminente muerte de esta asociación de municipios. “No creo que dure más de un mes, el Estado no quiere las mancomunidades”, sostiene. Sus compañeros en este ente sostienen que “nunca se ha hecho nada; se habló hace más de un año de potenciar productos como el vino o la castaña, pero se quedó en eso, solo palabras”.

En diciembre de 2009, el gernte de Inorde anunció la potenciación de los productos autóctonos de la provincia. Contaba para ello, precisó, con la financiación de un programa de la Unión Europea por importe de 600.000 euros distribuidos en dos anualidades y precisó que una de las zonas elegidas era la Ribeira Sacra, en donde pretendía potencia la viticultura en una comarca en la que el vino se ha convertido en el principal sector productivo.

La mayoría de los regidores que forman parte de la mancomunidad de la Ribeira Sacra desconocían incluso que sus municipios pertenecían a este organismo supramunicipal subvencionado por el Inorde hasta que el presidente del consorcio, el teniente de alcalde de Pereiro de Aguiar, Manuel Doval, los convocó el año pasado a una reunión. Buena parte de ellos salieron convencidos de que la mancomunidad estaba condenada a muerte.

La práctica totalidad de los municipios incluidos en ella contrataban ya los servicios a la mancomunidad de ayuntamientos voluntarios de Ourense en la que están todos ellos inscritos. No entendieron el motivo de la creación de este ente.

El regidor de Esgos ha negado, en declaraciones a este periódico, que cobre del instituto de desarrollo económico que gestiona su hermano. “Cobro de la mancomunidad”, precisó, obviando que ésta está financiada exclusivamente por el dinero que aporta el Inorde ya que ninguno de los ayuntamientos que la integran han cotizado nunca. Sus aportaciones se han dedicado a la mancomunidad voluntaria de Ourense que le presta los servicios.

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