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“Estoy feliz, ‘La esclusa’ no encajaba en mi colección”

Carmen Thyssen inaugura un nuevo centro en Sant Feliu de Guíxols con 53 de sus obras

José Ángel Montañés
Carmen Thyssen, junto a una obra de Ramon Casas.
Carmen Thyssen, junto a una obra de Ramon Casas.PERE DURÁN

Carmen Thyssen se ha convertido en estos últimos días en asidua, aún más, de los medios de comunicación. Tras la venta en subasta el martes de La esclusa, obra maestra del inglés John Constable, que alcanzó algo más de 27 millones de euros —23,5 para la baronesa—, presentó este jueves el nuevo Espacio Carmen Thyssen, situado en el monasterio de Sant Feliu de Guíxols, la localidad de Girona donde tiene una de sus viviendas. El acto también sirvió para inaugurar la exposición (el acto oficial será el sábado) Paisajes de luz, paisajes de sueño. De Gauguin a Delvaux,con 53 obras de autores catalanes como Anglada Camarasa, Casas, Fortuny, Nonell, Saura y Tàpies, y pintores internacionales como Estes, Grifford, Kensett, Linder, Vlaminck, Boudin y Gauguin, todas de su colección privada, que podrán verse hasta el 7 de octubre.

La venta del martes marcó el acto. “Todo el mundo sabe que renuncié a parte de la herencia de mi marido para conseguir que la colección se quedara en España. Nunca hubiera vendido una obra de él, pero esta me pertenecía y no encajaba en mi colección. Si al barón no hubiera querido que la vendiera, la habría puesto entre sus cuadros. No he destrozado mi colección”, aseguró.

'Thank You', de Richard Lindner, una de las obras expuestas.
'Thank You', de Richard Lindner, una de las obras expuestas.PERE DURAN

“Me siento tranquila. Un coleccionista pierde una obra de arte y le sabe mal, pero la vida sigue”, dijo ante el cerca de centenar de medios acreditados. “Las críticas no me importan porque Francesca [la hija de su marido] vendió 18 obras de su padre a los tres meses de morir este. Ella no es coleccionista, es marchante y representa a artistas carpinteros, mientras que lo que diga Norman Rosenthal, su asesor artístico [que dimitió como patrono del Museo Thyssen], no me merece respeto”. Han sido dos de las perlas que la baronesa ha lanzado a los más críticos con la venta, que han calificado de “catastrófica” y “movida solo por lo económico”, además de cuestionar su papel al frente de la fundación.

La baronesa ha explicado que tardó tres años en tomar la decisión y que desde el primer momento lo ofreció al ministerio para que lo comprara. “Pero, naturalmente, no podía ser”. En cuanto a su falta de liquidez, ha asegurado: “No me avergüenza reconocerlo. Soy un ser humano”.

Relajada, la coleccionista asegura que la venta le permitirá “tener más margen para comprar”, algo que no ha dejado de hacer, según se puede ver en la exposición, donde cuelga un martí alsina y un llimona comprados en los últimos meses.

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Hace unas semanas se supo que junto al Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), en uno de los pabellones modernistas propiedad de la Fira de Barcelona, existía la intención de crear un nuevo centro con un buen número de las obras de su propiedad. La Caixa, que abonará los cinco millones anuales del alquiler de las obras, estaría detrás de la operación. Tras asegurar que se enteró tras leerlo en la prensa, reconoció los contactos, pero añadió que no hay nada en concreto. “El pabellón es espectacular y está nuevo. Lo he visitado, tal como se ha publicado”, confesó. “Quizá este sábado hablaré con Mascarell”, dijo sonriendo, en referencia al acto de inauguración al que acudirá el consejero de Cultura.

Tengo unos mil y pico cuadros. Hay obras para todos los centros”

“Mi deseo es estar en Cataluña, porque soy catalana”, dijo. Pero aclaró: “Eso no implica vaciar los otros museos de Madrid y Málaga. Hay obras para todos, tengo unos mil y pico cuadros. Lo de Barcelona no invalida nada”. Carmen Thyssen ha asegurado que tiene intención de reunirse con Pepe Serra, director del MNAC, para hablar de los planes del nuevo pabellón. “Cuando nos instalamos en Madrid se nos miró con recelo, pero la unión del Thyssen, el Prado y el Reina Sofia han hecho de Madrid la capital del arte. En Barcelona puede pasar lo mismo”. “La cesión de las obras sería un alquiler. Ya me toca, tengo herederos y he de dejar las cosas bien”, aseguró.

Con respecto al MNAC, la baronesa anunció que no renovará el convenio que firmó con la Generalitat en 2004 y que venció en 2010, por el que se comprometía a depositar algunas de sus obras en el primer museo catalán. A lo largo de los años, digustada por cómo se exhibían las obras, se las ha ido llevando con la excusa de que las utiliza en exposiciones. De hecho en San Feliu se pueden ver 4 de los 27 cuadros que llegaron a estar colgados en el museo de Montjuïc. De los centros de Madrid llegan 47 pinturas, y del de Málaga, solo dos.

En cuanto al nuevo centro de Sant Feliu, que funcionará mientras el museo que está previsto construir junto al monasterio esté aparcado por la crisis, ha confirmado su intención de programar todos los años, al menos, una exposición temporal, la próxima será sobre uno de sus autores favoritos: el pintor Josep Amat.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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