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Susana Díaz entra en la pugna por el control del PSOE de Sevilla

La consejera de la Presidencia quiere seguir sentada en la ejecutiva regional

Lourdes Lucio
Susana Díaz.
Susana Díaz.GARCÍA CORDERO

Una de las reglas invariables en el PSOE es que sin poder orgánico la vida política de cualquiera es muy inestable. Depende de que te quieran no de lo que valgas. Los buenos escaladores de los partidos lo saben y Susana Díaz, que es una extraordinaria alpinista, conoce esta norma desde que empezó a militar en las Juventudes Socialistas de Andalucía. La actual consejera de la Presidencia e Igualdad, dejará de ser la secretaría de Organización del PSOE andaluz en el 12º congreso regional que comienza este viernes, es decir, ya no será la número dos del partido, pero quiere seguir manteniendo intacta su capacidad de influencia en la organización socialista.

Díaz presentará este martes su candidatura al PSOE de Sevilla en un acto en la sede provincial al que están siendo convocados muchos cargos institucionales. No será la única persona que optará al puesto ya que se da por hecho que el alcalde de Alcalá de Guadaíra, Antonio Gutiérrez Limones, también aspirará a él en un congreso que se celebrará una semana después del andaluz. Como ocurre siempre en esta agrupación, las diferentes tribus —que se han enemistado y hecho las paces entre ellas tantas veces que es imposible seguirles la pista— se disponen ahora a trenzar nuevas alianzas.

Gutiérrez Limones también aspirará a liderar el PSOE de Sevilla

La agrupación del PSOE de Sevilla está hecha un desastre, aunque siga ganando elecciones. La dirige una gestora desde que un frío domingo de febrero dimitiera José Antonio Viera como secretario general por ver menoscabada su autonomía y denunciar “presiones” a la hora de elaborar la lista electoral al Parlamento andaluz.

Cuando Griñán logró contra pronóstico formar Gobierno de coalición con IU en Andalucía, nombró a Díaz consejera de la Presidencia, pero ese puesto acarreaba dejar la sala de mando del PSOE de Andalucía. Díaz lleva la coordinación del Gobierno y, lo que es más importante, el día a día con Izquierda Unida, donde el manto del poder empieza a pesar mucho por tener que apoyar decisiones a las que a sus diputados les gustaría votar en contra. Es decir, que no se sabe lo que durará la coalición.

Sus adversarios internos aseguran que la decisión de Díaz de optar a la secretaría del PSOE de Sevilla se ha debido a que ha intentado sin éxito seguir como número dos de la ejecutiva regional como vicesecretaria. Y al errar en esta previsión se “ha refugiado” en Sevilla. Al anunciar su candidatura, Díaz manda el mensaje de que deja, por deseo de Griñán, el puesto más relevante del PSOE andaluz pero que su desnudez orgánica va a durar solo una semana, si es elegida secretaria general de Sevilla. Además, seguirá en la ejecutiva regional en un puesto más simbólico que de gestión como puede ser el de una vocalía. “Estará en la ejecutiva regional como sea”, dijeron fuentes próximas a Díaz. El PSOE de Sevilla no una agrupación más, es el 25% del PSOE andaluz. Y desde esa atalaya y la Consejería de la Presidencia para lo que vaya a ocurrir en el universo socialista en un futuro la influencia es multiplicadora.

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