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La crisis duplica el riesgo de exclusión entre jóvenes

Uno de cada tres está en riego de pobreza, según el INE. El 70% de inmigrantes no puede afrontar gastos imprevistos

Lorena Jiménez y David Parra, a la espera de alimentos.
Lorena Jiménez y David Parra, a la espera de alimentos. JOSÉ JORDÁN

Lorena Jiménez, de 32 años, nunca tuvo problemas para encontrar trabajo. Tenía una hipoteca, una vida encarrilada y una experiencia como enfermera veterinaria que le permitía encadenar contratos con facilidad. Irrumpió la crisis. Se quedó en el paro. Y su vida se fundió en negro. “Jamás me habría visto aquí”, relataba esta semana desde el Banco de los Pobres, donde acude a recoger comida para sus padres pensionistas. Ahora vive con ellos. En la misma cola de los nuevos pobres, David Parra, de 29, carga arroz y conservas. Con 420 euros de ayuda familiar apenas puede pagar el alquiler. Tiene que alimentar a su hija de dos años “¿Cómo quieren que nos fiemos de los políticos?”, afirma este simpatizante del 15-M.

Los jóvenes valencianos sufren la cara más despiadada de la crisis. Uno de cada tres (258.000) está en riesgo de pobreza, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), y el porcentaje de menores de 30 años que bordean la exclusión se ha duplicado desde el inicio de a recesión, según el informe Pobreza y privación en la Comunidad Valenciana, que revela que uno de cada cuatro jóvenes que antes sustentaba un hogar está desempleado. Las mujeres son más vulnerables en esta franja de edad. Su riesgo de pobreza es el doble.

La población inmigrante en la Comunidad Valenciana (18%) encaja con dureza el coletazo de la crisis. Uno de cada tres extranjeros está en riesgo de pobreza y el 70% no puede afrontar gastos imprevistos, según el INE. La hondureña Berta Fernández, de 53 años, pone cara al drama estadístico. Un año en España y una semana acudiendo a la Casa de la Caridad de Valencia. José Luis Rodríguez, de 54 años, todavía no ha cruzado la línea crítica. Perdió su empleo como instalador de parqué con el desplome de la construcción y su familia sobrevive con 426 euros. Como Beatriz, su esposa, cree que no encontrará trabajo nunca. “¿Y a nosotros quién nos rescata?”, se preguntan al alimón desde la cola del Servef. Pertenecen a los 200.000 hogares de la Comunidad con todos los miembros en paro, que crecieron un 5,2% en el primer trimestre del año.

“Ya no me fío de nadie, este país no tiene salida”, dice Emilio José

Perder la vergüenza y el miedo al qué dirán le costó lo suyo a Emilio José, de 47 años. Desde que le despidieron del bar donde trabajaba como camarero hace cuatro años, sale cada noche a recoger chatarra por el centro de Valencia. Los 413 euros que percibe y los trabajos puntuales de mozo de almacén o estibador no dan para mantener a sus tres hijos de nueve, siete y cuatro años. Teme que la Generalitat reclame su custodia. Y se plantea empezar de nuevo en Ecuador, de donde partió su esposa para buscarse la vida. “Ya no me fío de nadie, este país no tiene salida”, afirma.

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