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Dos quioscos de Retiro, para la misma empresa que explota los de Madrid Río

El Ayuntamiento de Madrid resuelve el polémico concurso de los cinco establecimientos Los antiguos adjudicatarios se encerraron en protesta por la subida de las tasas

Elena G. Sevillano
Protesta de los hosteleros de El Retiro por las nuevas condiciones para adjudicarse las contratas de los puestos de bebidas y aperitivos.
Protesta de los hosteleros de El Retiro por las nuevas condiciones para adjudicarse las contratas de los puestos de bebidas y aperitivos.CRISTÓBAL MANUEL

Los cinco quioscos con terraza del parque del Retiro cuyas concesiones caducaron hace más de un año ya tienen nuevos dueños. El Ayuntamiento ha adjudicado la explotación por 10 años de los "bares miradores" a una empresa y dos particulares. La empresa, Casa Remigio, es la misma que explota todos los establecimientos de restauración de Madrid Río. Una resolución del gerente del distrito de Retiro del 8 de mayo pasado le adjudica los bares número 1 y número 3, es decir, el quiosco situado la entrada de la avenida de Menéndez Pelayo y el que está junto a la fuente egipcia y el estanque, en el paseo de Venezuela.

El Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid publicó el resultado del concurso el sábado pasado. Otros dos quioscos, el 4 (junto al estanque) y el 7 (frente al paseo del Duque de Fernán Núñez), los explotará Iván Adrián Moreno Sánchez. El último, con el número 6 (junto al estanque y frente al paseo de Argentina), es para Diego de la Barrera, que ha ganado ya varios concursos con el Ayuntamiento de Madrid, entre ellos las cafeterías de centros culturales y deportivos.

Los antiguos adjudicatarios de los quioscos llevan meses en pie de guerra contra el concurso de adjudicación del Ayuntamiento. La concesión anterior caducó en diciembre de 2010 y en noviembre pasado el Consistorio convocó un nuevo concurso que incluía la revalorización del suelo generada tras la actualización de los valores catastrales. El pliego de condiciones establecía que el canon mínimo pasaba de los 10.000 - 19.000 euros (según la zona) al año hasta los 45.000 anuales.

Los antiguos adjudicatarios, que han heredado los negocios de padres a hijos durante décadas, consideran que el concurso es "injusto" y que facilita la entrada a los quioscos a grandes empresas. Han llegado a presentar un recurso contencioso-administrativo y a encerrarse en uno de los establecimientos como protesta. Los juzgados determinaron que debían entregar las llaves al Ayuntamiento. Dos ya lo han hecho; tres no, afirma una portavoz del Consistorio.

En realidad, uno de los adjudicatarios entregó las llaves voluntariamente porque se jubilaba y otro, el número 3, fue desahuciado a finales de abril por orden judicial y se cambió la cerradura, explica un portavoz de la Asociación de Concesionarios de Bares, Miradores y Quioscos de Bebidas (Acoban). Los otros tres quioscos están "en tierra de nadie", añade. Tienen expediente de desahucio pero lo han recurrido. En el Ayuntamiento no tienen noticia de que esos recursos se hayan resuelto.

Mientras tanto, el encierro en el quiosco número 7 continúa. "Llevamos ya 23 días", explica al teléfono Beatriz Pérez, la antigua adjudicataria del establecimiento. Asegura que varias generaciones de su familia han trabajado en este puesto desde 1800. "Saldremos cuando haya una orden judicial firme, para bien o para mal", asegura. Se acaban de enterar de la adjudicación de sus negocios y no se lo acaban de creer. "Pensábamos que al estar la cuestión en los juzgados la Administración paralizaría el proceso y esperaría a ver qué resuelve la justicia", señala. "Creemos que los pliegos del concurso no están ajustados a derecho y queremos saber por qué se han puesto esas tasas. Pensamos que se han vulnerado nuestros derechos", concluye. 

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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