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El centro Príncipe Felipe nombra al tercer director en ocho meses

La plantilla permanece suspendida de empleo y sueldo hasta el 17 de abril Rosado fía el plan estratégico de las instalaciones a la entrada de recursos privado

Luis Rosado, en la presentación del relanzamiento del centro Príncipe Felipe.
Luis Rosado, en la presentación del relanzamiento del centro Príncipe Felipe.JORDI VICENT

El buque insignia de la investigación genómica y biomédica, el Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF), sigue a la deriva. El centro estrena “plan estratégico” con la mitad del presupuesto inicial (cuatro millones de euros este a año); una plantilla reducida tras el expediente de regulación de empleo iniciado en diciembre; la sede junto al Oceanográfico prácticamente cerrada y el nombramiento de un tercer director científico en ocho meses, desde que dimitieran el investigador Carlos Simón y su equipo. El marco no podía ser más desolador en la presentación el martes por parte del consejero de Sanidad, Luis Rosado, del nuevo “plan estratégico” que pretende relanzar este proyecto que vio la luz en 2004 con 27 líneas de investigación y que se presentó en otro edificio de investigación de la Generalitat.

“No sé si habrá alguien de servicios mínimos alimentando a los animalitos”, llegó a decir la directora general, Rosa Valenzuela, a pregunta expresa sobre el personal investigador, que se encuentra suspendido de empleo y sueldo hasta el 17 de abril, cuando vencen los acuerdos que llevaron al CIPF al prescindir de 113 de sus 224 empleados investigadores.

La nueva organización diseñada por Sanidad para tratar de hacer “rentable” la investigación —y que “no se quede solo en las revistas y publicaciones”, precisó Rosado— establece dos direcciones, una general que lleva Valenzuela, y otra científica, a la que asciende el investigador Joaquín Dopazo.

Dopazo sustituye así al científico Vicente Felipo nombrado por el patronato tras la crisis derivada de la dimisión de Simón. “A partir de ahora, dirigirá estrictamente el laboratorio" de Neurobiología, aclaró el consejero.

El objetivo del rebautizado centro como Plataforma de Investigación Biomédica y de Innovación Tecnológica (PIBIT) es colaborar con la Universidad Católica, laboratorios como Roche y clínicas privadas como Quirón para generar patentes y lograr fondos privados.

La rebautizada Plataforma nace de espalda a los campus públicos
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El ya exdirector científico del Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF), Vicente Felipo, llegó con el empuje y profesionalidad que sólo pueden dar 32 años de servicio y de trayectoria a sus espaldas y con un propósito: “Remontar” para ser reconocidos como “centro de excelencia por el ministerio”. Era noviembre de 2011. La dimisión de Carlos Simón por el recorte de casi la mitad de la plantilla, anunciado en septiembre por la Consejería de Sanidad, provocó una crisis sin precedentes en la ciencia valenciana, que trascendió fronteras. Felipo, nombrado por el patronato del CIPF a propuesta de Santiago Grisolía, vivió la criba de grupos de investigación, que pasaron de 27 a solo 12. Quería demostrar que “merece la pena que se invierta en investigación útil”.

Tras el difícil trago del despido de 113 de sus 224 empleados ordenado por el patronato que preside la Consejería de Sanidad y ver reducido el presupuesto del CIPF, ante la incapacidad de la Generalitat de destinar cinco millones de los 13.754 que tiene de presupuesto, Felipo se dedicará a partir de ahora “estrictamente a dirigir el laboratorio" de Neurobiología, señaló el consejero Luis Rosado.

Con la reconversión del CIPF en una Plataforma de Investigación Biomédica y de Innovación Tecnológica (PIBIT) —con el objetivo de desarrollar “patentes” y “generar tecnología sanitaria de futuro”—, las líneas de investigación se denominarán IBIT y estarán orientadas a “captar recursos aparte de la financiación de Sanidad que tiene el Centro Príncipe Felipe”, explicó Rosado en la rueda de prensa celebrada en otro polémico contenedor: el Centro de Investigación de la Salud Pública, edificado en la avenida de Cataluña, frente a los campus de las dos grandes universidades públicas valencianas: la Politécnica y la de València.

Las contradicciones del lanzamiento de un “plan estratégico” destinado a convertir la investigación básica (de laboratorio) en aplicada (en I+D+i) están implícitas en el marco elegido para la presentación frente al extenso campus de Vera de la Politécnica, que alberga la Ciudad Politécnica de la Innovación y los institutos de investigación, líderes en generación de patentes, premios nacionales y creación de empresas spin-off de base tecnológica.

Preguntado por esta nueva orientación destinada a “captar fondos” privados de espalda a la investigación en Biomedicina que ya realizan ambas universidades públicas, Rosado y la directora general, Rosa Valenzuela, se remitieron a una serie de “protocolos” poco concretos y “declaraciones de intenciones” de colaboración, para que la nueva Plataforma de Investigación firme convenios con la Universidad Católica, con laboratorios como Rocher o Biópolis, centros médicos como el Gregorio Marañón de Madrid y grupos clínicos privados como Quirón y alguna otra universidad de Buenos Aires.

De momento, el centro arranca con la imprecisa cifra de unos 130 empleados e investigadores (porque no se dieron oficialmente), entre los cuales figuran 25 recontratados del expediente de regulación de empleo (ERE). “Se trata de un 20% del personal que fue despedido y que se ha recuperado”, precisó la directora general.

El presupuesto de la Consejería de Sanidad para 2012 será de cuatro millones de euros. Pero, el consejero Rosado ya ha anunciado que “en 2013 habrá que ajustar para propiciar la entrada de fondos privados”.

El proyecto, que nació en 2004 para convertirse en un referente nacional de la investigación biomédica y genómica, quiere, en su reconversión, ser “la primera pieza de la estrategia para la generación de tecnología sanitaria del futuro” y “uno de los ejes estratégicos de las políticas de I+D+i de la Consejería de Sanidad, afirmó Rosado. De “buque insignia” a “motor del desarrollo” del sector industrial de la salud.

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