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La policía cierra parte de Homicidios por el descenso de los crímenes

Se registran las tasas más bajas de asesinatos de los últimos años La disolución de importantes organizaciones criminales hace bajar el crimen La Jefatura mantendrá a unos 25 agentes en la especialidad

F. Javier Barroso
La policía observa a una mujer asesinada en Usera en 2002.
La policía observa a una mujer asesinada en Usera en 2002.RICARDO GUTIÉRREZ

A lo largo de esta semana, desaparecerá, al menos de manera temporal, el Grupo X de Homicidios. El bajo número de crímenes registrados en la región en los últimos años ha motivado que los agentes destinados a él hayan ido abandonándolo de forma paulatina o sean redistribuidos en otras tareas de la Brigada Provincial de Policía Judicial. De esta forma solo quedarán operativos los Grupos V y VI. Lejos han quedado ya los años iniciales de la década anterior, en que el listado de víctimas violentas superaban el centenar de entradas.

La X de la Brigada se creó en 2002 cuando la región vivía una de las etapas más dura de la delincuencia. Eran frecuentes los homicidios motivados por ajustes de cuentas. En especial por parte de grupos de narcotraficantes que solventaban a tiros las diferencias en el pago de la droga o las zonas que tenían asignadas. Así, era habitual que cada dos o tres días la capital registrara un crimen y que pasados los días los lugartenientes de la víctima se vengaran. Se llegó a tal punto que un sicario recién aterrizado en el aeropuerto de Barajas murió a las dos horas en la calle de Valentín Beato (San Blas) cuando se dirigía a un apartamento. Allí iba a recibir las instrucciones para acabar con su cliente. Solo en 2002 hubo 19 ajustes de cuentas en la capital. Le siguieron las peleas, con 13 casos.

Cinco crímenes desde enero

El inicio del año tampoco ha roto la tónica de reducción de homicidios que se vive desde hace años. Desde el 1 de enero, los investigadores solo han trabajado en cinco casos. Al menos, hasta ayer.

El primer crimen se registró el 14 de enero, cuando Manuel Arredondo Jiménez, de 45 años, murió tras recibir un disparo de su propia escopeta dentro de su furgoneta, en la calle de San Cipriano (Vicálvaro). Supuestamente, estaba haciendo una venta de droga a pequeña escala. La policía detuvo a Eduardo M. R., de 33 años, como presunto autor del homicidio.

Ese mismo día también se descubría que una vecina del barrio de Zarzaquemada, en Leganés, había matado a su hijo recién nacido tras haber dado a luz. La mujer sufrió una fuerte hemorragia y murió dos días después en el hospital 12 de Octubre.

La Guardia Civil tuvo su primer caso el miércoles 22 de febrero, cuando fue hallado un hombre de unos 35 años con un disparo en la cara. Fue localizado por un viandante en el kilómetro cuatro de la carretera M-204, en el municipio de Villar del Olmo. La víctima carecía de documentación.

El cuarto caso, del que no informó la policía, ocurrió el 24 de febrero en la calle del Diamante (Villaverde). Fernando V. M. fue hallado muerto a las cinco de la tarde por su hermano en su casa tras haber recibido al menos tres heridas de arma blanca. El cuchillo estaba a su lado. Las primeras investigaciones apuntan a que el autor tuvo que ser algún conocido, porque la puerta no estaba forzada ni la casa revuelta.

Otro caso muy dramático ocurrió en Pinto el 28 de febrero, cuando una vecina de la localidad fue hallada desnuda y dentro de una alcantarilla. Llevaba varios días muerta. La autopsia reveló que había perdido la vida a consecuencia de un fuerte golpe en la cabeza. Desde entonces, su excompañero sentimental está en busca y captura.

Esa situación ha cambiado en los últimos años, en especial, en lo que llevamos de este. Varios hechos han motivado esta reducción. La primera medida puesta en marcha por las autoridades españolas fue pedir visado para los ciudadanos colombianos que quisieran entrar en el país. Esto frenó la llegada de sicarios o, al menos, que llegaran a Madrid personas con antecedentes penales o policiales. La medida, muy contestada por la colonia colombiana en su momento, surtió efecto a los pocos meses, recuerdan ahora con perspectiva mandos policiales.

El truco que usaron algunos narcos para llegar a España en aquellas fechas fue conseguir pasaportes venezolanos falsos para eludir el control de las autoridades. Algunas veces les funcionó.

Otro hecho que también ha permitido la reducción de los homicidios es que no hay ningún asesino en serie desde que en 2003 fuera detenido el último: Alfredo Galán Sotillo, el conocido asesino del naipe, que solo él cometió seis crímenes y lo intentó en otras tres ocasiones. La policía y la Guardia Civil unieron sus esfuerzos para detenerlo, pero fue él mismo en que se entregó en la comisaría de su pueblo, Puertollano (Ciudad Real), tras una borrachera.

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La crisis también ha jugado un papel importante. Pese a los anuncios agoreros de que iba a causar una elevación de las denuncias, la realidad es que su número ha ido bajando en los últimos años. “España, y más concretamente Madrid, no resulta atractivo para muchos delincuentes. Muchos han decidido volverse a sus países o buscar otros destinos más rentables”, recuerda un comisario con dilata experiencia en la lucha delincuencial.

“A todo ello se ha unido que en los últimos años se han disuelto muchas organizaciones criminales y que sus integrantes ya están cumpliendo sentencia en prisión o directamente han sido expulsados a sus países de origen”, recuerda el comisario.

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La época de mayores tasas de delitos coincidió con los momentos en que la policía tenía más mermadas las plantillas. Las jubilaciones y las segundas actividades (prejubilaciones) no se cubrían, lo que motivaba que más de una comisaría estuviera al 60 y el 70% de lo que recogía el catálogo de puestos de trabajo. Esta tendencia cambió con la incorporación masiva de agentes en los años de Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Madrid llegó incluso en algunas ocasiones a superar las previsiones más optimistas, pese a que muchos policías pedían destinos más tranquilos en cuanto tenían ocasión. Entre diciembre de 2004 y enero de 2011 hubo un aumento de 3.619 hombres y mujeres en el ámbito de la Jefatura Superior de Policía de Madrid, un 48,06% más, según fuentes ministeriales.

Este aumento se ha traducido en una mayor presencia policial en las calles, con el consiguiente control de zonas más conflictivas. “Antes, la noche la teníamos bastante abandonada. Eran muy pocos los coches patrulla que salían y por eso, había más problemas, sobre todo en las zonas de ocio y en la de bares de copas”, añade otro mando policial. En aquellos años duro de homicidios, se pusieron en marcha las llamadas Operación Luna y Búho, por parte de la Policía Nacional y de la Guardia Civil. Sus cometidos son —duran todavía— aprehender armas blancas y multar a los poseedores. Se desarrollan sobre todo en las zonas de ocio, junto con el control de la venta y tenencia de drogas a pequeña escala. “Han funcionado y están funcionando muy bien porque las multas son muy fuertes [suelen rondar los 600 euros]. La gente tiene que acostumbrarse a no llevar nada que hiera o mate”, explican fuentes policiales.

Tras la rebaja de los crímenes también está la mejora de los servicios sanitarios, en especial por parte del SAMUR. Los especialistas de Homicidios siempre los ponen como ejemplo. Casos que antes podrían acabar en muertes se quedan en muchos casos en delitos de lesiones graves.

¿Significa esta bajada que no puede haber repuntes? Los mandos policiales de Madrid son en parte escépticos y prefieren no aventurar pronósticos. “La tasa normal en una región como Madrid es que haya al año un crimen por cada 100.000 habitantes. Eso supondría que cada año habría unos 65 o 70 homicidios. En los últimos años no hemos pasado de 50, incluidos los de la Guardia Civil [poblaciones de menos de 50.000 habitantes]”, añade un comisario.

Un punto donde siguen fallando las medidas es en los casos de violencia machista. Todos los capítulos de homicidios han bajado e incluso algunos han desaparecido (como las venganzas) en algunos años, pero las muertes de mujeres a manos de sus exparejas sigue desbocada: En 2009, hubo cinco; siete en 2010 y nueve el año pasado.

Lo que sí dejan claro los responsables policiales es que los agentes de Homicidios no van a estar ociosos, pese a la falta de casos recientes. En los últimos meses han revisado muertes pendientes de resolver, por si una nueva visión o tener mayor perspectiva permite resolverlos ahora. Además, las nuevas directrices también recogen que los agentes investiguen los casos de lesiones graves. Antes, se reservaban casi en exclusiva a los fallecidos. “La investigación no se va a resentir en ningún momento. Habrá un número determinado de policías, en torno a 25, de forma que se cubran todas las guardias y las vacaciones”, resume un mando policial.

Algunos de los agentes del Grupo X de Homicidios han ido dejando el puesto en las últimas semanas por ascenso de categoría. El resto se reintegrará en los otros dos grupos (V y VI). Se cerrará así el mítico grupo X, que estuvo, entre otros, tras el asesino del naipe y del que salieron muy buenos investigadores.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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