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Dudamel triunfa con la Sinfónica de Gotemburgo

Aplausos extemporáneos al director menospreciaron implicítamente a la orquesta

Gustavo Dudamel (Barquisimeto, 1981) obtuvo un sonado éxito el miércoles al frente de la Sinfónica de Gotemburgo. La Sinfonía 103 de Haydn se convirtió en la inflexión de un concierto con asistencia de políticos: junto al alcalde de A Coruña, Carlos Negreira, se dieron cita Xesús Vázquez Abad, conselleiro de Educación, y su predecesor, Roberto Varela, entre otros. En el público, asistentes poco habituados a la escucha sinfónica, como atestiguó algún aplauso extemporáneo en Haydn y gritos con el apellido del director, propios del fútbol y con menosprecio implícito hacia la orquesta.

En lo musical destacaron las excelsas cuerdas de los de Gotemburgo, con violines de brillo incisivo y pulido, redondos y poderosos metales y maderas realmente refinadas por sonido e intención. Dudamel comenzó con vibrante versión del Don Juan y en la sinfonía Redoble de timbal mostró un Haydn algo pesante al que, más allá de la solemnidad inicial, le faltó en el Andante algo de chispa característica y le sobró un aire demasiado beethoveniano en su finale.

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