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"El tiempo, simplemente, no cuadra"

El juez cree que los registros de telefonía móvil y videovigilancia apuntan contra Bretón

Reconstrucción de la desaparición de Ruth y José efectuada el pasado miércoles.
Reconstrucción de la desaparición de Ruth y José efectuada el pasado miércoles.RAFA ALCAIDE (EFE)

José Bretón solía llevar siempre consigo su teléfono móvil. También el día en que desaparecieron sus dos hijos pequeños en Córdoba. Esa tarde del 8 de octubre cruzó varias llamadas y mensajes con familiares suyos. Y las trazas que dejó ese aparato de última tecnología le traen por la calle de la amargura. Le convierten en el principal sospechoso de la desaparición de Ruth y José. Ello y el hecho de que, como se ha atestiguado judicialmente, existiese "un móvil aparentemente anunciado por parte del encartado [Bretón], y (...) una actitud de venganza o represalia (...) anunciada a su esposa de la que se encontraba en trámites de separación, dando a entender a ésta que no volvería a ver de nuevo a sus hijos con vida".

La coartada que Bretón ha esgrimido hace aguas desde el primer minuto. Nada de lo que argumenta que hizo ese fatídico día concuerda con los datos que registró su teléfono ‘inteligente’. Tampoco sus movimientos, recogidos por cámaras de videovigilancia, casan con su versión. Ese cúmulo de contradicciones, unidas a otras, llevaron al juez a decretar su prisión provisional sin fianza el 21 de octubre, acusado de los delitos de detención ilegal de menores (secuestro) y simulación de delitos.

El juez de instrucción José Luis Rodríguez Lainz, encargado de investigar el caso, emitió el 17 de febrero un nuevo auto en el que desglosaba todas las razones que le llevan a ordenar la prisión preventiva para Bretón. Y como ya ocurrió en anteriores sucesos de alta trascendencia mediática, el rol que juegan las nuevas tecnologías (en este caso el uso de los teléfonos inteligentes y sus aplicaciones, además de las cámaras de vigilancia) sirven al magistrado para hilvanar sus serias sospechas de que el padre de los niños no dice la verdad y oculta los hechos reales de aquel día.

Para el juez, "todo hace pensar que José Bretón pudiera haber planteado una estrategia dirigida a confundir, o incluso a dar pistas falsas, demostrando una frialdad extrema en una forma de actuar que podría presuponer una premeditación absoluta en su forma de actuar". Y el uso del móvil hubiese sido fundamental en ese sentido. Así, destaca que al tráfico de llamadas y mensajes que Bretón protagonizó ese día con sus familiares, le acompañase un silencio telefónico de horas. Unos momentos clave que coincidirían con un periodo en que, según la versión del sospechoso, estuvo en compañía de sus hijos en la parcela familiar de Las Quemadillas, en el extrarradio de Córdoba, antes de partir los tres al parque Cruz Conde en el que, según el padre, se perdieron los niños.

"Con solo tener conocimiento de estrategia policial de investigación, por otra parte, pregonada a los cuatro vientos por los medios de comunicación, podría saber que cualquier movimiento con un terminal telefónico de tecnología tan sofisticada dejaría un rastro de sus movimientos", afirma el auto. "Desconectando el teléfono durante ese margen de tiempo no solo conseguiría aislarse de la posible presión familiar; también desaparece del espectro radioeléctrico, facilitándole un amplio margen de movimientos, cuando menos en el entorno geográfico de la parcela", señala Lainz.

La discordancia de tiempos y hechos se repite en varios episodios, pero destaca uno. Cuando Bretón, tras salir de la parcela –donde había hecho una fogata inmensa mientras sus hijos dormían durante horas sin haber comido todavía- se dirige al parque sin llamar a su hermano, con el cual, en principio, había quedado. El móvil registra un mensaje del hermano de Bretón a las 18.08. El acusado afirma que en ese momento estaba en su coche –con sus hijos- aparcado en la avenida Pintor Espinosa, junto al parque Cruz Conde. A las 18.18 es él quien llama a su hermano para decir que está cerca la Ciudad de los Niños (un parque adyacente al primero) y que ha perdido a sus hijos. Habrían recorrido los tres a paso rápido un gran trecho para salvar ambos puntos. "Las distancias son tan largas para niños de tan corta edad [dos y siete años], que el tiempo pasado debería ser más bien el indicado por el mismo de al menos unos 20 minutos. El tiempo, simplemente, no cuadra", zanja el juez.

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A todo ello, Rodríguez Lainz suma otros muchos indicios. Pero uno destaca sobre el resto: la prueba pericial practicada a las imágenes de las cámaras de vigilancia que recogieron los pasos de Bretón cuando conducía su coche a la salida de la parcela y a su paso por la Ciudad de los Niños. En las recreaciones realizadas, los niños sí aparecerían en las imágenes, mientras que en las que grabaron a Bretón el 8 de octubre, sus hijos no están en el coche.

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