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El escuadrón andaluz de Arenas

En las quinielas hay varios consejeros fijos: Sanz, Oña, Martínez o Rojas El líder del PP maneja nombres de independientes, miembros de sus foros

Javier Arenas y los candidatos del PP, en un acto el pasado 25 de febrero.
Javier Arenas y los candidatos del PP, en un acto el pasado 25 de febrero.TAREK

Cuando por fin el famoso Gobierno en la sombra de Javier Arenas cobra sentido y tintes de verosimilitud, resulta que no hay. Hace tres lustros (1995) lo presentó con la pompa que exigía tal esfuerzo para marcar al minuto a Manuel Chaves, tenía 18 miembros con sus carteras asignadas, y pasó al olvido al año siguiente al perder inesperadamente las elecciones. La candidata sucesora, Teófila Martínez, también dio a conocer el suyo en 2000, que se desvaneció igualmente, con ella a la cabeza, tras la siguiente cita con las urnas. En el congreso del PP andaluz de finales de 2004, con Arenas otra vez al frente de la nave, se retomó la idea de un núcleo duro de una decena de personas. Pero ahora se ha hecho el silencio. No se quieren crear expectativas e impera el hermetismo.

Sin un Gobierno en la sombra, tampoco existe la garantía de puestos fijos en un hipotético plantel, lo que no quita que Javier Arenas se haya rodeado de un elenco de colaboradores preferentes del que saldrá su equipo en la Junta, si alcanza la presidencia. En la campaña están Patricia Navarro y Ricardo Tarno, que ocupan las vicesecretarías Electoral y de Organización, respectivamente; senadora, la primera, y diputado en el Congreso, el segundo. Pese a su cercanía al líder (sobre todo Tarno), no tienen porqué cambiar de ámbito institucional.

Otra cosa es Rosario Soto, que ha hecho una carrera fulgurante y ha sido señalada una y otra vez por el propio Arenas desde que decidiera sacarla del Ayuntamiento de Almería, donde era teniente de alcalde. A principios de 2010 la hizo portavoz del partido, un cargo hasta entonces inédito, que levantó no pocas suspicacias en el entorno del jefe, al que le gusta fomentar la rivalidad entre sus segundos para reforzar la autoridad. Licenciada en Ciencias Políticas y Sociología, en el tránsito hasta ir detrás de Arenas en la lista de Almería al Parlamento, fue premiada con un escaño en el Senado, una distinción más que habla de su preeminencia en las preferencias del líder. Se cuenta, además, que una de las razones de que Carmen Crespo, exalcaldesa de Adra (Almería), sea delegada del Gobierno en Andalucía es la necesidad de abrirle paso a Soto en la Cámara andaluza.

También ha ganado muchos enteros Alicia Martínez, arquitecta que llegó al PP de la mano de Jaime Raynaud, especializada en vivienda y que se ocupa de las relaciones con los colectivos sociales. Raynaud, por su parte, que ha pasado unos años en el ostracismo después de su salida del Ayuntamiento de Sevilla, restaura protagonismo como experto en obras públicas. Varios dirigentes los sitúan a ambos como posibles consejeros, si bien la reducción anunciada de departamentos (de 13 a 10) deja poco margen para el reparto. Otro político recuperado para la vida autonómica es Rafael Salas, que también ha hecho su particular travesía (candidatura de Marinaleda incluida) y es uno de los pensadores del partido. Los tres están en la lista de Sevilla —la más arenista de todas— junto a Macarena O´Nell, una histórica colaboradora del presidente del PP; Carolina González Vigo (especialista en medio ambiente) y Patricia del Pozo.

Esta última merece un párrafo aparte. Abogada especializada en asuntos comunitarios, es la coordinadora política de Arenas, le acompaña en los viajes y forma parte de su círculo de máxima confianza. En la legislatura que ha expirado ha sido miembro de la Mesa del Parlamento y se da por seguro que estará en el meollo del poder. Lo mismo ocurre con Antonio Sanz, secretario general del PP, dedicado en cuerpo y alma a Arenas desde hace más de una década, cuya lealtad y exagerada devoción al líder suele propiciar frecuentes choques con el resto de los cuadros dirigentes. Especialmente con Esperanza Oña, portavoz parlamentaria y alcaldesa de Fuengirola, también una de las fijas en las quinielas, pese a que suele deambular por libre en los interiores del partido y ha representado el papel de Pepito Grillo en ocasiones, una actitud contestado airadamente por Sanz, que lee cualquier observación no elogiosa de Arenas como una herejía. Es un secreto a voces que Oña se ha sentido relegada, y que los hombres de Sanz apenas la han dejado tocar bola en los temas relevantes de la Cámara andaluza.

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Se da por hecho, igualmente, que el alcalde de Motril (Granada), Carlos Rojas, salte a alguna cartera. En tal caso, dejaría, por fin, el Ayuntamiento, operación tantas veces predicha en las crónicas de las tres últimas elecciones y que nunca ha llegado a cuajar. Entre bromas y veras, Javier Arenas siempre ha anunciado en actos y mítines como su futuro consejero de Cultura a Antonio Garrido Moraga, exdirector del Instituto Cervantes de Nueva York, y su experto en este área. Ocurre, sin embargo, que si el candidato andaluz copia el esquema de Mariano Rajoy en España, el departamento desaparecería para fusionarse con Educación y Deportes, cuya titularidad podría recaer en algún independiente, miembro de uno de los foros a los que es tan aficionado Javier Arenas y que le sirven como docto decorado para sus intervenciones públicas. Ahí la cantera es infinita y dar nombres sería muy complicado.

La cartera de Economía, que se uniría previsiblemente a Hacienda, es un misterio. En esto el candidato sigue el manual y sostiene que cualquier presidente que se precie nunca da pistas sobre la persona escogida antes de ser investido por el Parlamento. Tiene hilo directo con Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda, y Fátima Báñez, titular de Empleo, que forman ya parte de su grupo madrileño y son su puntal en el Gobierno. Rafael Carmona exandalucista que fue responsable de Urbanismo en el Ayuntamiento de Sevilla con Alejandro Rojas-Marcos está en todos los actos de índole económica. No obstante, este auditor de cuentas no ha logrado sitio en la lista de Sevilla y ha tenido que ser ubicado en la de Córdoba, gesto que indica que quizás no sea tanto su predicamento.

Lo que está más en el aire, porque casi ni se piensa en ello, es quién liderará el PP andaluz si las encuestas derrapan y Arenas se queda plantado una vez más en la puerta de San Telmo.

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