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PAUL RÍOS | Coordinador general de Lokarri

“La disolución de ETA puede dar más problemas que soluciones”

“Diálogo” y “consenso” son dos palabras constantes en el discurso de Paul Ríos

Javier Rivas
Paul Ríos, en la sede de Lokarri en Bilbao.
Paul Ríos, en la sede de Lokarri en Bilbao.LUIS ALBERTO GARCÍA

Lokarri se marcó en su asamblea de hace dos semanas un plan de trabajo hasta diciembre para fomentar la participación ciudadana en este tiempo abierto por el final del terrorismo. Su papel para organizar la conferencia de paz de San Sebastián de octubre pasado han potenciado la relevación de la red social de la que es coordinador general Paul Ríos.

Pregunta. ¿Qué sentido tiene Lokarri tras el cese de ETA?

Respuesta. Hemos hecho una aportación en la medida de nuestras posibilidades para poner las condiciones de un proceso de paz irreversible. A partir de ahí, tenemos como objetivos a corto plazo impulsar el diálogo y los consensos en la sociedad vasca, tratar de facilitar que se puedan producir, que se empiece a trabajar en esa vía y hacer una contribución en la cuestión de la reconciliación.

P. ¿Qué ejes debería tener ese consenso?

R. Se puede generar cierta sensación de bloqueo si el Gobierno del PP no hace una contribución positiva al proceso de consolidación de la paz. En este momento, sería necesario que entre todos los partidos se pudiese consensuar una hoja de ruta para definir qué pasos habría que dar para que el proceso de paz pueda consolidarse de forma definitiva. Proponemos que empiecen a trabajar cuanto antes en esa cuestión.

Los partidos deben consensuar los pasos para consolidar el proceso de paz”
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P. ¿Reconciliación o convivencia?

R. Reconciliación para la convivencia, definida como una situación en que no haya violencia y haya respeto a los derechos humanos, diálogo, consenso y se trabaje en la reconciliación social. Tenemos un reto para tratar de cerrar las heridas del pasado. Hay que poner las bases para que como sociedad entendamos que, pese a que podamos tener conflictos y diferencias, algo consustancial a la pluralidad de la sociedad vasca, lo importante es encontrar mecanismos para que se puedan gestionar de manera constructiva.

P. ¿Cabe esa reconciliación?

R. La reconciliación social sí, y es ineludible. No podemos pasar página como si no hubiese ocurrido nada. Hay heridas abiertas; no se van a poder curar del todo, pero hay que buscar una solución entre todos lo mejor posible.

La reconciliación social es ineludible. No podemos pasar página como si nada”

P. ¿Qué puntos deberían marcar esa hoja de ruta que cita?

R. Ese tiene que ser el trabajo de los partidos. Hay tres grandes procesos abiertos: certificación del fin de la violencia, que corresponde al Gobierno y a ETA; ver si se pueden alcanzar consensos políticos, que corresponde fundamentalmente a los partidos, aunque la ciudadanía también debería tener alguna participación, y la reconciliación social, que nos atañe a todos. Los partidos pueden hacer una contribución para tratar de afrontar estos retos.

P. ¿No debería Lokarri ser más contundente instando a ETA a desarmarse y disolverse?

R. Creíamos que teníamos que ser muy contundentes y muy claros en la exigencia de que pusiesen fin a la violencia...

P. Ese paso ya se ha dado y ETA no se ha disuelto.

Rajoy construye una escalera de exigencias que puede ser infinita”

R. Con la disolución tengo muchas dudas de si tiene que ser una condición sine qua non, y que se haga tanta insistencia en ella. Lo que no tengo ninguna duda es que hay que abordar las consecuencias de estos años de violencia y, entre otras cosas, abordar el desarme. Eso sí debería ser una prioridad desde ahora.

P. ¿Por qué esas dudas sobre la disolución de ETA?

R. Es una cuestión que puede generar más problemas que soluciones. Es objetivo determinar si el fin de la violencia se cumple o no. Solo hay que ver lo que vaya sucediendo. También hay mecanismos para garantizar un desarme efectivo. En cambio, la disolución es mucho más una cuestión simbólica. Si ETA decide disolverse, pues muy bien; si no lo hace, pero se desarma y queda claro que no hay ningún riesgo de vuelta a la violencia, pues también.

P. ¿Quién debería mover pieza ahora?

R. Tampoco es una cuestión de quién mueve ficha primero. Para certificar el fin de la violencia son precisos contactos entre ETA y el Gobierno. Un desarme sin la participación del Gobierno puede tener su validez, pero tendría déficits. Y los partidos deben consensuar lo que hacer desde ahora.

Perfil

Paul Ríos (Getxo, 1974) es coordinador general de Lokarri desde que este grupo cívico se creó en marzo de 2006 tras tomar el testigo de Elkarri. Licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto, Ríos comenzó a finales de los años ochenta participando en concentraciones y actividades de Gesto por la Paz. En 1993, entró en Elkarri. Casado y con dos hijos, actualmente se dedica en exclusiva a su trabajo como coordinador de Lokarri.

P. ¿Qué le reclamaría a Rajoy que haga de forma inmediata?

R. Que abra contactos con ETA para tratar del desarme y que utilice las herramientas a su disposición para humanizar la situación, sobre todo de los presos.

P. Asistimos a cierto empate entre la izquierda abertzale y el Gobierno, instando cada uno al otro a hacer algo. ¿Puede congelar la situación?

R. Se puede dar. El Gobierno está construyendo una escalera de exigencias. Hace años, el propio PP decía que ETA debía poner fin a la violencia y que entonces el Estado sería generoso. Ahora que lo hace, pone una nueva exigencia: el desarme. Igual llega y pondrá otra: la disolución. Así se puede construir una escalera hasta el infinito. Del lado de la izquierda abertzale lo más importante sería que mantenga el impulso unilateral de dar nuevos pasos sin esperar a lo que haga el Gobierno. Sería muy relevante que animase a ETA a poner en marcha el desarme. Y que la propia izquierda abertzale hiciese una autocrítica de su actuación en el pasado.

P. Acercar a los presos y legalizar a Sortu no bastan.

R. Sí. Nos quedan por delante una serie de retos que se van a ir acumulando uno tras otro. La legalización y el acercamiento generaría muchísima confianza entre todos. Y, sobre todo, sería un dato significativo para explicar a la sociedad que estamos en una etapa absolutamente diferente.

P. ¿Cómo debe ser el relato de este medio siglo de violencia?

R. Más que relato, seguramente habrá relatos. Tenemos muy claro que la violencia no ha servido para resolver los problemas de la sociedad y solo ha causado un sufrimiento injusto e irreparable.

P. ¿Qué papel han de tener las víctimas de ETA?

R. Importante, pero tampoco se les puede situar ni como protagonistas de este proceso de reconciliación ni imponerles la obligación de que tengan que avanzar en él. Cómo vive cada víctima el daño injusto que ha padecido es algo muy personal.

P. ¿El camino hasta las autonómicas enrarecerá el proceso?

R. Puede complicar que se alcancen consensos. Ahora bien, también puede ser un acicate para que haya movimientos. Las elecciones van a tener casi un carácter constitutivo. Serán las primeras autonómicas sin violencia y ojalá que con todas las fuerzas pudiendo presentarse.

P. ¿Lokarri tiene su existencia a tiempo tasado?

R. Siempre hemos tenido voluntad de que llegase el momento de dar por cumplida nuestra misión. Estamos hablando de ello, pero no entraremos a fondo en ese debate hasta finales de año.

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Sobre la firma

Javier Rivas
Forma parte del equipo de Opinión, tras ser Redactor Jefe de la Unidad de Edición y responsable de Cierre. Ha desarrollado toda su carrera profesional en EL PAÍS, donde ha trabajado en las secciones de Nacional y Mesa de Cierre y en las delegaciones de Andalucía y País Vasco.

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