_
_
_
_
_

Peor que a los animales

Dos periodistas son agredidas durante la celebración en El Puig de la 'batalla de las ratas', un festejo que consiste en arrojarse estos roedores unos a otros. Asociaciones en defensa de los animales protesta ante la "barbarie" del acto. El alcalde estaba entre los balcones de la plaza

Imagen capturada de Canal 9 sorbe la agresión a una fotógrafa en La batalla de ratas de El puig
Imagen capturada de Canal 9 sorbe la agresión a una fotógrafa en La batalla de ratas de El puig

“No lo puedo entender”, repite Marga Ferrer, la fotógrafa que ayer fue agredida mientras trabajaba durante la fiesta conocida como batalla de ratas de la localidad de El Puig, en Valencia. Esta tradición se lleva haciendo, según declaró el ayuntamiento, desde hace 300 años, y consiste en lanzar ratas muertas los unos a los otros y a paredes o balcones de la plaza. Aunque un cartel advierte de que las fiestas hay que respetarlas, cuentan con quejas por parte de asociaciones de defensa de animales. El alcalde, no obstante, sigue sin pronunciarse hacia ningún lado y no hace nada por pararla. De hecho, anoche aparecía en el vídeo grabado por Canal9 contemplando el espectáculo desde un balcón de la plaza.

Ayer fue distinto. Marga Ferrer y Laura, fotoperiodista y redactora del diario Levante-EMV, acudieron antes de la hora del comienzo, las cinco de la tarde, mandadas por el periódico. Una de ellas con su libreta y la otra con su cámara de fotos. Dos personas que un gélido festivo tenían que ocuparse de una información, ni más ni menos: “A nadie le gusta estar un domingo por la tarde trabajando”, sostiene Marga.

Una pancarta advertía al visitante de que las tradiciones se respetan

En cuanto vieron a Ferrer hacer fotos a lo que estaba pasando, dos personas empezaron a increparla. Su compañera se unió a ella. En segundos, ya tenían a una marabunta encima emprendiéndola de forma violenta contra las dos. “Yo pensaba que eran veinte, pero luego, viendo las fotos, me he dado cuenta de que eran muchos más”, reconoce la fotógrafa. Tirones de pelos, insultos, empujones, codazos. En medio de esta tromba, Marga elevó la cámara para hacer un foto y un chico –como se puede apreciar en una secuencia publicada por el diario Levante- se la arrebató abruptamente.

Dos festeros la sacaron

En el tumulto, dos festeros las consiguieron sacar de allí. Evitaron que las siguieran golpeando, pero no que se llevaran su cámara. Por eso, ellas se quedaron protestando por conseguir la cámara, que creían destrozada. "Pensaba que me la iban a romper inmediatamente, que me la estamparían contra el suelo", explica Ferrer, que apenas tuvo tiempo de reaccionar. Un compañero de profesión, Francisco Martínez, les ayudó a conseguirla. Por suerte, no estaba rota, pero les habían formateado la tarjeta. Ellas han conseguido recuperar las fotos: “No hicimos muchas. Además, como estaba el zoom ampliado para sacar las ratas, apenas se aprecia nada”, afirma Ferrer, que cree que "por lo menos alguien se preocupó en no romperla y en manipularla para borrar las fotos. Quiero creer que queda algo de humanidad en estas personas".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete
Los periodistas acusan a las autoridades de no actuar contra la agresión

Llamaron al teléfono de emergencias. Minutos después llegó la guardia civil. Las atendieron y se llevaron a uno de los chicos que estaba en la trifulca que ellas habían reconocido. A día de hoy, ninguna de las dos sufre lesiones físicas. Era la primera vez que iban y el último día de trabajo de la redactora: "Menuda impresión se llevó. Es una humillación en toda regla a nuestro trabajo", sentencia Marga Ferrer, que no entiende "por qué si querían defender la fiesta nos trataron así, que sólo estábamos tratando de contar lo que pasaba, no metiéndonos en ningún lugar prohibido". 

La Asociación de periodistas Gráficos de la Comunitat Valenciana y la Unió de Periodistas Valencians denunciaron el acto. El Ayuntamiento ha mostrado "preocupación" por el estado de salud de las periodistas y ha condenado "rotundamente" la "violencia" registrada. La organización AnimaNaturalis de defensa a los animales criticó el "maltrato y la crueldad" del acto, propio, según relatan, "de una sociedad envilecida sin cabida en el siglo XXI".

Pero el interrogante de estas dos profesionales dista de reflexionar sobre la agresión. Ni siquiera gira en torno a las habilidades tecnológicas de aquel que les quitó la cámara o del sufrimiento al que someten a los roedores. La pregunta que les ronda la cabeza es “Si tan orgullosos están de su fiesta, ¿por qué no quieren que salga?"

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_