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Alicia vuelve a su 'país'

La delegada de Las Artes abandona su puesto en el Ayuntamiento. "Me voy contenta de haber aguantado y de haber disfrutado", asegura Alicia Moreno

Patricia Ortega Dolz
Alicia Moreno en Matadero junto a Alberto Ruiz Gallardón.
Alicia Moreno en Matadero junto a Alberto Ruiz Gallardón.ÁLVARO GARCÍA

Desde que comenzó su idilio con Alberto Ruíz-Gallardón, allá por 1999, Alicia Moreno Espert (Barcelona, 1957) ha sido fiel. Primero al que fuera presidente de la Comunidad, entre 1999 y 2003, y después, hasta hoy mismo, al exalcalde de Madrid. Han sido 14 años juntos definiendo el tejido cultural de la región y de la ciudad con más éxitos que fracasos. Así como Gallardón pasará a la historia por sus obras faraónicas, esas que han dado un vuelco a la capital (soterramiento de la M-30, Madrid-Río, ampliaciones de Serrano..), Moreno ha trabajado mano a mano con el exalcalde en el diseño de un ambicioso proyecto cultural para Madrid. Se va dejando abiertos y en funcionamiento grandes contenedores culturales como el Matadero (que dejó bocetado Álvarez del Manzano), el nuevo y reformado centro Conde Duque, Medialab y grandes y renovados teatros como el Español o el Fernán Gómez…; festivales muy asentados como el de Jazz, el de Otoño (aunque ahora sea en primavera) o el de Escena Contemporánea; y grandes eventos periódicos como La Noche en Blanco, que falló por primera vez este año por la consabida crisis. Se podría decir que estos 12 años el Ayuntamiento ha sido también una máquina de generar grandes infraestructuras culturales.

Nunca pensé que estaría tantos años en esto que llaman política”

“Nunca pensé que estaría tantos años en esto que llaman política”, decía esta tarde a EL PAÍS mientras recogía el despacho. “Pero me voy contenta de haber aguantado y de haber disfrutado, la política es maravillosa en tanto en cuanto uno puede cambiar la realidad, pero yo siempre me he mantenido del lado de la gestión”.

Me voy contenta de haber aguantado y de haber disfrutado

Lo dijo desde el principio: “En política lo más importante es dónde se pone el dinero”. Todas esas millonarias iniciativas culturales (más de 25 millones del Matadero, 70 del Conde Duque) son consecuencia de dos apuestas muy claras o dos líneas de trabajo preponderantes. Por un lado, su evidente dedicación a la escena teatral, que ha mamado y en la que trabajó durante años antes de meterse en política, ha repercutido en la oferta de poderosos espectáculos (Mahagonny, Homebody Kabul, Sweeney Todd ) en grandes escenarios de los principales teatros de la capital y en la creación de otros salas como las Naves del Español en Matadero, la reforma del Fernán Gómez (que debe su nombre a ella y que ha lanzado a nuevos valores de la escena) o la culminación del Teatro Valle Inclán.

La política es maravillosa en tanto en cuanto uno puede cambiar la realidad, pero yo siempre me he mantenido del lado de la gestión”.
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El otro pilar de su gestión es el claro esfuerzo por abrir espacios que dieran cabida a la creación contemporánea, como el propio complejo Matadero, dirigido a pulso por Pablo Berástegui, cuya última parte inaugurada (a falta de que se abra la Casa del Lector) ha sido una espectacular Cineteca convertida en el centro de Documenta Madrid; también a la experimentación, con centros como el de Medialab; y sin perder de vista la dinamización y recuperación de otros más clásicos, como el Conde Duque, todavía a medio gas, y el Circo Price que, pese a darle algunos disgustos iniciales por su gestión, ha recuperado la oferta de este arte ancestral en su estructura estable y se ha convertido en una de las principales salas de conciertos y de espectáculos de toda índole, aún y de momento a cargo de Pere Pignol. Otra reciente incorporación a la red de infraestructuras culturales del tándem Gallardón-Moreno es la sala de exposiciones Centrocentro, en el propio Palacio de Cibeles. Ser capaz de dotar de contenido de calidad a ese amplísimo tejido cultural que ha ganado la ciudad será el reto en el campo de la cultura del nuevo equipo de Botella, y más en un momento, como el actual, de arcas vacías.

Lo importante es que haya muchos proyectos cuando llegas y cuando te vas. En mi cajón había muy pocas cosas cuando llegué"

Se le ha reprochado a Moreno dejar un poco de lado (o mucho, según los más críticos) los distritos, y concentrar la oferta en la almendra central de la ciudad, con excepciones como el antiguo Matadero de Arganzuela. Ha sido criticada por fomentar la cultura del espectáculo, hasta el punto de entenderse que competía “de manera desleal” con la oferta privada y, al mismo tiempo, abandonaba la cultura hecha desde abajo.

A mi sucesor o sucesora le aconsejo que se rodee de los mejores”

Moreno ha sido siempre la política que no quería ser política. La “delegada” (porque no quería ser concejal) de Las Artes y la precursora, como buena especialista en producción que fue desde los comienzos de su carrera profesional en el teatro, de las mejores fotos de Gallardón. Gracias a ella, el alcalde podía lucir su mejor cara en los mejores decorados y, quizá por eso, este no faltaba a ningún acto de los que ella convocaba y, quizá por eso también, no ha dejado de contar con ella en todos estos años.

Moreno también ha sido un miembro del equipo sin carné del partido, aferrada a su independencia como Gollum a su tesoro y, en consecuencia, siempre un poco bicho raro dentro de sus propias filas. Algo que dejaba claro hoy: “Lo de ser independiente y mujer no mola porque ni los tuyos te apoyan. No se fía de ti nadie si no estás afiliado”. Esa larga melena lacia de color azabache siempre fue mirada con recelo por algunos y resultaba fácil oír el chiste de que estaba/seguía en el País de la Maravillas.

La delegada cumplía lo justo con sus obligaciones públicas. Frente a la reconocida capacidad oratoria de su alcalde, ella leyó todas sus comparecencias, siempre cargadas de emotividad y emociones, con esa esa voz cascada por el humo. Nunca dejó hueco a la espontaneidad en ningún acto público y, si podía, evitaba ser protagonista en caso de que hubiera turno de preguntas. Con la prensa mantenía una relación cordial en las distancias cortas, pero apenas concedió entrevistas. La primera a este periódico, después de cuatro años, la concedió ayer: “Lo importante es que haya muchos proyectos cuando llegas y cuando te vas. En mi cajón había muy pocas cosas cuando llegué, pero yo dejo unas cuantas cosas encarriladas por hacer: la reforma de la Casa de la Villa, tres bibliotecas, dos naves de Matadero…", comentaba esta tarde, mostrándose muy contenta por “haber cumplido con casi todo el programa y el proyecto que tenía con Alberto”. Ayer tenía también un consejo para su sucesor o sucesora: “Que se rodee de los mejores. Yo llegué sin ningún conocido y fui atesorando gente”. Siempre ha querido ser el motor de la escena perfecta pero, en la medida de lo posible y a diferencia de su madre, Nuria Espert, no pisar las tablas. Ahora, después de unos meses de vacaciones en Argentina, Alicia vuelve a su sitio, a su país.

 

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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