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Tribuna:

Equívocos, no

Equívocos, no. Desde que se lanzó la idea de un referéndum previo para impulsar la reforma constitucional -referéndum de arbitraje democrático lo llamó el Equipo Español de la Democracia Cristiana, que hizo suya la idea- no han faltado adversarios más o menos encubiertos de encomendar la tarea reformadora a una auténtica asamblea deliberante, que han combatido aquella iniciativa con las más variadas armas dialécticas. Una de las últimamente aparecidas en las columnas de la prensa es el pretendido riesgo que supondría encomendar a la persona del Jefe del Estado la iniciativa de hacer viable un verdadero proceso de democratización.No se puede admitir -según los adversarios del referéndum previo- que se convierta al Rey en una especie de dictador, al autorizarle para legislar por medio de Decretos-leyes. «¡Dictador durante un mes y luego Rey constitucional para toda la vida! No sería tan fácil. Si actuó en una ocasión, ¿por qué no en la siguiente? Pero..., ¿qué importa eso a los que sólo piden a la Monarquía una función rompedora, aunque el instrumento se melle y quede inservible?»

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