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¿Cuándo llegará otro meteorito?

La coincidencia de los dos asteroides el pasado viernes enciende las alarmas Los expertos urgen a mejorar los sistemas de vigilancia desde el espacio

Fragmento de meteorito encontrado en la zona por Cheliabinsk y analizado por los científicos de la Universidad Federal de los Urales.
Fragmento de meteorito encontrado en la zona por Cheliabinsk y analizado por los científicos de la Universidad Federal de los Urales.REUTERS (REUTERS)

“No, no nos están atacando los asteroides, podemos estar tranquilos, ningún fenómeno conocido está provocando un flujo de objetos mayor de lo habitual”, dice Adriano Campo, profesor de Física de la Universidad de Alicante. Lo del pasado fin de semana, la casualidad de que un asteroide de 17 metros de diámetro entrara por sorpresa en la atmósfera terrestre (sobre Rusia) el mismo día en que otro conocido, de 50 metros, pasaba muy cerca de la Tierra, es eso, casualidad, “cosas de la estadística”, como dice este experto en ciencias planetarias. Un asteroide como el de Rusia puede chocar con nuestro planeta una vez cada cien años de media y, de momento, no hay forma de precisar cuándo tocará el siguiente. Mientras, los cazadores de meteoritos (fragmentos del asteroide que estalló en el aire) miran a los Urales ansiosos de encontrar el botín.

La casualidad —y, sobre todo, los centenares de heridos y daños materiales que ha dejado tras de si el fenómeno de los Urales— ha elevado para muchos a la categoría de amenaza lo que hasta ahora era una curiosidad celeste o un buen argumento de relato de ficción. La coincidencia de los dos asteroides “ha encendido las alarmas de posibles impactos dañinos y la necesidad de esforzarnos en la búsqueda de este tipo de objetos y en los métodos posibles de su neutralización, que es algo aún sin resolver”, reflexiona Agustín Sánchez-Lavega, astrónomo de la Universidad del País Vasco especialista en el Sistema Solar.

La misma ONU, a través de su Comité de Uso Pacífico del Espacio, cuyo equipo científico y técnico se reúne precisamente esta semana en Viena, ya ha destacado la necesidad de incrementar la coordinación internacional entre organismos y países activos en este ámbito.

La roca DA14 ha cambiado su órbita y podría pasar más cerca en 2040

Los científicos de todo el mundo están analizando datos sobre las dos rocas celestes. El estallido de la de los Urales, un objeto de 10.000 toneladas, fue captado por la red de detección de ultrasonidos; sismógrafos en todo el mundo registraron el fenómeno y el estallido en el aire fue visto por un satélite meteorológico. “El objeto viajaba a una velocidad de 64.000 kilómetros por hora y debió generar miles de fragmentos”, señala Josep María Trigo, científico del CSIC en el Instituto de Ciencias del Espacio de Barcelona.

Los científicos de la Universidad Federal de los Urales han encontrado ya en el suelo unas cuantas decenas de meteoritos. Son condritas, el tipo más corriente —“un 74% de todos los que llegan a la Tierra”, apunta Trigo— con tamaños comprendidos entre 0, 5 y 1 centímetros, informa Reuters.

El trabajo se acumula para los especialistas en asteroides estos días. También están analizando la información captada del 2012 DA14, que pasó el viernes pasado, como estaba previsto, a tan solo 27.700 kilómetros de distancia del suelo terrestre, por debajo de la órbita habitual de los satélites de comunicaciones.

“Parece tratarse de un cuerpo alargado y tiene una rotación de unas siete horas”, señala Jaime Nomen, astrónomo del Observatorio de Mallorca y descubridor del asteroide 2012 DA14 hace un año. “En cuanto a su composición, podría tratarse también de una condrita ordinaria. El asteroide no se ha roto al pasar junto a la Tierra, pero ha cambiado su órbita [por el impulso adquirido con la gravedad terrestre], por lo que, a partir de 2040, podría acercarse mucho otra vez y suponer un peligro”, dice Trigo.

Los comerciantes de fragmentos tienen los ojos puestos en los Urales

Lo que está claro es que los sistemas de vigilancia del cielo son insuficientes, es decir, tienen grandes huecos. El 2012 DA14 se vio, se calculó su órbita y se determinó que no había riesgo de colisión. El otro, el de Rusia, no solo era más pequeño (un tercio del diámetro) y, por tanto, más difícil de detectar, sino que llegó por la cara solar, lo que impide que los telescopios en tierra en lo vean. “Habría que desarrollar otros sistemas de vigilancia desde el espacio”, dice Trigo.

Los objetos del rango del que entró sobre los Urales son muy numerosos en el cielo y muy difíciles de detectar, han advertido los expertos de la NASA. Pero, además, de mejorar los sistemas de observación y vigilancia, los expertos plantean que una apropiada estrategia de protección planetaria frente a estos desastres naturales no termina con la catalogación de objetos peligrosos, sino que también debe incluir un sistema de alerta, así como protocolos adecuados para evacuar territorios en peligro y proteger a la población. Además, podrían desarrollarse dispositivos capaces de salir al espacio y desviar cualquier roca amenazante.

De momento, coleccionistas y comerciantes de meteoritos tienen puestos los ojos en los Urales para intentar hacerse con fragmentos del cuerpo que estalló allí, informa Space.com, advirtiendo que ya han aparecido algunas ofertas en Internet de piedras que parecen ser falsas. Un comerciante estadounidense, Michael Farmer, dice que el valor de las auténticas, estará determinado por la rareza de la roca: “Si tiene una composición inusual y si llegan muchos fragmentos o no al mercado”. La oferta y la demanda también determina el precio de los escombros celestes.

Objetos y destellos

Asteroide. Objeto rocoso más pequeño que un planeta, normalmente, en la zona interna del Sistema Solar (hasta la órbita de Júpiter). Se clasifican en tres tipos por su composición: metálicos, ricos en carbono o rocosos.

Meteoro. Objeto celeste que, al entrar en la atmósfera terrestre, se quema y vaporiza, generando un destello y/o una estela luminosa.

Meteorito. Objeto celeste que no se desintegra al entrar en la atmósfera y llega al suelo del planeta. Algunos meteoritos, muy pocos, son rocas arrancadas de Marte.

Estrella fugaz. Pequeño meteoro (grano de polvo o piedrecita) que forma una estela luminosa apreciable en el cielo nocturno.

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