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Lara: “La independencia es un mal irreparable para unos y otros”

El presidente del Grupo Planeta pide a los Gobiernos español y catalán "diálogo y diálogo"

El presidente del Grupo Planeta, José Manuel Lara, pidió ayer a los Gobiernos español y catalán “diálogo y diálogo” para superar el actual desencuentro, fruto de la eclosión soberanista que se vive en Cataluña. “La convivencia es totalmente posible”, aseguró en la tradicional rueda de prensa previa al Premio Planeta, que se falla esta noche. En esa línea, alertó de que “la independencia es un mal irreparable para unos y otros, y un coste que no podremos pagar”. “Es muy peligroso jugar con sentimientos. Y el nacionalismo catalán es un sentimiento, como despertar el antinacionalismo catalán en España. Y si despiertas esos sentimientos y luego no puedes satisfacerlos, llegas a una situación muy peligrosa”, añadió.

Lara se refirió a las tensiones entre los Ejecutivos catalán y central, y culpó a los dos: “No han sabido dialogar, solo hacer visitas protocolarias y tirarse los trastos”. Asimismo recordó que antes de 1996, en el denominado Pacto del Majestic, cuando CiU acordó apoyar el primer Gobierno de José María Aznar, “hubo varias reuniones que nunca salieron en los medios”, algo que no se ha producido ahora, lamentó. El editor barcelonés puso eslogan a favor de ese diálogo: “Soy catalán, però també sóc espanyol”.

Como ya hizo semanas atrás en declaraciones a una emisora de radio, Lara ratificó que el Grupo Planeta abandonaría Barcelona como sede central en una hipotética Cataluña independiente: “Yo no me iré, viviré aquí y las editoriales catalanas del grupo tampoco abandonarán Barcelona, pero a lo mejor tendré que trabajar de lunes a jueves en otro lugar”.

José Manuel Lara Bosch basó la eventualidad de que su grupo debiera afincarse fuera de Cataluña en el hecho que “las grandes empresas editoras francesas de Planeta están en París y no en Roma, lógicamente”. En ese contexto, no aclaró si el Premio Planeta se seguiría celebrando en la capital catalana, aunque fue irónicamente rotundo al asegurar que se mantendría en Barcelona el Premio Ramon Llul de narrativa catalana. “Ese, pase lo que pase, le puedo jurar que no irá a Cuenca”, afirmó jugando con las declaraciones que realizó hace 15 días, cuando citó la ciudad de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha.

Cuenca también había salido a colación minutos antes, cuando el editor compartió una de sus dos grandes preocupaciones hoy: la equiparación en España del IVA del libro digital (21%) al del papel (4%), “como ya han hecho Francia y Luxemburgo, donde se ha domiciliado Amazon, lo que le permite vender con solo un 3% de IVA los e-books”. Fue entonces cuando lanzó, socarrón: “Al final no tendremos que ir a Cuenca, sino a Luxemburgo”.

Su otra inquietud, que viene repitiendo los últimos años, es la de l a piratería digital. “En Planeta ya llevamos solo este año 1.500 denuncias presentadas; se nos exige una política de precios más bajos para combatir eso pero a los piratas solo se les puede afrontar con trabucos y un parche en el ojo”, dijo y apuntó hacia “un refuerzo de las medidas de control de las páginas de enlaces que se convierten en la excusa de las ilegales”.

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Esos dos temas son los que avanzó ayer que piensa dejar caer en su mesa durante la cena de gala del Premio Planeta, a la que en principio asistirá el ministro de Cultura, José Ignacio Wert. “Bueno, si no es por la última polémica, creo que vendrá”, volvió a ironizar Lara, haciendo tácita referencia a las palabras que el ministro pronunció el pasado miércoles en el Congreso, cuando aseguró que el interés del Gobierno es “españolizar a los niños catalanes”, una aseveración en la que se ratificó dos días después.

Los comensales de esa mesa no tienen desperdicio: está previsto que Werth y Lara compartan mantel nada menos que con el presidente de la Generalitat, Artur Mas, y el consejero de Cultura, Ferran Mascarell.

La actualidad política y económica restó en parte protagonismo al premio propiamente dicho, cuya 61ª edición ha reunido 432 originales (más de la mitad, provenientes de España), lo que permite que el galardón mejor dotado de las letras españolas (601.000 euros para el ganador y 150.250 para el finalista) supere ya a lo largo de su historia los 20.000 textos presentados. Las ventas son aún más espectaculares: 40 millones de ejemplares.

Con la tranquilidad que da que el libro esté soportando mejor la crisis que otros productos, gracias también a la exportación a Latinoamérica, el certamen literario se dirimirá, si se atiende a las temáticas más abundantes entre los textos presentados, entre los géneros de la novela histórica y el policiaco; como novedad, algunas abordan ya conflictos sociales, pasados y presentes.

Un autor de cierto éxito o renombre en uno de esos ámbitos y otro más famoso procedente del sector de los medios de comunicación (sin nombres) conformarían el ticket teórico más plausible con el que Planeta afrontaría su galardón en tiempos de crisis. No están los tiempos para dejar nada al azar.

 

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