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Salud niega una vaginoplastia a una transexual en lista de espera

El CatSalut alude a “criterios clínicos” mientras que el Síndic cuestiona su decisión y le insta a revisar el caso

Jessica Mouzo
V.G.G. posa en la sede del Observatorio contra la Homofobia en Barcelona
V.G.G. posa en la sede del Observatorio contra la Homofobia en BarcelonaConsuelo Bautista

Seis años es lo que lleva esperando V. G. G. para someterse a una cirugía de reasignación de sexo. Pero la intervención, en vez de acercarse, parece que va para largo, o para nunca. El Departamento de Salud rechazó el pasado marzo someter a V. G. G, de 52 años, a la vaginoplastia que estuvo esperando desde que el mismo Servicio Catalán de la Salud (CatSalut) la incluyese en la lista de espera en 2009. Salud alega “criterios clínicos” para denegar la intervención, pero el Síndic de Greuges, Rafael Ribó, ha pedido, a raíz de una queja interpuesta por la afectada, que Salud estudie de nuevo su caso y reconsidere su decisión.

La cirugía de reasignación de sexo, que modifica los genitales de nacimiento de una persona para que sean como los del género con los que esta se identifica, no está incluida dentro de la cartera de servicios del Servicio Nacional de Salud (SNS). Sin embargo, Cataluña dispone desde 2009 de una unidad específica de referencia en todo el territorio —la Unidad de Trastornos de Identidad de Género (UTIG) del hospital Clínic de Barcelona— para el tratamiento psicológico, médico y programa quirúrgico. Esto significa que, desde hace seis años, Salud financia las operaciones de cambio de sexo en Cataluña.

Los requisitos para entrar en lista de espera son, según Salud, “haber sido atendido en la unidad un mínimo de dos años, ser mayor de edad y llevar doce meses de tratamiento hormonal y doce meses de experiencia de vida real”. Según datos del Departamento, en 2014 se realizaron 15 cirugías y, en total, desde 2009, la cifra asciende a 90.

Con una escueta llamada telefónica se fueron al traste, el pasado marzo, los seis años de espera. “No la podemos operar por la edad y porque los resultados no serían los esperados”, fue la primera excusa que, según V. G. G., le dio la psicóloga de la UTIG cuando la llamó para informarle de su exclusión de la lista.

La afectada asegura que en 2009 empezó a someterse a todos los tratamientos y, en un primer momento, apunta, “marcaron la operación para 2013”. Pero los recortes de los últimos años hicieron mella en el servicio y se retrasó la intervención. Entretanto, V. G. G. seguía escrupulosamente el protocolo de la UTIG —diagnóstico diferencial, pruebas psicométricas, tratamiento hormonal y terapia grupal, entre otras pruebas— y realizó, según recoge el informe del Síndic, un total de 35 visitas a los distintos servicios de la UTIG.


“Problemas de edad”

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En enero, V. G. G. volvió a contactar con el Clínic. “La psicólogame dijo que tenía dos noticias, una mala y otra buena. La buena era que me operarían las cuerdas vocales y la mala que no me harían la vaginoplastia por problemas de edad”, critica V. G. G. La afectada expuso su caso al Observatorio contra la Homofobia y envió una queja al Síndic.

Según consta en el informe del defensor del pueblo catalán, el CatSalut alegó que V. G. G. incumplía cinco de los 12 criterios de inclusión para estar en la lista de espera. Presentar adaptación personal, social, laboral y/o escolar, tener las condiciones físicas (edad, estado físico o patología) para garantizar un resultado esperado tras la operación y disponer de recursos económicos para realizar el tratamiento postoperatorio son algunas de las carencias que señaló Salud para rechazar su intervención.

Ribó cuestiona la decisión de Salud y arguye que “se hace difícil entender cómo hace seis años, después de analizar su situación y aplicarle los criterios de inclusión en la lista de espera el resultado de este análisis consideraba que era una candidata apta para la intervención y, sin embargo, ahora ya no lo es porque ha dejado de reunir la mitad de estos criterios”. Así, el Síndic insta en sus conclusiones a que “se revise de nuevo el caso de V. G .G para que se valore la posibilidad de que se pueda someter a la intervención de vaginoplastia que se le prescribió hace seis años”.

Salud, por su parte, ha eludido contestar si reconsiderará la situación y se ha limitado a decir que “el CatSalut respeta los informes del Síndic y actúa de acuerdo con sus competencias con el objetivo último de dar la mejor asistencia a los pacientes”. Y mientras, V. G. G. sigue esperando.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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