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Pobreza a orillas del Besòs

El eje del río concentra los barrios metropolitanos con menor renta La UAB alerta de que la crisis agudiza la segregación territorial

Jessica Mouzo
Viejas y nuevas edificaciones junto al Besòs a la altura de Can Peixauet, en Santa Coloma.
Viejas y nuevas edificaciones junto al Besòs a la altura de Can Peixauet, en Santa Coloma.consuelo bautista

Desde los jardines del parque fluvial de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona), a los pies del río Besòs, apenas se ven resquicios de las viejas barracas que alojaron a inmigrantes españoles a mediados del siglo pasado. En su lugar, se levantan grandes bloques de viviendas. La fachada de Santa Coloma mira impoluta a Barcelona mientras que, río abajo, en la otra orilla, la capital catalana le devuelve su reflejo menos amable. Montones de basura en las esquinas y adoquines sueltos en las aceras cicatrizadas con verdín, dibujan una de las barriadas de la periferia de Barcelona.

Dos caras de la misma moneda se reflejan en las aguas del Besòs. Según un informe de la Universitat Autònoma de Barcelona sobre el impacto de la crisis en el espacio urbano, los barrios que rodean al río, desde ambas orillas, albergan los mayores índices de pobreza. El estudio alerta de que se agudiza la segregación territorial entre ricos y pobres en el área metropolita. Y el eje del Besòs acoge a la población con menos recursos.

A pesar de renovar la cara del río con el saneamiento de las riberas, la zona del Fòrum o las políticas públicas para mejorar la calidad de vida de sus habitantes, el eje del Besòs (la periferia de Barcelona y los municipios de Badalona, Santa Coloma de Gramenet o Sant Adrià del Besòs) es uno de los reductos donde se confinan los indicadores de pobreza más altos.

Los vecinos del Besòs aseguran que Barcelona les sigue dando la espalda

La alta concentración de personas extranjeras en situación precaria, una tasa del paro calculada relacionando los parados registrados y la población activa que llega a alcanzar el 22% (cuando la media en Cataluña es del 16%) y una renta familiar muy inferior a la media del Barcelonès impiden que las barriadas acaben de levantar cabeza. “Estos barrios se construyeron en terrenos con una orografía muy complicada, escasa planificación, y fuertes carencias urbanísticas. Se ha intervenido intensivamente desde las Administraciones, pero mantienen su carácter de barrios con una calidad de vivienda inferior a la media y con más déficits urbanísticos”, explica uno de los autores del estudio de la UAB, Ismael Blanco.

En la planta baja de un viejo edificio en el corazón del barrio del Besòs de Barcelona, Pilar Martín, de 69 años, se queja de la mala situación del vecindario: “Nadie se preocupa ni mira por el barrio. Estamos olvidados”. Con cerca de un 25% de población inmigrante, el Besòs-Maresme tiene una tasa de paro en relación al padrón del 14,5% y la renta familiar está entre las cinco más bajas de Barcelona.

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La UAB apuesta por abordar la segregación desde un nivel supralocal

“Aquí prosperar significa irse del barrio. No hay oportunidades para que la gente joven se quede. Ni se hacen mejoras, ni se cuida el espacio público”, denuncia David Escudé, regidor del PSC en el distrito de Sant Martí. A pesar del empuje revitalizador que supusieron, 10 años atrás, iniciativas como la Ley de Barrios —para actuar desde la Generalitat en barrios con necesidades urbanísticas y sociales específicas—, los vecinos del Besòs denuncian que Barcelona les sigue dando la espalda. “Ni siquiera los taxistas quieren llevarte a casa si vives en el Besòs. Tienen miedo ir más allá del Fórum”, señala Pilar.

La precariedad de las viviendas, la inseguridad o las carencias en equipamientos y servicios son algunas de las reivindicaciones. “Tenemos miedo a salir a la calle. No queda ni una anciana en el vecindario a la que no le hayan robado”, se queja Vicky Roig, del barrio del Maresme. El ayuntamiento no tiene previsto ningún equipamiento para el barrio, “sólo obras de mejora o mantenimiento”, confirma una portavoz.

“No tenemos equipamientos, hay muy poca inversión”, se quejan los vecinos

Río arriba, por la orilla barcelonesa, también se levantan otros barrios con notables indicadores de pobreza. Entre ellos, Ciutat Meridiana, que con cerca de un 20% de la población en relación al padrón en paro, tiene la renta familiar más baja de Barcelona. “No tenemos equipamientos, hay muy poca inversión y los derribos y ocupaciones crean más inseguridad”, apunta Ramón Casas, vicepresidente de la Asociación de vecinal de Trinitat Nova. Refuerzo de asistentes sociales, más policía o cobertura total para becas comedor, son algunas de las iniciativas impulsadas desde la administración del distrito de Nou Barris.

Una tasa de paro estimado de más del 22%, y una renta familiar por habitante 25 puntos por debajo de los valores medios de la comarca (17.800 euros, un valor de 105.4 sobre 100, que sería la media de Cataluña) , hace de Sant Adrià otro municipio con altos factores de riesgo de exclusión social. “Somos el vertedero de las dos ciudades. Lo que nadie quiere, tiene que venir aquí”, denuncia Paqui Jiménez, portavoz de la asociación de vecinos de La Mina.

Los ayuntamientos piden criterios de corrección al otorgar ayudas públicas

Santa Coloma y Badalona redondean el llamado eje del Besòs. A pesar de que en la época de bonanza se derribaron 1.300 viviendas deficientes para reubicar a los inquilinos en nuevas casas, en el barrio de Sant Roc, en Badalona, se concentran altos índices de pobreza. “Fue la zona en la que más se invirtió, pero sigue siendo el barrio que más sufre la crisis”, apunta el responsable del Consorci Badalona Sur, Venanci Saborit. La tasa de paro sobre el padrón en Badalona es del 19,6% y el valor de la renta familiar está 20 puntos por debajo de la media comarcal. Santa Coloma, por su parte, defiende su identidad y el orgullo como un municipio que ha sabido combatir los envites de la crisis, a pesar de contar con una tasa de paro del 21%. La renta, al igual que los ayuntamientos vecinos, es 30 puntos inferior a la media comarcal. El consistorio ha doblado los Fondos de Ayudas Sociales (hasta 3 millones en 2014).

El informe insiste en que la magnitud del proceso de segregación urbana obliga a tratarlo desde un punto de vista supralocal. Los ayuntamientos defienden la necesidad de incorporar criterios de justicia distributiva territorial en las políticas locales. “Las instituciones superiores deberían incluir factores de corrección al otorgar las ayudas para que no haya disparidad económica entre los municipios”, apostilla el responsable de urbanismo de Santa Coloma, Jordi Mas.

“El Besòs es un territorio desconocido para el ciudadano metropolitano. Queremos que sea el lugar de concentración de la industria descontaminante y de la Barcelona del conocimiento”, defiende el gerente del Consorcio del Besòs, Sito Alarcón. Con la fachada lavada, al Besòs le toca limpiar las carencias estructurales que no se reflejan en las aguas del río, pero que sí que están.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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