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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Dialogar y no arrepentirse

Es necesario un clima de confianza mutua entre el Gobierno y la Generalitat

El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, el miércoles en el 'Parlament'.
El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, el miércoles en el 'Parlament'.MARTA PÉREZ (EFE)

Los desencuentros entre el PP y el grueso de las fuerzas políticas catalanas se prolongan desde hace un decenio largo: desde que aquel impugnó (jurídicamente y en la calle) el Estatuto de 2006. En los últimos años no solo no hubo diálogo, sino cruces de invectivas, descalificaciones y pleitos. No sería lógico esperar que una sola reunión —como la mantenida en secreto por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el de la Generalitat, Carles Puigdemont, el pasado 11 de enero— resuelva de un carpetazo el abismo existente.

Eso sí, sería bueno que los protagonistas y sus adláteres no negaran los contactos, evitasen mentir y no se arrepintiesen de algo excelente: dialogar. Aunque una sola sesión sea una gota en el océano, la idea de que los problemas se resuelven sin hablar con aquellos con quienes discrepas no tiene sentido. Sucede justo lo contrario.

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Eso se traduce en que, aunque un contacto inicial haya sido infructuoso —que lo fue en lo inmediato—, los líderes responsables deben perseverar. ¿Cómo? Innovando en los formatos del diálogo, no cejando en implicar a terceros que puedan facilitarlo, identificando en primer término los asuntos más susceptibles de desbrozar el camino, dejando para un último momento los más arduos de generar consenso.

La negociación política es un arte y hay experiencias que ayudarían a ahormar la más difícil, incluso en las coyunturas más desfavorables, como es el caso de la actual inquina mutua. Lo esencial es, tras empezar, insistir: primero, en la creación de un (hoy inexistente) clima de confianza mutua; con otras mediaciones; a través de medidas concretas sobre las que asentarlo; y después abordar fases más ambiciosas.

Cataluña y España se juegan mucho en este envite. Por eso este periódico ha reivindicado, apoya y apoyará siempre el intento de recomponer los puentes de diálogo. Jamás desistirá de este empeño, pues democracia y autonomía son dos caras inseparables de la modernidad de este país.

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