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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Declive demográfico

El INE estima que en diez años España perderá 2,6 millones de habitantes por un saldo migratorio negativo y la baja natalidad

Marcos Balfagón

El momento temido por los demógrafos —y los economistas—, aquel en que la línea de nacimientos se cruza con la de las muertes, está a punto de llegar, concretamente dentro de cinco años, según las previsiones del Instituto Nacional de Estadística. Eso quiere decir que morirá más gente de la que nazca y, por tanto, si los saldos migratorios no lo impiden, España perderá población. El INE estima que en los próximos 10 años el país perderá 2,6 millones de habitantes y se quedará en 44.

Pero esto son solo proyecciones basadas en hipótesis que pueden verificarse, o no. De hecho, el cruce entre nacimientos y muertes en favor de estas estuvo ya a punto de ocurrir en la década de los noventa. También entonces proliferaron las más pesimistas proyecciones demográficas. Pero no se cumplieron. Cambió el ciclo económico y de los tres factores que inciden sobre la evolución demográfica —nacimientos, muertes y saldo migratorio—, dos evolucionaron en sentido positivo. El país importó 4,5 millones de habitantes en pocos años, la mayoría de los cuales eran jóvenes en edad de procrear. Y procrearon.

Como consecuencia del aumento de la población joven y de la bonanza económica, también aumentó la natalidad, a pesar de la baja fecundidad (número de hijos por mujer). Ahora, el INE estima que la fecundidad se mantendrá en 1,4 niños por mujer —había llegado a caer a 1,1—, pero la natalidad bajará igualmente porque en la próxima década llegará a la edad de procrear una generación más vacía, la que nació cuando se hundió la natalidad.

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De todos modos, la baja natalidad no se prevé que sea la principal causa de la pérdida de población, sino el saldo migratorio. Alemania lleva desde 1975 con más muertes que nacimientos y ello no le ha impedido crecer y dominar Europa. Con más inmigración, claro está.

Pero este factor depende de la situación económica y parece que los demógrafos no tienen demasiada confianza en la recuperación económica que se apunta en nuestro país. De hecho, prevén que 2,5 millones de habitantes, de los 2,6 que se perderán, serán por el saldo migratorio, es decir, porque se irá más gente de la que vendrá. Malos augurios pues. Pero no infalibles, como se demostró en los noventa. Veremos.

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