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China promete acelerar reformas tras la entrada del yuan en la cesta del FMI

El gigante asiático considera que la decisión "ayudará a mejorar" el sistema monetario internacional vigente

Foto: cnbc | Vídeo: CNBC / EFE

Las autoridades chinas se mostraron este martes satisfechas al ver cumplida una de sus mayores demandas para ganar peso en las finanzas internacionales: la inclusión de su moneda, el yuan, en la cesta de divisas del Fondo Monetario Internacional (FMI). El Banco Popular de China (PBOC) aseguró en un comunicado que la decisión del organismo es "un reconocimiento al desarrollo económico" del país que "ayudará a mejorar el sistema monetario internacional vigente". Para los numerosos escépticos que aseguran el yuan aún no cumple a rajatabla las condiciones necesarias para convertirse en una moneda de reserva, el regulador monetario chino prometió acelerar el ritmo de reformas económicas y financieras.

"El movimiento significa que la comunidad internacional espera que China juegue un mayor papel en el sistema económico y financiero global. De cara al futuro, China seguirá profundizando y acelerando las reformas económicas y la apertura financiera, y contribuirá a la promoción del crecimiento mundial", reza el comunicado. La agencia oficial Xinhua fue más allá y escribió, en uno de sus comentarios, que una nueva negativa a admitir el yuan "habría cuestionado la representatividad de los derechos especiales de giro y la legitimidad del FMI".

A pesar del visto bueno de los técnicos del FMI, el yuan no es aún una divisa plenamente convertible en la cuenta de capital y su tipo de cambio sigue dependiendo en gran parte de la tasa media de referencia que fija el Banco Central. Las autoridades han ampliado durante los últimos años su banda máxima de fluctuación diaria respecto al dólar estadounidense y han adaptado a criterios menos arbitrarios el método para establecer su valor medio. En su página oficial, el PBOC asegura que la plena convertibilidad "no es una condición necesaria para que una moneda sea ampliamente negociada" y que puede serlo "incluso si el país emisor conserva algunas restricciones".

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Pekín levanta estas cortapisas, pero lo hace de forma paulatina por el miedo a posibles fugas de capital o entradas de dinero con fines especulativos. Los últimos cambios fueron este verano y desembocaron en una devaluación de la moneda que puso patas arriba los mercados financieros mundiales ante el temor que el movimiento escondiera una estrategia para rebajar el valor del yuan a largo plazo. Entonces también se puso en entredicho la credibilidad y transparencia del Banco central, dos de los puntos que deberán mejorar a medida que, tras el reconocimiento oficial como una moneda de reserva, su demanda aumente. "Una vez el yuan se ha incluido en la canasta, el Gobierno tiene la enorme responsabilidad de asegurar una divisa estable y una economía abierta", aseguró el presidente del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII), Jin Liqun, en un acto de la Cámara de Comercio de la Unión Europea en Pekín.

Hu Xingdou, profesor de Economía del Instituto de Tecnología de Pekín, asegura que la inclusión del yuan en la cesta del FMI supone un "hito" para el país y sostiene que promoverá más reformas "con toda seguridad". Otros analistas coinciden en que China deberá desmantelar parte de los controles de capital vigentes, aunque no necesariamente lo hará más rápido de lo planeado. Alicia García Herrero, economista jefe de Natixis para Asia Pacífico, asegura en una nota a clientes que lo más probable es que Pekín "renuncie, al menos en parte, al control sobre el tipo de cambio". Aunque, visto el caos que provocó la devaluación del pasado verano, "parece poco probable que se le permita fluctuar de forma sustancial".

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