_
_
_
_
_

La huella del éxito

Murray compite en Nueva York con la resaca de su histórico triunfo en Wimbledon y la presión de defender un grande por primera vez

J. J. MATEO
Murray, en primera ronda frente a Llodra
Murray, en primera ronda frente a LlodraJUSTIN LANE (EFE)

Una volea entre las piernas. Un saque de cuchara. Michael Llodra intenta hurgar en los nervios de Andy Murray, pero solo encuentra solidez de cemento. El británico arrancó el miércoles su primera defensa de un grande con un 6-2, 6-4 y 6-3 lleno de golpes de cara a la galería. El campeón digiere emociones que le son desconocidas. En solo dos meses ha pasado de ser el primer británico que gana Wimbledon en 77 años a perder el número dos del mundo. En ese tiempo se ha transformado de un tenista capaz de domar en la central de Londres a Novak Djokovic en otro que se inclinó ante Ernests Gulbis, el número 38, en Montreal. Murray vive lo que los técnicos definen como la resaca del triunfo. Afronta compromisos publicitarios que consumen su tiempo como nunca antes. Juega en Nueva York, donde ganó en 2012, intentando evitar los focos y mantenerse en un segundo plano para prolongar su impecable hoja de servicios: como poco, ha disputado la final de los últimos cuatro grandes que ha competido (no jugó Roland Garros).

“De los de arriba, Murray quizás es el que está un poco más flojito”, fotografía José Higueras, exnúmero seis del mundo, uno que sabe lo que cuesta digerir el éxito y compaginar las exigencias de la competición y la fama porque entrenó a Jim Courier, Pete Sampras y Roger Federer. “Obviamente, el esfuerzo mental que hizo en Wimbledon, y todo lo que vino detrás, es posible que hayan dejado un poco de huella y le afecte lo que queda de año. Esa huella, que es positiva, también te cansa, por todo el subidón que has tenido. ¡Un británico ganando Wimbledon después de 77 años!”, subraya el director de la cantera estadounidense sobre el partido decisivo de Londres, que vieron más de 12 millones de espectadores de media en el Reino Unido, de largo el programa de más éxito del curso. “Normalmente eso te tiene que dejar un poco vacío. Te cuesta volver a subir otra vez”, dice acerca de lo que cambia una vida tras un triunfo tan colosal, que en el caso del británico incluyó que David Cameron, el Primer Ministro de su país, pidiera que le nombrara Sir.

Normalmente un triunfo como el de Wimbledon te tiene que dejar un poco vacío. Te cuesta volver a subir otra vez José Higueras, ex técnico de Courier, Sampras y Federer

Murray está en Nueva York rodeado de un grupo de pretorianos. Aquí están Ivan Lendl, su técnico; Jez Green, su preparador físico; Mark Bender, su fisioterapeuta; Mahesh Bhupathi, que se ocupa de sus negocios; y Ugo Colombini, su agente. Les acompañan su novia, con la que se dejó ver este verano en las Bahamas, y Judy Murray, su madre y seleccionadora británica. Ningún tenista de elite se hace acompañar por una corte tan extensa. Frente al bullicio de la gran manzana, donde se proclamó campeón junior, jugó su primera final grande (2008) y logró su primer torneo del Grand Slam (2012), el escocés busca referencias que le anclen en la realidad, hábitos que le alejen de las alfombras rojas para devolverle a sus rutinas competitivas.

“He estado un 10 o un 15% más ocupado de lo normal”, explicó sobre la novedad de llegar a un grande como defensor del título. “Tuve que hacer alguna cosa más con los medios y los esponsors. Los días han sido más largos. Ha sido muy importante asegurarme de que organizaba bien mi tiempo para conservar la energía”, añadió. “Normalmente, antes de jugar mi primer partido, me suele gustar salir y hacer cosas, pero como he estado tan ocupado he intentado mantener un perfil bajo y, desafortunadamente, pasar mucho tiempo en la habitación del hotel”, siguió. “La noche que gané aquí el título, sentí tanto alivio [Djokovic había llevado al quinto set tras enjugar una desventaja de dos sets a cero] que no pude disfrutar tanto como en los Juegos o Wimbledon. No podía creer que hubiera ganado. Fue bonito que volvieran los recuerdos tras mi primer entrenamiento”.

En Nueva York, Murray, uno de los claros favoritos, juega aún resacoso por su triunfo de Wimbledon y pendiente de las exigencias de la fama.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

J. J. MATEO
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_