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Con Vettel no hay dudas

El alemán abre hueco en el Mundial tras vencer por delante de los dos Lotus y de Alonso

Oriol Puigdemont
Vettel celebra la victoria en Alemania
Vettel celebra la victoria en Alemaniadavid ebener (EFE)

Bernie Ecclestone sabe jugar perfectamente las cartas que maneja como patrón de la fórmula 1, un certamen que de su mano se ha convertido en un exclusivo edén, capaz de generar cientos de millones de euros al año y que él mismo se encarga de repartir. Además de eso, también es un tipo con suerte. El Gran Premio de Alemania era el evento perfecto para que aquellos aficionados que están resentidos con el campeonato por considerarlo demasiado politizado sacaran el hacha. Pues bien, el fin de semana terminó ofreciendo uno de los domingos más trepidantes del curso a partir de una carrera deliciosa que tuvo de todo aunque no siempre fuera bueno —un operador de cámara recibió el impacto de una rueda que salió despedida del bólido de Webber—, y que no se decidió hasta el último metro.

Un operador de cámara recibió el impacto de un neumático despedido del bólido de Webber

La diversidad de estrategias provocó que a 10 vueltas del final hubiera cuatro pilotos enfrascados en la gresca por la victoria, y no hay evidencia más clara que esa para hacerse una idea del voltaje que electrizó el circuito de Nürburgring. Después de remar como pocas veces lo hizo antes, el premio gordo fue para Sebastian Vettel, que por primera vez logró imponerse ante su hinchada y que ya acumula 30 triunfos en su palmarés —cuatro esta temporada—, uno menos que Nigel Mansell y dos que Fernando Alonso. Tras él cruzaron la meta los dos Lotus, el de Kimi Raikkonen y el de Romain Grosjean, por este orden, mientras que cuarto fue el español de Ferrari.

Pocas cosas le quedan por demostrar a Vettel para tratar de convencer a quienes consideran que su nivel de conducción aún no está a la par del de Alonso o Hamilton. El alemán se ha impuesto arrollando al personal como en 2011 o sudando tinta como el año pasado. Esta vez, en Alemania, se ganó el sueldazo que le paga Red Bull (unos 12 millones de euros de base) y, con una demostración de habilidad, consistencia y tozudez, aguantó como un jabato los achuchones de los Lotus a pesar de tener que hacerlo sin la ayuda del KERS gran parte del tiempo. Con este último carrerón, el tricampeón de Heppenheim deja prácticamente sin efecto el rosco que se llevó el domingo anterior en Silverstone, donde el cambio de su RB9 se trabó cuando lideraba el pelotón, permitiendo que Alonso le diera un buen bocado en la tabla de puntos. Ferrari deberá cambiar el paso si pretende atar en corto al rubiales del equipo energético, cuyo rendimiento ha ido in crescendo con el paso de los grandes premios, justamente lo contrario a lo que le ha ocurrido a la marca de Maranello, que comenzó el Mundial divinamente aunque ahora se ha quedado estancada.

Si hay un guion que encaje con Vettel es el de la escapada, ese que le lleva a correr como un poseso en los primeros giros con tal de abrir un margen que termina siendo irrecuperable para los demás. Esta vez, sin embargo, ni salió desde la pole ni el cojín a su favor superó nunca los cinco segundos, circunstancia que le obligó a correr con un ojo al frente y el otro en el retrovisor, apretando los dientes y cuidando las gomas, confiando en sus manos y en las de los ingenieros que diseñan su bólido.

Vettel levanta el trofeo de campeón
Vettel levanta el trofeo de campeónPaul Gilham (Getty)

Gracias a un arranque fabuloso, el germano abrasó a Hamilton en la primera curva y de allí se puso a volar hasta la primera visita a los garajes (octava vuelta). Así siguió al salir de ellos, deprisa, deprisa y sin perder tiempo en el embotellamiento, escalando poco a poco, culebreando hasta volver a hacerse con la batuta a medida que los demás desfilaron por los garajes (vuelta 14). Una excursión sin conductor de un Marussia hizo entrar en escena al coche de seguridad (23º giro), que reagrupó al rebaño y terminó fijando un mismo plan para los cuatro primeros.

El subidón del termómetro convirtió el Lotus en un torpedo, y la escudería de Enstone (Gran Bretaña) lo apostó todo a Raikkonen, que realizó su último sprint con gomas blandas. El finlandés se zampó a su compañero (vuelta 55) y a punto estuvo de intentarlo con Vettel. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en Ferrari, Mercedes y Lotus, a Red Bull parece importarle un bledo el tiempo que haga, y no hay mejor noticia que esa para Baby Schumi, que tras casi dos años volvió a encasquetarse el laurel en Europa.

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