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Los gimnastas también se ‘fugan’

Los mejores especialistas españoles se enrolan en ligas europeas para mantener la motivación y aumentar sus ingresos en un año crítico por la escasez de ayudas

Amaya Iríbar
López, Bazán, González y Abad compiten para Francia e Italia.
López, Bazán, González y Abad compiten para Francia e Italia. CLAUDIO ÁLVAREZ

Dicen que las crisis agudizan el ingenio y en el caso de los gimnastas españoles parece ser verdad. Conscientes de que las dificultades económicas han reducido el calendario competitivo a la mínima expresión, y con dudas aún de cómo serán sus becas el año que viene, seis de los mejores especialistas han decidido buscar fuera lo que no tienen aquí: competiciones, motivación para seguir entrenándose en un deporte que es muy exigente y, de paso, sacarse un dinerillo extra. Pero al contrario que otros olímpicos, que han escogido emigrar —como David Cal, Rafa Muñoz y tantas jugadoras y jugadores de balonmano, por poner solo algunos ejemplos— lo hacen compitiendo para clubes franceses e italianos, lo que les permite no romper su rutina de entrenamientos en España y mantener sus compromisos con la selección.

Rubén López, olímpico en Londres, fue de los primeros en salir, hacia el Boulazac francés, donde también está enrolado Javier Gómez. La oferta le llegó a través de un entrenador que le comentó que había un club que buscaba gimnastas y no se lo pensó dos veces. En breve hace otra vez las maletas para un viaje que dura solo un par de días. Ir, competir, volver... y cobrar.

Los clubes de Francia e Italia pagan entre 500 y 1.000 euros por competición

El equipo corre con todos los gastos del viaje y le paga 1.000 euros limpios por cada torneo, que pueden subir hasta los 1.300 si acaba entre los mejores, explica. Los sueldos varían según el club, pero no bajan de los 500 euros, y la cantidad más habitual son esos 1.000 que, para un gimnasta, cuyo ingreso principal suele ser la beca ADO, no es una cantidad desdeñable.

“Nos tratan genial. Las condiciones son muy buenas y, sobre todo, podemos competir”, dice con una sonrisa este catalán afincado en Madrid desde hace cuatro años, admirado por el ambiente que se respira en cada prueba francesa, con gimnastas de varios países —muchos ucranianos y de otros países de la antigua órbita soviética, los reyes de esta disciplina en Europa durante décadas—, con los pabellones llenos, y decenas de chicos y chicas haciendo gimnasia todo el fin de semana, algo impensable en España.

Como su club es de los “más fuertes” su idea es llegar hasta la final, que se celebrará en junio, lo que implica al menos tres torneos más. Los calendarios de sus compañeros son similares y ninguno está obligado a participar en todas las pruebas, aunque lo intentan. “Mi plan es hacer todas las competiciones que pueda porque en España no tenemos casi”, explica Rubén López. La crisis también afecta a las grandes citas de la selección porque la federación pretende ahorrar lo más posible este año, el único de todo el periodo olímpico que no es clasificatorio para Río 2016. Así que solo mandará a dos gimnastas a los Europeos del próximo mes en Moscú y a un pequeño equipo a los Mundiales de septiembre. El seleccionador cuenta con una docena de aspirantes.

“No es solo por dinero”, dice Fabián González; “así nos preparamos mejor”

Ni para Rubén López ni para Fabián González, que fue el mejor español en Londres y que también ha fichado por un club francés mientras negocia con la potente Liga alemana, el cheque es lo más importante: “No es solo por dinero”, dice el mallorquín; “este tipo de competiciones nos sirve para prepararnos para otras más importantes y además conoces gente y aprendes a desenvolverte mejor”. Néstor Abad recuerda que se sintió extraño la primera vez que viajó a Meda, una ciudad de algo más de 20.000 habitantes del norte de Italia, con un pabellón grande y que “se llena”. Para él, como para Christian Bazán, que también se ha estrenado esta temporada en Italia y que también se perdió los Juegos, es una oportunidad para ganar experiencia internacional y para disfrutar de su deporte. “A mí me gusta competir, me mantiene motivado”, dice Bazán; “y hacerlo ante 4.000 personas, con todas las entradas vendidas... Da envidia comparado con España”.

Lo que en temporadas pasadas era solo una anécdota, este curso es tendencia. Son seis los gimnastas del equipo compitiendo en estas ligas y otros, como el veterano Isaac Botella, finalista olímpico, buscan club. El seleccionador, Álvaro Montesinos, aprueba el plan de sus chicos, siempre que les sirva para ganar experiencia y seguir motivados: “Siempre es mejor que compitan a que solo se entrenen”, dice.

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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