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Sin Herrera y sin centrales

El Athletic padece la ausencia del jefe, y el Valencia, la de sus defensas titulares

Muniain y San José en un entrenamiento en Lezama
Muniain y San José en un entrenamiento en Lezamaalfredo aldai (EFE)

No se sabe qué pesará más en San Mamés, a la hora del vermut (12.00), si la ausencia de Ander Herrera para dirigir las operaciones estratégicas del Athletic en el centro del campo o la ausencia de centrales titulares en el Valencia de Ernesto Valverde, despedido de Europa por la puerta grande y por el Paris Saint Germain. Las ausencias interrogan siempre a los equipos en función de la jerarquía de los ausentes. Ander Herrera es el comandante en jefe del centro del campo en cuanto a las maniobras ofensivas del Athletic. Defensivamente, Iturraspe es su lugarteniente para salvar la retaguardia cuando el comandante se adentra en el terreno del enemigo. Pero Herrera está sancionado por acumulación de amonestaciones y dejará su lugar, previsiblemente, a San José, más acostumbrado a frenar las acometidas del rival que a facilitar las de su tropa. Sin Herrera, al Athletic la construcción del juego se le hace más cuesta arriba y acaba por convertirle en un equipo más previsible, más visceral si se quiere, pero clásico en su manera de atacar. Herrera es el inventor al que a veces se le chafan los inventos, pero de su chistera salen los conejos de la suerte que confunden al rival.

Sin João Pereira, Ricardo Costa ni Rami, Valverde apostará por la zaga que jugó en París

La imaginación recaerá en la capacidad de hacer diabluras por parte de Susaeta (250 partidos como rojiblanco le contemplan a sus 25 años) o Muniain (que regresa de su sanción). Sin Herrera, el Athletic es un misterio. A veces, Bielsa ha optado por colocar en su trono a Muniain, pero el navarro tiene demasiadas carencias defensivas y su afán por conducir la pelota no es la mejor solución para el pretendido fútbol fulgurante de los rojibancos.

Menos aún frente a un Valencia que tendrá dos focos sentimentales en San Mamés, ambos en el banquillo: Ernesto Valverde, uno de los entrenadores más queridos por la afición, y Quintanilla, un vizcaíno, hijo de Txirri, aquel central del Athletic que también jugó en el Betis, y que acude a la convocatoria del primer equipo por cuarta vez, aunque aún no ha debutado. En el entramado defensivo del Valencia se mezclan dudas y certezas. Las certezas están en la portería, donde Valverde ya ha dicho que puede cerrar los ojos y elegir a ciegas entre Guaita y Diego Alves porque va a acertar seguro. Tal es la confianza en ambos y la competitividad entre ellos que se ha adoptado una decisión democrática de repartirse los minutos. El asunto se zanjará al final de curso cuando el Valencia traspase a Diego Alves y haga caja con el portero más acreditado. Las dificultades se agolpan en la defensa. Sin João Pereira, Ricardo Costa ni Rami, Valverde apostará por la zaga que jugó en París, cogida con pinzas, pero que dio un resultado mejor de lo esperado. Víctor Ruiz hará pareja con el francés Mathieu. Ellos serán los guardianes de su excompañero Aduriz, últimamente con las uñas del gol demasiado cortas. La otra duda del Valencia es Soldado, que ha viajado con fiebre y su presencia está por decidir. Suyos fueron los tres goles en la rotunda victoria la pasada temporada en San Mamés, la tercera consecutiva que el Valencia lograba en Bilbao.

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