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Otros amores de leyenda

Canal + emite la película 'Hemingway y Gellhorn' realizada por la cadena estadounidense HBO

Gregorio Belinchón

Puede que los seres humanos seamos diferentes. O que los tiempos han cambiado y ya no hay espacio para vidas aventureras, genios deslenguados, amores voraces y conflictos bélicos motivados por la ideología, con unos buenos y unos malos claros. Ahora el adocenamiento que provocan los imperios económicos y los tonos grises que triunfan en la moral de la sociedad parecen imposibilitar personajes y relaciones como las de Robert Capa y Gerda Taro, Francis Scott Fitzgerald y Zelda Sayre o, la que nos ocupa, Ernest Hemingway y Martha Gellhorn. Volcanes en erupción, hombres y mujeres que dejan huella.

Hemingway y Gellhorn, la película que hoy emite Canal + a las 22.00, fue presentada en el último Festival de Cannes en la sección oficial fuera de concurso. Probablemente porque está producida por la cadena HBO, es decir, pensada para la televisión, aunque con cimientos cinematográficos: dirige Philip Kaufman —el autor de Elegidos para la gloria, La insoportable levedad del ser o Quills llevaba ocho años sin dirigir—, y como protagonistas tiene a Clive Owen y Nicole Kidman. Si el primero puede pasar como el Nobel de Literatura, la segunda no hace creíbles los 28 años que tenía Gellhorn cuando conoció a Hemingway, el epítome de la masculinidad —como ironizaba Allen en Midnight in Paris—, en Cayo West en Florida en 1936. La australiana lucha todo el metraje —y son 155 minutos— por insuflar vida a un guion cursi, en el que el escritor habla con frases sacadas de sus libros —y por tanto suenan de forma grandilocuente— y que encima es lastrado por una apuesta visual cursi (que juega con los sepias y con la inclusión de los actores en imágenes reales de época). A Clive Owen le toca arrancar el filme con la frase “Todo muere, amigo”, para seguir con perlas como: “No hay nada que escribir. Todo lo que uno hace es ponerse frente a la máquina de escribir y sangrar” o “Un hombre puede ser destruido pero no derrotado”.

Tras conocerse en Florida, la pareja se reencuentra en Madrid al inicio de la Guerra Civil española, junto a John Dos Passos, el cineasta Joris Ivens (¡al que encarna Lars Ulrich, el batería de Metallica!) o Robert Capa. Por supuesto, para acentuar la idea de la soledad de Gellhorn en un mundo de hombres, ni rastro de Gerda Taro. El amor —según el filme— llega cuando Gellhorn observa cómo Hemingway acompaña en sus últimos segundos de vida ¡al miliciano tiroteado de la fotografía de Capa! Después, el típico desfile de famosos como Orson Welles, Max Eastman o Chiang Kai-shek.

Gellhorn, convertida ya en la tercera esposa de Hemingway, se convirtió en una de las más afamadas cronistas de guerra. Ambos corren juntos aventuras bélicas y sexuales hasta que ella huye de su sombra y él se queda en Cuba haciendo... cosas de hombres. Están condenados a separarse, y, finalmente, Gellhorn a envejecer (por cierto, Nicole Kidman, maquillada, recuerda a Glenn Close) respondiendo preguntas sobre su exmarido hasta 30 años después de su suicidio. En fin, la Guerra Civil como siempre nos la han contado.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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