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PATXI LÓPEZ | 'LEHENDAKARI'

“Como decía Onaindia: ser vasco es muy ‘cansao”

Jesús Ruiz Mantilla
El 'lehendakari' Patxi López fotografiado en Comillas
El 'lehendakari' Patxi López fotografiado en ComillasLUIS ALBERTO GARCIA

Con su obsesión por la revolución de la normalidad, el lehendakari Patxi López se presenta en vaqueros y camisa para tomarse una cerveza antes de comerse unos jibiones en su tinta en casa de su madre. Con un ojo puesto en las elecciones vascas y otro en un hipotético futuro más allá, dice que acaba de llegar de Alemania donde no ha dejado de ver obra pública: “¿Por qué ellos pueden y nosotros no?”, se pregunta. Más tendente a resolver los conflictos políticos por la vía ideológica que identitaria, no muestra traumas por haberse divorciado del PP vasco. Lo suyo era sexo sin amor, que dijo Basagoiti, pero a él le queda mucho rock and roll en su carrera y en la vida.

Pregunta. Llama la atención el apellido maketo para un lehendakari. Ha acabado cuajando bien. No rechinará tanto el López cuando usted se postule para gobernar España.

Respuesta. López y Álvarez, mis dos apellidos, no tienen por qué no ser vascos. Es más, parte de la nobleza probablemente los llevara en mi tierra. El problema es cuando se utilizan los apellidos para determinar de dónde es uno. Cuando me eligieron secretario general del PSE publicaron una tira en un periódico en la que salía Aznar diciendo: “¡Cielos, un Patxi!”. Y Arzalluz por otro lado exclamando: “¡Cielos, un López!”. A mí me resulta una buena combinación.

P. Cualquier día nos sale un lehendakari mestizo.

DNI urgente

El lehendakari Patxi López, nació en Portugalete, Vizcaya el 4 de octubre de 1959.

Reconocido 'amante del rock', hace de 'dj' en las bodas de sus amigos.

R. O negro, como en Airbag. Hay ciudadanos vascos ya con todos los colores, todas las creencias y todas las ideologías, capacitados para ser lehendakaris.

P. ¿Qué es ser vasco?

R. Para cada uno, una forma diferente de entender sus raíces, sus sentimientos y la vida. No hay una identidad vasca, sino dos millones y medio a sumar y no a enfrentar. Lo malo es cuando unas ideologías prefieren lo último a lo primero.

P. ¿Por qué hay que ser vasco?

R. Decía Mario Onaindia que ser vasco era muy cansao. Eso de ser de una determinada manera todos los días y reivindicar algo. Pero hay veces que tenemos muy a gala ciertas características que bien llevadas podemos transformar en virtudes: somos gente seria, de compromisos, de cosas bien hechas, de esfuerzo, de rigor, y sabemos divertirnos también. Es una forma de ser, como ser socialista.

P. Pero hay un mundo entre lo identitario y lo ideológico; cuando ambos se mezclan se forma el lío.

R. Una cosa es más de tripas y otra más racional. Todo el mundo tiene una identidad, pero yo nunca la antepongo a unos principios que fueron los que me llevaron a hacer política. Prefiero la igualdad, la libertad y la solidaridad a un sentimiento identitario. Cuando haces lo contrario empiezan los problemas. Ahora está pasando muy desapercibido, pero Bildu está empezando a hacer censos para clasificar a los vascos…

P. No está mal que salgan con estas aberraciones, así se definen y luego la gente vota en consecuencia.

R. Estoy convencido de que el ciudadano empezará a valorar lo que significa un voto a Bildu a partir de estas cosas y la paralización que supone ante otros retos.

P. Ahora vamos con el ideólogo. ¿Qué puede hacer el PSOE para salir del hoyo?

R. Buscar cercanía con la gente, recuperarla. Me preocupa mucho definir un proyecto socialdemócrata en Europa. No existe frente al ultraliberalismo, dimitimos hace mucho tiempo los socialdemócratas, permitimos a la economía gobernar nuestras vidas y que el capitalismo nos fundiera. Hay que poner pie en pared. Defender el Estado del bienestar y delimitar las líneas rojas.

P. Le veo con ganas de asaltar el palacio de invierno.

R. No, no, no, en absoluto.

P. ¡Siempre dicen lo mismo!

R. Es que creo que eso es lo que hay que hacer.

P. Ya, pero Rubalcaba anda de salida y ustedes necesitan líderes con su edad y sus ganas.

R. Lo que necesitamos es no equivocarnos, pasos sólidos, tiempo y no patadas al aire, así que lo que hay que hacer es dejar trabajar al equipo de Alfredo.

P. Y que me dice de su relación con Basagoiti, el líder del PP vasco, que él definió como sexo sin amor, ¿se les ha bajado la líbido?

R. Pues si era sexo sin amor, el divorcio ha sido más fácil. Pero quiero ponerlo en valor porque nos ha permitido cambiar la deriva de la política en Euskadi. Antes todo era bronca y nosotros, con ese acuerdo, acabamos con eso. Buscamos la tolerancia cero frente a la violencia, la normalización y recetas propias contra la crisis, que han dado resultado, aunque luego se haya descolgado de ellas prefiriendo apoyar a su jefe.

P. ¿Por su desobediencia a todos los recortes?

R. Los gobiernos no deben ser insumisos. Hemos recurrido ante el Constitucional una medida que creemos que invade nuestras competencias. Si el Gobierno ataca la sanidad y desatiende a los inmigrantes irregulares por decreto nosotros haremos otro que asegure lo contrario para mantener las políticas de igualdad.

P. ¿Y el rock and roll?

R. Bien, gracias. Lo mío con el rock and roll parece que fue novedad, pero es casi vicio. Apilar discos y hacerme mis equipos de música, que el primero se lo compré a Almunia por 13.000 pesetas.

P. ¿Un lehendakari con vicio?

R. Sí, pero con este solo. Otros inconfesables no tengo.

P. Parece usted excéntrico de lo normal que es.

R. A veces me lo han dicho, que no me renta esa normalidad. Pero es que a mí no me sale ponerme en una peana. Es una forma de ser. Al principio se habló de la revolución de la normalidad. Es lo que hemos tratado de hacer.

P. ¿Qué es la normalidad? Porque Rajoy también la reivindica,

R. Pues la de un chaval que creció en la margen izquierda, que anda con la cuadrilla.

P. ¿Qué es una cuadrilla? Defínamela para el resto de España.

R. Pues esos amigos con los que te has criado y que sabes que te van a durar toda la vida. Aunque en la mía tengamos uno de Bildu, otro del PNV, alguno de Euskadiko Eskerra que no se integró en el PSE y un ácrata que ahora da clases en un colegio de monjas. Lo que no tenemos es a nadie del PP.

P. ¿Últimos descubrimientos musicales?

R. Snow Patrol, Maxïmo Park, y Placebo.

P. ¿Prepara sus discursos con rock an roll, en plan Phelps?

R. Depende, pero sí, a veces. Determina un estado emocional.

P. ¿En qué la cagó su partido?

R. En no explicar por qué había que hacer lo que hicimos, decisiones duras que luego supimos que no bastaban.

P. ¿Zapatero es un apestado entre los suyos?

R. Ni mucho menos. Se le valorará cuando pase el tiempo. Fue el presidente que amplió libertades y derechos como hacía tiempo. Fue un referente mundial.

P. ¿Hace mucho que no hablan?

R. Desde que no es presidente.

P. ¿Y luego dicen que no es un apestado? Si ni le llaman…

R. Me lo apunto. Hay que recuperar a los sabios, lo puse en marcha aquí y lo pienso poner…

P. ¿Cuándo? Qué lapsus.

R. Me gustaría que existiera a nivel nacional en mi partido… ¿O no sería bueno un consejo así con gente como Felipe? Lo retransmitiría por televisión.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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