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La decadencia de los polígonos se convierte en una losa para la industria

Cuatro de cada diez naves están vacías, en parte por la crisis y en parte por la falta de condiciones para hacerlas rentables

Josep Catà Figuls
Naves industriales en L'Hospitalet de Llobregat.
Naves industriales en L'Hospitalet de Llobregat.Carles Ribas

La modernidad de los nuevos centros de reparto de Amazon no representan, ni de largo, la realidad del sector industrial y logístico en el área de Barcelona. Pese a albergar más de 1.000 polígonos industriales, un 40% de esta superficie no tiene actividad económica. Algunos acusan todavía la crisis y otros la decadencia que los hacen poco rentables para los actuales tiempos que corren. La Diputación de Barcelona ha puesto en marcha un plan que repartirá 30 millones de euros entre los ayuntamientos para ponerlos al día, un plan que se suma a otros de la Generalitat y del Área Metropolitana.

El sector logístico está en auge, gracias a la llegada de las compañías de venta por Internet. La inmobiliaria especializada Prologis vaticina que en 2020 no habrá suelo logístico disponible. Sin embargo, el sector industrial se está quedando atrás. Entre las razones que explican el mal estado de casi la mitad de los polígonos industriales del área de Barcelona está el paso de la crisis económica. “En el cinturón de Barcelona está creciendo la demanda de naves industriales por parte de las empresas”, explica Carlos Rodríguez, director de la Unió de Polígons Industrials de Catalunya. “A pesar de que hay disponibilidad, porque muchas naves fueron abandonadas durante la crisis, es una oferta que no está en condiciones”, añade, en referencia a un dato que da cuenta del estado anticuado de los inmuebles: más de la mitad de los polígonos son anteriores a 1978.

Entre las preocupaciones de los empresarios está el alto coste de mantenimiento y las dificultades para que sean edificios eficientes a nivel energético. En algunas zonas, las más alejadas de los núcleos urbanos, hay además problemas en el suministro de servicios, especialmente el de electricidad. “Los cortes de luz pueden paralizar toda la actividad de una empresa, lo que se combina con gastos de mantenimiento y con la falta de seguridad ante los robos”, explica Rodríguez.

“Al final son gastos cuya responsabilidad es compartida, pero que acaban asumiendo los empresarios”, lamenta Marcela Véliz, de Pimec. Los empresarios asociados a la patronal catalana de pequeñas y medianas empresas se quejan de la mala imagen de los polígonos industriales: limpieza irregular y pocos espacios verdes. Así la competitividad y la captación de empresas es más difícil.

La antigüedad se añade a la falta de adaptación de las compañías y las administraciones a los cambios tecnológicos para desarrollar la industria 4.0. Los estudios y encuestas de organizaciones de empresas como Fepime indican que, a pesar de que la innovación tecnológica es una de las prioridades de las compañías, solo el 25,5% de las pymes tienen la fibra óptica instalada, una carencia que se hace muy evidente en los polígonos industriales, especialmente de zonas como Igualada, Ripoll o Garraf.

“A las operadoras no les sale a cuenta instalar la fibra óptica, lo cual tiene unas consecuencias deplorables para los empresarios: tenemos asociados que, para enviar y contestar correos electrónicos, se van a casa", asegura Véliz. En el polígono de Castellví de Rosanes, “hartos de intentar negociar con Telefónica, que presupuestaba en 1,5 millones de euros para instalar la fibra óptica, la instalamos por nuestra cuenta por 40.000”, afirma Véliz.

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Ayudas en beneficio de 6.000 empresas

El programa de 30 millones de euros de inversión de la Diputación de Barcelona espera ser una herramienta para aumentar la competitividad de 6.000 empresas y mejorar las condiciones de 120.000 trabajadores que trabajan diseminados por polígonos industriales. “Incentivaremos a los ayuntamientos para que mejoren los inmuebles, con un plan de 15 millones en 2017 y de 15 más en 2018. A eso se le sumará una parte de cofinanciación entre consistorios y empresas que puede llegar a ser de 15 millones más", explica Marc Castells, vicepresidente de la Diputación de Barcelona y alcalde de Igualada.

Precisamente en esta ciudad, el polígono industrial de Las Comas mejoró su pavimento gracias a un plan parecido puesto en marcha por la Generalitat, pero “todavía queda mucho por hacer”, reconoce Castells. Entre las mejoras previstas hay desde aceras, accesos, alumbrado, internet o la reutilización de agua. “Aunque hay buena voluntad, faltan medidas para acabar con los colapsos de los camiones a la entrada de las naves, o para facilitar el transporte público a los trabajadores”, dice Rosa Fiol, directora general de la Asociación Empresarial de L'Hospitalet y el Baix Llobregat, que forma parte de la organización Fepime. “Nos gustaría que la velocidad de las inversiones fuera otra, porque pasarán los años y estaremos peor”, añade. El alcalde de Igualada reconoce el débil esfuerzo que han hecho los Ayuntamientos para la modernización de las naves: “Hasta ahora no hemos invertido suficiente en el sector, nos hemos centrado en el urbanismo dentro de la ciudad. Queremos que cambie la tendencia, porque son zonas que crean riqueza y ocupación, no son el patio de atrás”.

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Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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