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Retorno al siglo XIX

La Ruta 2 de mayo llena las calles del barrio de personajes históricos a tamaño real y un menú de época

Varios turistas se fotografían con la estatua de María Luisa de Parma
Varios turistas se fotografían con la estatua de María Luisa de ParmaJaime Villanueva

Malasaña es uno de los barrios con más vida de la noche madrileña, pero hace más de 200 años en sus calles se vivió otro tipo de agitación: el levantamiento popular del 2 de mayo contra el ejército francés, que alumbró la Guerra de la Independencia. Para rememorar lo ocurrido en aquellos días, durante todo el verano los visitantes podrán ver a Napoleón Bonaparte, a Manuela Malasaña o a María Luisa de Parma a través de reproducciones a tamaño real y sin rostro en 41 comercios y bares del barrio dentro de la Ruta 2 de mayo.

Estas figuras ofrecen al turista la posibilidad de introducir la cabeza y posar como personajes de época. Además, en las fachadas de los edificios se han instalado carteles informativos sobre los acontecimientos de aquellos días, como la lucha en la Puerta del Sol o los fusilamientos del 3 de mayo. Se trata de una iniciativa de la asociación de comerciantes Vive Malasaña que ha contado con el apoyo del Museo de Historia de Madrid y del Museo del Romanticismo. Está destinada a fomentar el turismo diurno del barrio.

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“¿Quién será esta?”. “Yo creo que es la esposa de Napoleón”. Así reaccionaba una pareja de visitantes del barrio. La figura de la que hablaban era la de Josefina Martinica, que fue emperatriz de Francia y esposa de Napoleón y que ahora está en la calle de la Palma, frente a una sombrerería. A pocos metros, Manuela Malasaña da la bienvenida a los clientes del bar Amor. Algunos de ellos decidieron fotografiarse poniendo la cabeza tras la figura de la heroína de la Guerra de la Independencia.

“En este proyecto no hay ningún interés económico, el único objetivo es animar el barrio. Las figuras de los personajes y los carteles explicando los hechos históricos estuvieron instalados en el Museo de Historia y fueron un éxito”, explica Piedad López, coordinadora de la iniciativa. López destaca que ésta es el resultado del esfuerzo desinteresado de todos los comerciantes del barrio y destaca como punto fuerte el lenguaje coloquial que se utiliza en los carteles. “Tanto para el pueblo llano como para el regio”, explica uno de ellos. Se trata de la invitación de la pastelería La Vie en Doux a probar un menú de época inspirado en el siglo XIX. En este local recibe la figura de María Luisa de Parma, que fue reina de España. “Ninguno de mis hijos lo es de Carlos IV y por consiguiente la dinastía de Borbón se ha extinguido en España”, le dijo antes de morir María Luisa a su confesor, Fray Juan de Almaraz, según explica el cartel situado detrás de la figura.

Mientras algunos vecinos miraban la imagen tratando de averiguar de quién era, otros se acercaban a leer su biografía. “Los carteles están diseñados para que los visitantes sigan el orden de los acontecimientos. Además, aportan datos sobre los sucesos en los que estuvo implicado el personaje histórico en cuestión”, aclara López. A pocos metros, en la calle del Pez, está expuesta la figura de Napoleón Bonaparte en el interior de la autoescuela Malasaña, para sorpresa de los alumnos. “Pon cara de poderoso y la pose firme”, le recomendaba una mujer a un hombre situado detrás de la figura. “El proyecto está en su fase inicial. Queremos dar a conocer los edificios escondidos y las calles estrechas y llenas de encanto de Malasaña”, cuenta López. Además, están valorando añadir códigos QR y traducir al inglés los carteles informativos. “Tenemos la intención de convertir la ruta en algo permanente”, añade la responsable.

Un ‘brunch’ de hace doscientos años

La Ruta 2 de Mayo también tiene una parte gastronómica, relacionada con la dieta de hace dos siglos. Así, la pastelería La Vie en Doux (calle del Molino de Viento, 1) ha elaborado el Brunch del 2 de mayo (cuyo precio oscila entre los 10 y los 12 euros con vermú o vino).

A María Elvira Blanco y a Raúl, dueños del local, el diseño de la propuesta les costó horas de estudio sobre el siglo XIX. “Encontramos mucha información acerca de los alimentos que tomaban los reyes y los nobles, pero muy poco sobre lo que comía el pueblo”, afirma Blanco.

La cocinera destaca que ha intentado adaptar los platos tradicionales de aquella época a los tiempos modernos, y pone como ejemplo el humus de puchero de garbanzos o las migas del pueblo llano (elaboradas a base de quinoa y chorizo).

"Me llamaron la atención las llamadas folletases. Se trata de dulces que se parecen a las crêpes y que incluimos en el menú porque eran uno de los platos favoritos de la infanta María Josefa, una de las hijas de Carlos IV", aclara Raúl. El broche de oro del brunch es el que han bautizado como chocolate regio, que, según cuenta la dueña del local, "era lo que tomaban los reyes cuando hacían ayuno".

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