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El impacto del misil como obra de arte

Forensic Architecture expone en el Macba sus investigaciones sobre las mentiras de los Estados en zona de guerra

José Ángel Montañés
Reconstrucción de la destrucción que causa un dron misil tras entrar en una habitación.
Reconstrucción de la destrucción que causa un dron misil tras entrar en una habitación. Macba

Las imágenes de destrucción y muerte de conflictos como el de la guerra de Siria inundan a diario los hogares de todo el mundo generando al espectador insensibilidad ante la muerte y la destrucción. Sobre todo cuando las versiones oficiales de los estados implicados acaban explicando que los bombardeos estaban justificados, porque lo que aparentaba ser un hospital era, explican, una mezquita donde se radicalizaba a creyentes musulmanes, incluso cuando las cámaras instaladas en el centro muestran a los pacientes esperando ser atendidos en salas atestadas de heridos, como ocurrió a finales del año pasado en un bombardeo de la aviación rusa en la ciudad de Alepo. Suerte que hay grupos como Forensic Architecture, formado por artistas, arquitectos, abogados, periodistas, cineastas y activistas que cuestionan estas versiones e investigan, a partir de las imágenes y testigos presenciales la violencia que practican estados tan dispares como el ruso, el israelí o el sirio.

El Macba expone las maquetas, el análisis de vídeos, las cartografías interactivas, las imágenes vía satélites y otros recursos que permiten reconstruir la postverdad en la exposición Forensic Architecture. Hacia una estética investigativa, que abre hoy sus puertas hasta el 15 de octubre en el blanco edificio del Raval, comisariada por Rosario Güiraldes, en la que la metodología de trabajo y la investigación se convierten en una práctica estética.

El móvil, arma para la verdad

El teléfono móvil es para Forensic Architecture un arma para defender la verdad. En enero la policía israelí mató a tiros al beduino Yaqub Musa Abu al Qian, de 47 años, acusado de haber atropellado a un policía, en un atentado terrorista, según la versión oficial. Las imágenes grabadas por las personas que lo vieron todo demuestran que fue un accidente y que los policías dispararon antes al conductor que perdió el control de su vehículo y acabó chocando con el agente que controlaba el desahucio de los beduinos de la localidad de Um Al Hirán.

La agencia inglesa Forensic Architecture trabaja desde 2010 por encargo de organizaciones no gubernamentales como Amnistía Internacional y organismos como Naciones Unidas para denunciar cómo los estados explican y legitiman muchos de los hechos violentos que ocurren en los conflictos, en los que la violación de los derechos humanos se practica con impunidad. Sus investigaciones han estado centradas, sobre todo, en los ataques de drones estadounidenses en las fronteras de Pakistán y Agfanistán, en las torturas en la cárcel siria de Saydnaya o en el conflicto en la zona de la Franja de Gaza desde 2014. Una de las piezas más impactantes es la que reproduce a escala 1:1 una estancia atravesada por un dron-misil (un tubo de luz) reconstruido tras visionar un vídeo de 43 segundos de un bombardeo en la frontera de Pakistán y Afganistán. La pieza reconstruye cómo se esparcen los impactos proyectados por el dron en las paredes de la habitación y denuncia cómo los drones se han convertido en armas perfectas para evitar rastros en las imágenes de los satélites.

Enfrentamientos en el poblado de Umm al Hiran, en el desierto del Negev.
Enfrentamientos en el poblado de Umm al Hiran, en el desierto del Negev.Reuters

La entidad también analiza conflictos medioambientales y audita el comportamiento de grandes multinacionales, como en el caso de los incendios forestales intencionados de Borneo que tienen mucho que ver con la extensión del cultivo de aceite de palma.

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“En nuestras investigaciones el presunto criminal es el Estado, tanto si es el Kremlin, el Pentágono, el gobierno israelí o la policía mexicana”, explica el arquitecto Eyal Weizman, fundador de la entidad, que asegura que los estados suelen contestar a las acusaciones como un delincuente común: “evasivas, fingen, mienten, usan subterfugios y califican las acusaciones de propaganda o chismes”.

Indagando en el material del pasado o descodificando las imágenes oficiales, situándolas en el contexto real o analizando las grabaciones aportadas por la población a través de sus móviles cuestionan, denuncian y dan un giro de 180 grados a las explicaciones que los estados dan para legitimar sus acciones, muchas de ellas violentas, que acaban con la vida de muchas personas. El resultado de sus trabajos lo ponen a disposición de todos. “En el mundo actual la verdad es un campo de batalla y la investigación a través de referencias cruzadas de fuentes, imágenes, testigos y evidencias arquitectónicas exige más esfuerzo que la propagación de mentiras”, prosigue Weizman, tras recordar que hace unas semanas el gobierno de Trump dijo que un barco de guerra americano se dirigía a la península de Corea y en realidad siguió la dirección contraria, hacia Australia.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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