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LA NOCHE DE LOS LIBROS

Literatura a pie de calle

Escritores como Welsh o Baricco defienden el valor de la escritura en la sociedad actual dentro del programa de la XII edición de La Noche de los Libros

Durante unas horas de este viernes, Madrid ha pertenecido a las letras. La duodécima edición de La Noche de los Libros ha movilizado 221 librerías, 131 bibliotecas, 169 instituciones públicas y a 500 creadores a lo largo de la Comunidad. Y con escritores de la talla de Eduardo Mendoza, que recogió el jueves el premio Cervantes, Rosa Montero, Alessandro Baricco o Irvine Welsh saliendo a la calle. "Vale que la vida es lo que uno hace al levantarse cada día pero, cuando Proust te cuenta, tan bien escrito, que lo único vivo de veras es la literatura, cómo no tener tentación de creerle”, dijo Baricco.

El humorista y guionista Luis Piedrahita junto al escritor Eduardo Mendoza, ganador del premio Cervantes, en la Real Casa de Correos.
El humorista y guionista Luis Piedrahita junto al escritor Eduardo Mendoza, ganador del premio Cervantes, en la Real Casa de Correos. Luis Millán (EFE)

El cénit de la noche ocurrió cuando el periodista Manuel Jabois tuvo delante a Irvine Welsh, autor de Trainspotting. "Vivimos un momento inquietante", dijo Welsh, "y también portentoso, en el que los avances tecnológicos y el Big Data suponen lo que supuso la revolución industrial, cambios que avasallan el patrón anterior. Un momento en el que también los roles de género vuelven a romperse". El escritor británico dijo que siempre ha rehuído de la ciencia ficción porque la realidad era lo que le interesaba —un barrio como el suyo— y que ahora resulta que la ciencia ficción que desechó se ha vuelto tan real como sus vecinos, que en los ochenta se metían heroína. “Pronto tendremos que elegir entre autoritarismo o libertad. Sería creíble hoy que camináramos bailando hacia una cámara de gas”. Pero no habla con pesimismo, sino queriendo señalar que es en estos instantes cuando todo se puede hacer: “Lo que yo adoro es la página en blanco”.

Poco antes que él, Baricco quiso también pararse a hacer una lectura de la actualidad. Está escribiendo una segunda parte para su ensayo social Los Bárbaros (Anagrama, 2006). Desea saber cuántos de los pronósticos que hizo en ese libro se han cumplido. “Antes, un agente de viajes te reservaba un hotel y tú te fiabas de él. Ahora nos saltamos al intermediario en todo, y hemos pasado a confiar en el parecer de millares de personas que no necesariamente saben más que nosotros, que sin saber de cocina pueden tirar por tierra un restaurante porque el camarero no fue simpático. Y eso mismo está ocurriendo en política”. Tampoco él lo considera algo totalmente negativo: "No se viene abajo la civilización porque todo sea como en las redes sociales". Pero tiene tanta curiosidad como miedo por saber qué llega después. Él, por lo pronto, planea abrir otra escuela como la que ya dirige y en la que enseña a narrar: “Quiero abrir una escuela, privada y para librepensadores y escritores, en Cuba; ¿imaginan el escándalo? Si no lo consiguiera, me la traeré a España”.

A media tarde, con el sol aún en alto, una pequeña multitud se congregaba en la plaza del Rey. Chavales como recién salidos del instituto silbaban y aplaudían versos. Elvira Sastre leía su poema Somos mujeres: “Dos rodillas arañadas que resisten con valentía (…), tropiezo fruto de una zancadilla de otro, una piel obligada…”, recitaba. A la vez, una madre le explicaba a su hijo de qué hablaba la poeta, que formaba parte del programa Orgullo Poético, un poetry slam "en defensa de la igualdad, el respeto, la cultura, el progreso y los valores que han hecho de Madrid la capital del WorldPride 2017".

Tras la poesía se subieron a ese escenario dos grandes mujeres de las letras hispanas. Rosa Montero charló con el también escritor y guionista Daniel Gascón. Ella defiende que cuando escribe lo hace para “vivirse” dentro de mil vidas y que siempre busca una frontera nueva que arroje luz a cómo entiende el mundo. “Solo puede amarse bien y escribir bien siendo completamente libres”, dice sentenciosa. En su última novela, La carne (Alfaguara, 2017), una mujer al borde de los sesenta se pregunta si, con todas las cicatrices y el bagaje que le pesan, podrá encontrar por primera vez un amor real que no ha sentido nunca.

Elvira Lindo se expuso a las preguntas de sus lectores. Contó que cada uno de sus hermanos nació en el lugar donde se levantaba una gran obra pública en los sesenta, porque su padre era el que las auditaba. Se mudó diez veces antes de establecerse a los 12 años en Madrid y su padre le inculcó que debía apreciar hondamente cada lugar en el que residiera. Eso, dice, ha marcado todas sus historias, que llevan el cuño en el pasaporte del lugar donde fueron escritas. “Este año he decidido que ya no me moveré más. Mi sueño era estar lo más cerca posible de El Retiro y por fin lo he conseguido.”

Bibliotecas de toda la Comunidad de Madrid, editoriales y librerías han elaborado un programa extenso y con actos tan reseñables como una conferencia del gran sabio francés Bernard Pivot, en la fundación Alliance française, o las charlas sobre traducción literaria con el poeta Andrés Catalán en El Patio y Letropía. Este 2017, los libros y su gente quisieron rendir un homenaje insoslayable a Gloria Fuertes, que habría cumplido cien años.

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