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Crónica
Texto informativo con interpretación

Espiar

¿Cómo protegerse sin renunciar al móvil, al ordenador, al ipad o a la tarjeta de crédito?

Ramon Besa
El Mobile World Congress de l'any passat.
El Mobile World Congress de l'any passat.a. g.

Una señora tropieza en la calle, se da de bruces contra el bordillo de la acera y empieza a sangrar por una ceja. Aturdida, se repone poco a poco después de haberse incorporado con la ayuda de dos peatones y da las gracias. Asegura que se encuentra bien, no le da importancia a que sus gafas se hayan partido por la mitad y pide que no se llame a una ambulancia y menos a la familia. Lleva su propio teléfono móvil, pero lo tiene apagado y no piensa encenderlo. “Me lo puso mi hija para cuando salgo de casa; así me tiene controlada”, confiesa. “Ahora piensa que estoy en cama. No sabe que cada mañana me reúno un ratito con unas amigas; desayunamos y hacemos unas risas. Si lo supiera, no me dejaría ir; tendría miedo a que me pasara algo. Y, bueno, no ha pasado nada; me resbalé”.

No hay nada más preciado que la intimidad desde que vivimos en una caja de cristal. En la era de internet, se sabe todo de cada uno de nosotros por el rastro que dejamos en cada cosa que hacemos y por el ingenio de quienes viven de espiarnos, de manera que se impone tomar medidas si se quiere ser anónimo, ni que sea durante un rato. La tecnología nos ha cambiado la vida y ha modificado también las relaciones entre los padres y los hijos.

Hay historias que ponen los pelos de punta, alguna sorprendente, como la que le pasó a un cliente de Target, una de las cadenas de supermercados más grandes de Estados Unidos, competidora de Wal-Mart. El ciudadano norteamericano acudió de muy mal humor a la sede de la compañía en Minneapolis para pedir explicaciones al gerente por las ofertas recibidas por su hija en la cuenta del correo electrónico. “Ustedes me están tomando el pelo”, advirtió. “Mi niña tiene 14 años, acaba de empezar secundaria y le envían cupones para descuentos a fin de que compre ropa de bebé, pañales y una cuna. ¿Quieren estimularla para que quede embarazada?”.

El gerente tomó los cupones, consultó con el departamento de promoción y confirmó la información del cliente, al que en seguida pidió disculpas de forma reiterada. No acabaron aquí las excusas sino que ante la duda y el temor a que del encuentro se pudiera derivar una publicidad negativa, días después le telefoneó para volver a pedirle perdón. Apenas pudo hablar porque el padre le interrumpió: “Soy yo el que se tiene que justificar. Tuve una conversación con mi hija y me advirtió sobre cosas de las que no tenía noticia. El bebé nacerá en agosto”.

Target supo antes que los padres que su hija estaba embarazada. La empresa cuenta con un departamento denominado Analyctics que asigna a cada mujer un índice potencial de embarazo después de recopilar la mayor cantidad de información posible sobre los hábitos de compra. Así pudo detectar que una gran mayoría de las mujeres que adquirían lociones sin perfume y suplementos medicinales que contenían magnesio, zinc y calcio, parían al cabo de seis meses. La cuestión consistía entonces en delimitar posibles candidatas a ser madres y, con la idea de fidelizarlas como clientas, empezaban a enviarles cupones con descuentos sobre determinados productos relacionados con la maternidad.

Me lo cuenta el amigo Adrián Paenza, periodista argentino y profesor de universidad que divulga las matemáticas con tanto acierto que en 2014 mereció el Premio Leelavati. Residente en Chicago y gran conocedor de Maradona, cuando se deja caer por Barcelona no paramos de hablar ni de caminar. Necesito de sabios generosos como él para afrontar aquellos temas que me incomodan o sobre los que tengo una opinión confusa, como son las nuevas tecnologías.

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¿Cómo protegerse sin renunciar al móvil, al ordenador, al ipad o a la tarjeta de crédito? ¿Hay alguna posibilidad de no pasar por un mal educado cuando no se quiere responder a una encuesta para no facilitar datos? Y Adrián agranda mi vulnerabilidad cuando me sigue ilustrando con historias como la de un hacker de nombre Pablos Holman que comenzó una conferencia en Chicago después de descubrir cómo habían pasado la noche anterior los presentes que se habían alojado en su mismo hotel. Había intervenido la red por la que se conectaban los televisores de las habitaciones y después de ver que la mayoría disfrutaba de películas pornográficas les puso ante su sorpresa una sesión de dibujos animados.

Holman demostró con fotografías y videos que sabía de lo que hablaba y lo que hacía. Paenza conoce también a dos exalumnos suyos que fueron contratados por la NASA después de intervenir una de sus computadores y dejar la siguiente nota: “No queremos hacerles ningún daño sino advertirles de la fragilidad de sus sistemas de seguridad”. Ahora es Wikileaks quien denuncia que la CIA hackea los móviles justamente después de celebrarse en Barcelona el Mobile World Congress.

La moraleja dice que no se trata de correr más que el oso sino de ser más rápido que tu amigo cuando los tres os quedéis solos en el bosque. A mi me gusta perderme para así orientarme después como hace Xavi. Toda la vida he sospechado que si siempre sabía dónde ponerse en el campo para que le llegara la pelota al momento es porque era un excelente buscador de setas y un buen navegante que no precisaba GPS.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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