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ADOLF TOBEÑA | Psiquiatra

“Los secesionistas no están locos ni alienados, están enamorados”

El psiquiatra analiza en el libro 'La pasión secesionista' el independentismo desde la psicobiología y la neurología

Cristian Segura
Adolf Tobeña durante la entrevista.
Adolf Tobeña durante la entrevista.ALBERT GARCIA

Adolf Tobeña (Graus, Huesca, 1950) es catedrático de Psiquiatría de la Facultad de Medicina y del Instituto de Neurociencias de la UAB. Autor prolífico en el campo de las emociones, acaba de publicar La pasión secesionista (ED Libros), un trabajo que intenta explicar desde la psicobiología y la neurología la consolidación del independentismo en un movimiento de masas.

Pregunta. El preludio de La pasión secesionista dice: “El libro está dedicado a bucear en diversos vectores de la psicobiología del gregarismo, el etnocentrismo y la xenofobia, como resortes primordiales de los nacionalismos de base identitaria, pese a que se presenten con una impecable y engañosa modernidad”.

Respuesta. El origen del libro es acercarse al súbito ascenso del secesionismo catalán con herramientas de la psicología social, primero, y después con la neurobiología. Pese a que ha habido un verdadero ejército de intentos de análisis, desde la sociología, la economía, de los analistas políticos e historiadores, estos no tienen explicado el fenómeno. Tampoco se explican por qué, tras cinco años, no estalla la burbuja.

La generación Laporta- Guardiola-Puigdemont

Adolf Tobeña reflexiona en La pasión secesionista sobre el cambio de las élites en Cataluña, de los nombres que dominaron durante la Transición a nuevos referentes que han crecido en democracia. Tobeña la define como "la generación Laporta-Guardiola-Puigdemont", un sector en lo más alto de la pirámide social, con una edad que oscila entre los 45 y los 55 años, y que está liderando el proceso de independencia: "Ha crecido un cuerpo funcionarial nuevo, que está en puestos altos, que han protagonizado el proceso junto a empresarios nuevos y a una parte de las familias tradicionales, entorno a una administración regional potentísima".

El catedrático de la UAB lamenta, incluso encuentra extraño, que este “fenómeno” no se aproveche para ser estudiado académicamente: “Todos los departamentos de sociología de nuestras universidades deberían estar estudiándolo, pero no hay estudios sobre las nuevas élites. Tengo la sensación que se desaprovecha un campo de trabajo monumental para estudiar cosas vaporosas”.

P. ¿Sería útil estudiar desde la neurología y la psicología movimientos de masas como el independentismo en Cataluña o el 15M? En el libro explica experimentos desarrollados en Israel que parecen trasladables a nuestro momento.

R. Los israelíes han generado una tradición de estudios fronterizos de vanguardia, para estudiar fenómenos de psicología social sobre litigios grupales. Estudios sobre prejuicios, xenofobia, aprensión, la influencia de los símbolos, la tendencia del ciudadano a ayudar, a ser generoso o no según si el otro pertenece a los tuyos o no. Los académicos han aprovechado la fricción para realizar estudios de primer nivel. En España no se ha aprovechado.

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P. Otro estudio impactante que cita es cómo modificamos nuestra memoria por la presión del grupo.

R. Un individuo ve una película, al cabo de una semana la recuerda perfectamente, pero el grupo del experimento le dice que no es así, ¡y él cambia! El 48% se apunta al recuerdo de los demás. Es una técnica tradicional en el combate político.

“En el tablero político, ahora está muy de  moda  modificar el recuerdo”

P. El libro apunta que uno de los factores de éxito del independentismo es que los medios de comunicación partidarios de la ruptura con España están muy bien realizados. Si TV3, medio que usted destaca en especial, decidiera emitir de forma constante informaciones a favor de la unión con España, ¿la ciudadanía que la mira, cambiaría de opinión?

R. Por supuesto, y rápido, en cuatro o seis meses. Lo saben todos los publicistas. Si se quiere acentuar el elemento apetitivo de un producto, desde un objeto a la república perfecta, solo hay que insistir con una ingente promoción de la virtud con la que se vivirá en la república perfecta habitada por individuos perfectos. Los medios periodísticos más cercanos al carro secesionista han aprovechado una creatividad, una capacidad para generar productos atractivos, entretenidos, con diseño espléndido, coreografías magníficas.

P. Usted refuta el argumento de aquellos que califican de “locura” la irrupción de un independentismo masivo.

R. No hay ningún brote psicótico ni anomalía. Son fenómenos interesantísimos de la conducta normal y adaptativa de los grupos. Explico las ventajas. Cuando hay litigios, estos resortes se ponen al servicio de las posibilidades de victoria y de sometimiento de los otros. La intelectualidad española etiqueta el movimiento independentista catalán de delirio, de locura, intoxicación, pero no tiene nada que ver con esto, tiene que ver con la competición intergrupal.

P. El libro también destaca el cambio de paradigma que habrían experimentado pensadores como Josep Fontana.

R. Que un historiador que se ha pasado 40 o 50 años apuntado a tesis marxistas economicistas, de repente se apunte a versiones casi románticas de la cuestión, es un cambio monumental. Es paradigmático que toda una tradición historiográfica catalana, que se había apuntado al economicismo, ahora, sin avisar, se apunte a tradiciones épico-románticas, es espectacular. Por cierto, hágame la pregunta del subtítulo.

P. “¿El ímpetu secesionista nació a partir de un enamoramiento colectivo?”.

R. Es una conjetura más. El enamoramiento es una herramienta potentísima. Toda esta intelectualidad que intenta entenderlo desde el punto de vista de la obnubilación, la alienación, la intoxicación e incluso la locura, ¡no! Los secesionistas no están locos ni alienados, están enamorados; están profundamente enamorados de forma biológica.

“Se ha aprovechado la creatividad en el mundo del diseño y la publicidad, porque el país tiene mucho nivel en eso”

P. ¿Enamorados de qué o de quién?

R. De la república perfecta habitada por individuos perfectos.

P. ¿Enamorados de un ideal platónico?

R. Ni platónico ni romántico. Es una cuestión biológica profunda. El enamoramiento individual en el 99,9% de los casos no es loco; ya querrían los literatos que lo fuera, pero no lo es. Algunos enamoramientos llegan a ser locos, pero entonces es carne de los psiquiatras. En el 99,9% de los casos, el enamoramiento está al servicio de seducir y conquistar a un aliado firme por si hay prole y se cuida entre dos. Está montado por la biología en las especies que son como nosotros y en los pájaros, especies que son nombradas poligínicas imperfectas, para conseguir un aliado firme para tener cuidado parental de la prole. Y en el caso de los litigios intergrupales, para conseguir la victoria sobre los vecinos. Esto lo saben los líderes proféticos desde siempre.

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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario Avui en Berlín y posteriormente en Pekín. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.

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