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Encerrados con Pasolini

Las Naves presentan un espectáculo protagonizado por el pensamiento del escritor italiano

El director, Álex Rigola, y el actor Gonzálo Cunill.
El director, Álex Rigola, y el actor Gonzálo Cunill. Alba Pujol

Al final de su poema autobiográfico El poeta de las cenizas, Pasolini expresa su deseo de retirarse a componer música en un paisaje- señala el cineasta- que hubiera hecho feliz al poeta renacentista Ludovico Ariosto. El final del cineasta y escritor italiano estaría lejos de ese retiro idílico que enunciaba en su poema con su brutal asesinato en un descampado de la playa de Ostia la madrugada del 2 de noviembre de 1975. Dejaba como legado una obra de una belleza áspera y primitiva, polémica y perturbadora y la figura de un intelectual libre y ferozmente comprometido.

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Es este intelectual, marxista, homosexual y cristiano y bestia negra del establishment italiano, el protagonista del montaje Who is me. Pasolini, creación del dramaturgo Àlex Rigola, actual director de los Teatros del Canal, y que se podrá ver en escena a lo largo del fin de semana en el espacio de Las Naves, viernes, sábado y domingo, en diferentes sesiones. Estrenado en el pasado Festival Temporada Alta de Girona, Who is me. Pasolini, el espectáculo toma como punto de partida el poema Who is me. Poeta de las cenizas que el director italiano escribió entre 1966 y 1967, obra póstuma del cineasta que no se publicaría hasta 1980. Un texto autobiográfico donde Pasolini recorre su vida, los detalles más esenciales de su itinerario vital y creativo, con sus éxitos y fracasos, al mismo tiempo que apunta sus críticas sobre la sociedad contemporánea o la propia burguesía italiana objeto de sus diatribas más punzantes. Como señalaba Àlex Rigola con motivo de la presentación del espectáculo sobre la actualidad y carácter visionario del texto “Pasolini habla del momento actual, mientras habla de su época y lo poco que hemos evolucionado”.

Para entrar en la intimidad del cineasta y poeta italiano el montaje presenta una puesta en escena limitada a 30 personas por sesión, un reducido público que permanece “encerrado” en una caja de madera, como esos contenedores que guardan las obras de los museos, donde el actor argentino, Gonzalo Cunill, una actuación que ha merecido grandes elogios, toma las palabras de Pasolini, invocando el espíritu del director de Teorema y El Decamerón mientras se convierte en Pasolini. Un espacio de comunión entre el espectador y el pensamiento vital, poético y terriblemente crítico de Pasolini. “Esta caja-señala Rigola-nos permite ofrecer el poema en condiciones perfectas. Protege las palabras de Pasolini, las trata como el material sensible que son, y además, crea una relación perfecta con el espectador, se reducen las diferencias entre este y el artista”. “Asistimos a las creencias artísticas y personales de Pasolini, dándonos cuenta, precisamente, que no hay diferencias entre lo artístico y lo personal”.

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