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Un viaje por el desarrollo a orillas del asfalto

La A-92 es un elemento clave en el crecimiento experimentado en los municipios que atraviesa

Antonio J. Mora
Vista de la A-92 a su paso por Antequera (Málaga)
Vista de la A-92 a su paso por Antequera (Málaga)PACO PUENTES

La Autovía del 92 serpentea Andalucía de este a oeste como el río Guadalquivir. Por su cauce circulan más de 169 millones de vehículos de media al año, que van dejando atrás la campiña, campos de olivos, espacios naturales y hasta un desierto. Por delante tienen más de 500 kilómetros salpicados de localidades que han levantado a orillas del asfalto su tejido industrial. Un trayecto de unas cuatro horas que sirve de espejo para ver la transformación económica y social que ha experimentado la comunidad en estos 25 años. Un desarrollo en el que la A-92 ha sido un elemento clave. “Era una infraestructura absolutamente imprescindible y necesaria para un proyecto llamado autonomía”, afirma el profesor del departamento de Geografía Humana de la Universidad de Granada Luis Miguel Sánchez. “Su impacto económico es indudable. Y el objetivo de articular política y socialmente la comunidad también se ha conseguido”, opina el exconsejero de Política Territorial Jaime Montaner. “La A-92 ha revalorizado el papel de esas comarcas, de esas ciudades medias que se quedaron marginadas en la concepción radial desde Madrid”, apunta el profesor, quien resalta que las infraestructuras contribuyen “a reforzar una dinámica, pero no son la varita mágica”.

Las cifras

Recorrido. La A-92 recorre las provincias de Sevilla, Málaga, Granada y Almería. Tiene casi 435 kilómetros entre Sevilla y el límite con Murcia. A esta cifra hay que sumar más de 79 kilómetros de la llamada A-92 Sur entre Guadix y Viator (Almería).

Coste. La construcción de la autovía costó 682,14 millones de euros. Su conservación en estos 25 años suma más de 391 millones.

Puesta en servicio. En 1990 se inauguró entre Sevilla y Granada (256,9 kilómetros), en 1993 hasta Baza, en 1997 hasta Murcia, y en 2002 el tramo entre Guadix y Viator (Almería).

Un impacto “indiscutible”

La avenida de Andalucía en Sevilla se difumina con la A-92 sin que el conductor se dé cuenta. Las vallas publicitarias, los paneles informativos y los letreros de empresas se suceden antes de llegar a Alcalá de Guadaíra. “Es una de las localidades que mayor protagonismo ha ganado y que mejor ha sabido posicionarse”, apunta Sánchez. Y las cifras así lo demuestran. En estas dos décadas, Alcalá ha experimentado un crecimiento poblacional del 44% y ha multiplicado por tres el número de polígonos industriales, de seis a 18. “El desarrollo experimentado es indiscutible, y ahora mucho más con la SE-40”, explica el delegado de Política de Desarrollo del Ayuntamiento, Salvador Escudero, quien adelanta que se estudia convertir ese tramo de la A-92 en un bulevar comercial. “El objetivo es desviar los vehículos pesados por otras vías para evitar los atascos que se producen en diferentes puntos y convertir la autovía en una prolongación urbana de Sevilla, dotarla de esa vocación comercial que tiene la avenida de Andalucía”, explica.

Tras salir de Alcalá, la campiña comienza a tomar protagonismo interrumpida por mantos de olivos y estaciones de servicio en las que se repiten los camiones estacionados. Arahal, La Puebla de Cazalla, Estepa,... “El desarrollo que han experimentado estas localidades no se puede concebir sin la A-92”, asegura Sánchez. Y todo ello pese a las dudas que, en un primer momento, generó la obra. “Hubo que convencer a los empresarios de que era beneficioso desviar el tráfico de la antigua carretera nacional a la autovía. Es cierto que algunos bares pequeños de esa travesía tuvieron que cerrar, pero era lo mejor”, apunta Montaner, quien recuerda el peregrinaje de empresas del centro de Estepa al nuevo emplazamiento. “En su momento también se temió que cayera el número de turistas que, principalmente, nos visitan durante la campaña del mantecado, pero no fue así”, añade el alcalde, Salvador Martín.

Al calor de la A-92, Estepa cuenta hoy con dos polígonos industriales, que suman más de 150 empresas. “Tanto Arahal como La Puebla o Estepa, eran zonas que ya tenían una actividad, ya fuese el aceite, el mantecado… pero la rentabilidad de la producción y las posibilidades de expansión se abrieron con esta obra”, apunta Sánchez. “Antes de la A-92 podíamos tardar cinco o seis horas en llegar a Granada, ahora solo unas tres. Además, hoy cualquier vehículo puede hacer el recorrido; antes, debido a la sinuosidad de la carretera, no”, explica el presidente del Consejo Regulador de Mantecados y Polvorones de Estepa, Eusebio Olmedo.

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La A-92, desde el municipio malagueño de Humilladero.
La A-92, desde el municipio malagueño de Humilladero.P. P.

A unos 20 minutos, en el horizonte se descubren los molinos de un parque eólico. Y a unos cuantos kilómetros más, la Peña de los Enamorados. El asfalto conduce hacia la comarca de Antequera. “La A-92 y la A-45 han convertido esta zona en el pivote fundamental del desarrollo de Andalucía”, apunta la catedrática de Geografía Humana de la Universidad de Sevilla y exconsejera de Obras Públicas, Josefina Cruz. En estas dos décadas, esta vega anteriormente agrícola se ha ido transformando en un verdadero polo industrial con casi seis millones de metros cuadrados de suelo, estación de AVE incluida. Y acogiendo parques empresariales, polígonos industriales y centros logísticos de compañías como Mercadona, que en 2013 también optó por abrir otro centro de este tipo a orillas de la A-92 en Guadix. “Ambos emplazamientos son estratégicos para la compañía por estar en pleno nudo de comunicaciones, algo crucial para una mayor eficiencia logística”, defiende esta empresa, que en ambas zonas da empleo a 755 y 174 personas, respectivamente.

Este crecimiento también se ha vivido en municipios como Mollina, cuya población ha crecido un 59%. “Contamos con dos polígonos industriales que generan unos 200 empleos, y trabajamos para su ampliación”, explica el alcalde de Mollina, Eugenio Sevillano, quien confía en el impacto que puede generar el puerto seco proyectado en Antequera.

Que los márgenes de la autovía autonómica más larga de España se convirtieran en un imán queda patente en la historia de muchas empresas. Es el caso de Neumáticos Adrián Moreno, en Mollina. “Elegimos instalarnos cerca de la A-92 porque teníamos claro que se iba a convertir en un punto estratégico”, asegura la jefa de administración, Florentina Jordán, quien resalta que la compañía trabaja en Málaga, Granada y Almería. “Nos supone un ahorro de tiempo y costes muy importante”, añade. Según un estudio de Analistas Económicos de Andalucía, para el 40% de los empresarios la A-92 influyó a la hora de ubicar ahí su negocio.

Zona industrial de Antequera.
Zona industrial de Antequera.P. P.

Otro ejemplo de ello se encuentra en Loja (Granada). El empresario Francisco Martín decidió vender sus negocios y abrir un hotel con zona de servicio junto a la autovía: el Abades Loja. “Fue una apuesta arriesgada”, recuerdan sus hijos Julián y Antonio Martín. Pero acertada, tanto, que el grupo tiene otros dos establecimientos junto a esta vía: en La Roda y Guadix. “Se sabía que la A-92 sería el corredor natural de Andalucía. Comunicaría transversalmente la región y serviría de enlace entre el levante español y el sur de Portugal. El flujo de personas iba a ser importante”, explican.

La parada en la zona metropolitana de Granada demuestra, como dicen los expertos, que el desarrollo experimentado al borde de la A-92 es más palpable en estos núcleos. Municipios como Albolote, Atarfe, Santa Fe o Peligros han visto crecer tanto su población como sus empresas. “El mercado inmobiliario ha sido brutal en Víznar y Alfacar, que se han convertido en puntos de primera o segunda residencia”, asegura Sánchez. “En 10 de los 14 municipios de la comarca Vega-Sierra Elvira, el crecimiento demográfico ha sido del 80,5%, cuadriplicando prácticamente el de la comunidad”, explica el presidente de la asociación Promovega, Juan de Dios Jiménez, quien resalta la oferta de metros cuadrados de suelo industrial en municipios como Láchar (1,6 millones de metros cuadrados) o Chauchina (1,1 millones). “Además de la accesibilidad y el estar a 15 minutos del aeropuerto, estar junto a la A-92 es tener un escaparate las 24 horas del día que pueden ver miles de personas”, explica María Dolores Ruiz, de Cortijo Cuevas, productora y envasadora de manzanas y peras.

Movimiento demográfico

Tras salir de la capital, la travesía se complica al cruzar el parque natural de Huétor. Pocos conductores habrán olvidado los problemas en el tramo entre Alfacar y Diezma, que en estos años ha sumado la mayoría de las obras de reparaciones. Dificultades que también se reflejan en el desarrollo de esta zona. Desde la llegada de la autovía, Guadix ha perdido un 6% de población. “Quizás la A-92 ha servido para que mucha gente prefiera poner un negocio o vivir en Granada, que queda a solo 25 ó 30 minutos”, señala Sánchez. “Esto siempre es así, y no es solo cosa de la A-92, las infraestructuras acercan, dan más accesibilidad tanto para llegar como para irte”, apunta la catedrática. También han perdido población municipios como Cúllar (21%) o Gor (41%). “El pueblo tiene pocos recursos, un poco de agricultura, la gente es mayor... Muchos emigraron a Cataluña y vuelven por vacaciones”, explica José Antonio Jiménez, vecino de Gor y farmacéutico. “El efecto es congregar donde más hay. La autovía tiende a favorecer al que ya estaba en una posición de ventaja”, resume Sánchez.

Otro intento para llegar a Almería

La Autovía del 92 llegó a la provincia de Almería con una década de retraso. Y más de quince años después, aún está por concluir: resta su conexión con la capital almeriense. Tras anteriores intentos, la Consejería de Fomento ha anunciado para este año la licitación de la redacción de este proyecto, con un coste de 150.000 euros. “Esta obra constituye una demanda social de la capital”, afirma el departamento que encabeza Felipe López, que resalta que el proyecto resolverá los problemas generados ante el desarrollo urbanístico experimentado en la zona.

“El hecho de que la autovía termine en una rotonda ha provocado muchos accidentes en estos años”, apunta el alcalde de Viator, Manuel Jesús Flores. “Y sin olvidar el atasco que a primera hora de la mañana se produce en la zona cada día”, añade el presidente de la entidad de conservación del polígono industrial La Juaida, Miguel Fuentes.

La consejería apunta que el proyecto reúne todos los requisitos para ser financiado con fondos Feder.

En Guadix, la A-92 se divide en dos: hacia el norte para comunicar la comunidad con el Levante y hacia el sur para llegar a Viator (Almería). Por el norte, la carretera continúa hasta Vélez Rubio, situado junto al parque natural Sierra de María-Los Vélez. “En esta zona, al igual que en la sierra de Huétor, en el parque natural de la sierra de Baza, en la cara norte de Sierra Nevada, es imposible concebir el flujo turístico que se ha experimentado sin la A-92. Los que vivimos rodeados de contaminación podemos estar en una hora en medio de la naturaleza”, explica Sánchez. “En los últimos 10 años, el turismo se ha duplicado. Ha aumentado considerablemente el número de alojamientos rurales y hay proyectados otros tantos”, explica el alcalde de Vélez-Rubio, Miguel Martínez-Carlón.

Al filo de la cordillera Penibética y tras atravesar el desierto de Tabernas, la denominada A-92 Sur muere en una rotonda en Viator, donde duerme el proyecto de llegar a la capital almeriense. “El polígono La Juaida se desarrolló a la par de la llegada de la autovía”, recuerda el alcalde de Viator, Manuel Jesús Flores, quien apunta que la economía local se basa en el sector servicios. “La A-92 propició una mayor expansión y un crecimiento más rápido. Muchas empresas se dieron cuenta de que esta era una zona estratégica para establecerse. Sin la autovía, muchos empresarios no se habrían fijado en Viator”, reconoce.

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Sobre la firma

Antonio J. Mora
Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Fue redactor en la delegación en Andalucía durante más de seis años y, actualmente, es portadista web. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Málaga y Máster de periodismo de EL PAÍS, también trabajó en Diario Sur e Infolocalia. En 2009, ganó el premio nacional Alma de Periodista.

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