_
_
_
_
_

Clamor multitudinario para acoger refugiados

Bajo el lema '¡Basta de excusas, acojamos ahora!', unos 160.000 ciudadanos, según la Guardia Urbana, se manifiestan por las calles de Barcelona

Manifestación a favor de la acogida de refugiados en Barcelona.Vídeo: Massimiliano Minocri | Gianluca Battista

Con la mirada puesta al Mediterráneo, decenas de miles de voces clamaron ayer en Barcelona por un cambio en las políticas de fronteras y de refugio de la UE. Bajo el lema Queremos acoger, una marea de personas —160.000 personas, según la Guardia Urbana— recorrió el centro de la ciudad hasta la playa del Somorrostro, en el barrio de la Barceloneta, para exigir al Gobierno que “cumpla los compromisos de acogida” de refugiados. Según el acuerdo adoptado hace un año y medio por los países miembros de la UE, España debería haber acogido a 17.000 personas, pero sólo ha aceptado a poco más de 700. En Cataluña, en concreto, sólo se ha cubierto un tercio de las 1.250 plazas para acoger refugiados.

La manifestación, en la Via Laietana.
La manifestación, en la Via Laietana.Álvaro Aranguren

Desde la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, que participó en la marcha, hasta el arzobispo de Barcelona, Joan Josep Omella, que la apoyó con un comunicado. Familias enteras, entidades sociales, sindicatos y representantes de casi todos los colores políticos —excepto el PP—, se unieron ayer a la multitudinaria manifestación que reclamó, a voz en grito, que el Estado abra la puerta a los miles de refugiados de países en guerra que piden asilo en Europa. “Barcelona vuelve a ser, como en otras ocasiones, no solo capital de Cataluña, sino de la solidaridad, del compromiso, de la defensa de los derechos humanos y de la paz”, se felicitó Colau.

Una marea de banderines y carteles azules, como el color del mar en el que fallecieron 5.079 refugiados en 2016 y más de 250 en lo que va de 2017, arrancó desde la céntrica plaza de Urquinaona y recorrió la Vía Laietana y parte de la fachada marítima de la ciudad. Basta de excusas, acojamos ahora, rezaba el cartel que, en manos de un grupo de refugiados, encabezaba la marcha.

“Hay que pensar en los demás. Si no se abren las puertas, esas personas que sólo buscan un futuro mejor no podrán hacer nada. Nada”, explicaba en un catalán perfecto Kissima, un gambiano de 23 años que llegó a Llagostera (Girona) en 2010. En la primera línea de la manifestación, Òscar Camps, director de ONG Proactiva Open Arms, que rescata personas en el Mediterráneo, se mostraba contundente: “Hoy ha hablado el pueblo, hasta ahora solo lo habían hecho los políticos para justificarse”. Pocos metros atrás, otros colectivos como los representantes de los vendedores ambulantes ilegales de Barcelona, el autodenominado Sindicato Mantero, coreaban la consigna más repetida: “¡Queremos acoger!”.

Entre la multitud también había algunos rostros conocidos como el periodista Jordi Évole o el cantante Manolo García. Tampoco faltó una potente comitiva de representantes políticos y del Gobierno catalán. La consejera de Presidencia, Neus Munté, y la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, coincidieron en destacar el “compromiso” de Cataluña con la acogida de refugiados. Además del consejero de Salud, Toni Comín, y el de Asuntos Exteriores, Raül Romeva, en la marcha también participaron representantes de los partidos políticos, como el líder del PSC, Miquel Iceta; el diputado de ERC en el Congreso Gabriel Rufián; la diputada de la CUP Gabriela Serra; el eurodiputado de ICV, Ernest Urtasun, o la diputada de Ciutadans Sonia Sierra.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

160.000 asistentes

La Guardia Urbana cifró en 160.000 los asistentes, aunque la organización, la campaña unitaria Casa Nostra, casa vostra, elevó la cifra a 300.000 personas. Números aparte, el recorrido acumuló algunos tapones que obligaron a los manifestantes a permanecer parados durante mucho tiempo. De hecho, tal fue la aglomeración en la plaza de Urquinaona que cuando la cabecera llegó al final del recorrido —dos horas después de haber arrancado—, todavía cientos de personas estaban en el punto de partida.

La marcha sirvió de colofón a una campaña que ya celebró semanas atrás un concierto solidario y recogió hasta ayer 70.000 firmas. El acto terminó mirando al mar, con los asistentes escoltados por el Astral, el velero de lujo reconvertido en salvavidas con el Proactiva Open Arms salió al Mediterráneo a rescatar refugiados.

Durante los parlamentos, el coordinador de la campaña, Rubén Wagensberg se felicitó de haber logrado “la manifestación más grande de Europa en apoyo a las personas refugiadas”, aunque lamentó que mientras marchaban por Barcelona, más de 100 refugiados habían desaparecido en el Mediterráneo.

Wagensberg tampoco escatimó reproches a la Unión Europea, a quien exigió que “deje de gastar dinero en vallas” y los destine a la recepción de refugiados. Además, pidió a la UE que “sancione a los estados que incumplan los compromisos” de acogida, como España. Según los últimos datos de la Comisión Europea, a principios de mes, los países miembros sólo se han repartido el 7% de los 160.000 demandantes de asilo que acordaron acoger desde Grecia e Italia.

Reunión con Puigdemont

Los organizadores de la manifestación se reunieron ayer en el Palau de la Generalitat con el presidente Carles Puigdemont para exigir “un gran pacto social” en favor de la acogida de refugiados.

Wagensberg afirmó que, precisamente porque existe “un amplio consenso en Cataluña para exigir que los compromisos se cumplan y que se otorguen los visados”, es necesario un “pacto social” de la ciudadanía y las instituciones catalanas para “ir a Madrid, a Bruselas o donde sea necesario a reclamar que vengan de una vez por todas las personas refugiadas”. Wagensberg advirtió, no obstante, de que al ‘Govern’ y a los ayuntamientos les queda “mucho trabajo por hacer para ser de verdad una tierra de acogida”.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_