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El Plan Alquila de la Comunidad se hunde hasta sus cifras más bajas

Los contratos gestionado en 2016 fueron 3.521, un 72% menos que en 2012

J. A. Aunión

El Plan Alquila de la Comunidad de Madrid, nacido en 2008 para intentar dinamizar el mercado de arrendamiento de viviendas, está en sus horas más bajas. Este servicio público de gestión e intermediación entre propietarios e inquilinos tramitó el año pasado 3.521 contratos (935 nuevos y otros 2.586 de renovación), la cifra más baja registrada y un 72% por menos que los 12.770 contratos de 2012. La oposición reclama recuperar los incentivos para los dueños de pisos que se recortaron en 2013. El Gobierno se ha comprometido a volver a impulsar el plan.

Un hombre coloca un cartel de alquiler en una vivienda de Madrid.
Un hombre coloca un cartel de alquiler en una vivienda de Madrid.Samuel Sánchez

En la web del Portal de Vivienda de la Comunidad de Madrid aparecen los datos de evolución del Plan Alquila, que se puede ver en el gráfico que acompaña a este texto. Sin embargo, un portavoz de la Consejería de Transportes y Vivienda insiste en que en su departamento “no están seguros” de que la cifra publicada sea la definitiva de 2016. En todo caso, admite una bajada importante que achaca a que en la mayor parte del año —desde marzo— no se pudo renovar el acuerdo con la empresa que ayuda a gestionar esos contratos, por lo que lo tuvieron que hacer únicamente los funcionarios en lo que el Gobierno calificó como “servicios mínimos”. La culpa de que no se pudiera renovar, asegura, fue de la oposición en la Asamblea de Madrid, que bloqueó la partida de 2,5 millones de euros con la que debía hacerse. No obstante, ese contrato se ha renovado por fin este enero.

Sin embargo, preguntado por el descenso que ya fue muy llamativo en 2015 (de un 55% desde 2012, 7.000 contratos menos), el mismo portavoz lo achaca a “las variaciones del mercado del alquiler”. Lo cierto, en cualquier caso, es que la curva estadística del Plan Alquila empezó su cuesta abajo en 2013, justo cuando el servicio dejó de ser gratuito para comenzar a cobrar 190 euros a los propietarios que se adhiriesen a la iniciativa. No solo eso, aquel mismo año se habían empeorado las ventajas de acogerse al plan: el seguro de impago, que garantiza que el dueño cobra aunque el inquilino deje de abonar la renta, se redujo de dos años a uno y se suprimió el otro seguro, el de multirriesgo del hogar, y el servicio de puesta a punto de la vivienda.

Desde la oposición, el socialista Daniel Viondi protesta por las justificaciones que ofrece la consejería. Asegura que, cuando se retiraron los fondos de 2,5 millones de euros —la intención era pagar con ellos los retrasos acumulados a las ayudas para la colocación de ascensores en comunidades de vecinos—, los grupos no sabían que esa partida estaba originalmente destinada a los planes de vivienda. Y el Gobierno no se lo explicó, añade: “Además, podían haber transferido los fondos de otro sitio y tampoco lo hicieron”. Esto ocurrió en octubre, cuando el Gobierno regional aprobó una partida de 2,6 millones para el servicio de apoyo de labores de información y atención al público en la Oficina de Vivienda para los años 2016, 2017 y 2018.

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Para el socialista, la razón del hundimiento de las cifras es, simple y llanamente, el empeoramiento de las condiciones. “Era un buen instrumento para los madrileños que buscaban una vivienda en alquiler, pero se está quedando obsoleto e ineficaz debido a la retirada de garantías tanto a inquilinos como a propietarios. Mientras el alquiler de vivienda crece en Madrid más que en ninguna región, el Plan Alquila cada vez concierta menos alquileres”, asegura. “Si Cristina Cifuentes no recupera las condiciones que retiró su antecesor en el Plan Alquila, va camino de desaparecer”, concluye.

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De estas condiciones no menciona nada el portavoz de la consejería, pero sí habla de su intención de dar un nuevo impulso al plan, entre otras cosas, para tratar de alcanzar la cifra que se marcaron como objetivo para esta legislatura de contratos gestionados por el plan: los 100.000. Ahora van por el entorno de los 80.000 (sumando para cada año tanto los contratos nuevos como cada renovación anual).

Más incentivos

Ese nuevo impulso es precisamente lo que le pidió la Asamblea de Madrid al aprobar (con los votos de PSOE, Ciudadanos y Podemos) una moción el pasado diciembre en la que instaban al gobierno regional a poner en marcha “medidas que incentiven a los propietarios de viviendas desocupadas a su inclusión en el mencionado plan, acompañado de mayores garantías al propietario y al inquilino”.

Además, el plan, con más presupuesto y mejores condiciones, puede servir “para contrarrestar esa tendencia que va más en muchos barrios en la que toda la oferta se va para alquileres y turísticos”, dice Marco Candela, de Podemos. Ese tipo de alquiler vacacional, de la mano de plataformas como Airbnb, está haciendo cada vez más difícil para gran parte de la población vivir en muchos barrios. “No solo en el centro, sino cada vez más también en las afueras, en Villaverde, en Carabanchel...”, asegura. Según la Asociación Empresarial Hotelera de Madrid, la oferta de vivienda turística de alquiler en la Comunidad se dobló en 2016, hasta alcanzar las 80.000 plazas.

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Sobre la firma

J. A. Aunión
Reportero de El País Semanal. Especializado en información educativa durante más de una década, también ha trabajado para las secciones de Local-Madrid, Reportajes, Cultura y EL PAÍS_LAB, el equipo del diario dedicado a experimentar con nuevos formatos.

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