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Comienza el juicio contra el acusado de abusar de 13 menores

Era profesor del colegio Vallmont y la acusación particular reclama 91 años de cárcel

Alumnos en una clase del colegio VallmontFoto: atlas | Vídeo: ATLAS

La Audiencia Provincial comienza hoy a juzgar al profesor del Colegio Vallmont de Villanueva del Pardillo (Madrid) Carlos R.I., acusado de trece delitos continuados de abusos sexuales a menores de trece años durante los años 2010 al 2015, para quien el fiscal pide 71 años de cárcel.

En el escrito de acusación, la fiscal reclama indemnizaciones que oscilan entre los 1.500 y los 3.000 euros para cada uno de los trece menores perjudicados, de forma que el total asciende a 27.600 euros.

Las familias de los menores piden hasta 91 años de cárcel para el docente, por trece delitos sobre menores de entre ocho y once años con carácter continuado y reclama una indemnización en concepto de responsabilidad civil de 10.000 euros para cada una de las víctimas.

Por su parte, la defensa del acusado pedirá la libre absolución del profesor en base a un informe pericial que cuestiona los relatos de los menores.

La vista oral se celebrará ante la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Madrid, presidida por la magistrada María Luisa Aparicio, la misma sala que recientemente juzgó el caso del Madrid Arena y al presunto pederasta de Ciudad Lineal.

La vista se desarrollará en siete jornadas que comienzan hoy con la declaración del acusado, Carlos R.I., de 34 años, que permanece en prisión provisional desde el 27 de febrero de 2015 en la cárcel de Valdemoro (Madrid). Desde entonces ha solicitado sin éxito hasta en cuatro ocasiones su puesta en libertad.

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Esta previsto que en la fase testifical comparezcan 32 testigos y que en la pericial lo hagan nueve expertos, de forma que el juicio quede visto para sentencia el próximo 2 de febrero.

La Fiscalía señala en su escrito de acusación que el acusado, en su doble condición de tutor y profesor de 3ª y 4º de Primaria, se aprovechó de la confianza y admiración que despertaba en los menores para "satisfacer sus más reprobables instintos sexuales".

Su actividad delictiva seguía siempre un patrón muy similar en todos los casos. Mientras impartía clases a niños de 8 y 9 años, llamaba a un determinado alumno y le pedía que se acercara a su mesa para corregir un dictado o los deberes.

Después, invitaba al menor a sentarse sobre sus piernas y "aprovechando que lo que pasaba sobre la mesa del profesor no podía ser visto por los demás alumnos", realizaba tocamientos por encima de la ropa del menor o metía su mano por dentro del pantalón y el calzoncillo.

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